El escritor suizo Joël Dicker habló sobre su nueva novela El caso Alaska Sanders con la cual cierra la trilogía de Marcus Goldman, un libro que cronológicamente se coloca en medio de las otras dos entregas de esta saga.
Ciudad de México, 12 de julio (SinEmbargo).– Marcus Goldman está de vuelta con una historia que sucede a los hechos narrados en La verdad sobre el caso Harry Quebert y que al mismo tiempo antecede a El libro de los Baltimore. En esta ocasión, el joven escritor se reunirá con el sargento Perry Gahalowood y con los fantasmas de su amigo Harry Queber en torno a un feminicidio ocurrido en New Hampshire y narrado en El caso Alaska Sanders (Alfaguara).
“Yo realmente quería escribir una segunda parte, pero me dije ‘voy a esperar algunos años para escribir esta segunda parte, esta segunda novela, y por eso después escribí el tercer tomo que es el Libro de los Baltimore, un tercer tomo cronológicamente porque El caso Harry Quebert ocurre en 2008-2009, El libro de los Baltimore en 2012 y El caso Alaska entre 2010 y 2012. Esto me permite hacer una trilogía en el sentido de que uno es la continuación del otro, pero al mismo tiempo me permitió escribir tres libros que se pueden leer de manera independiente”, comentó Joël Dicker, el autor de esta saga, en un encuentro con medios hispanoamericanos.
La publicación de esta novela se da una década después del caso Harry Quebert, que convirtió a Joël Dicker en un fenómeno literario global, traducido a 42 idiomas y con más de 15 millones de lectores. En esta entrega, el escritor suizo construye “una intriga que alterna varias líneas temporales” y en la que recupera a Marcus Goldman, al sargento Perry Gahalowood y a Harry Quebert “unos meses después del final de La verdad sobre el caso Harry Quebert”, reseña la editorial.
“Después de Harry Quebert había dos cosas importantes para mí, en primer lugar se trata de dos historias de amistad, la amistad de Marcus Goldman y Harry Quebert, que llega al principio del libro a un momento álgido, pero al final del libro en cierto modo se ha roto; y una segunda historia de amistad entre Perry, el policía, y Marcus, y empieza justo al revés, es una amistad que empieza con grandes dificultades porque Perry y Marcus se encuentran en una investigación y al principio están en una situación de conflicto, a Perry no le gusta Marcus, no tienen ninguna razón para ser amigos, pero al final de libro, la aventura, la investigación, les une, hace que brote la amistad, entonces yo quería saber qué pasaba con sus amistades”, ahondó Joël Dicker en la charla con los medios.
Dicker explicó que siempre imaginó que habría una secuela directa después del caso de Harry Quebert, pero después de haber escrito ese libro y de pensar en una continuación lo que no previó era el éxito que vendría: “no era imaginable, es decir, se trata de una novela que yo publiqué después de varios intentos infructuosos y de repente un editor que no era muy conocido, con ventas que no era muy buenas… yo no tenía ninguna razón para creer que Harry Quebert tuviera un éxito enorme, entonces me concentré en escribir”.
En esta segunda parte de la trilogía, Joël Dicker relata el asesinato de la joven Alaska Sanders, cuyo cuerpo es encontrado el 3 de abril de 1999 al borde del lago de Mount Pleasant, una pequeña localidad de New Hampshire. La última persona en verla con vida es su empleador, quien le pide cerrar la tienda que tiene junto a la estación de gas. Se despide de ella para acudir a una cena con su esposa y al regresar al siguiente día enfrentará la sucesión de hechos sobre el feminicidio de la joven.
“Todos los días en Europa, y en América Latina también, todos los días, cada minuto, hay una mujer que es asesinada, por su marido, un hombre, por alguien, y sencillamente esto ocurre porque es mujer y porque es víctima de violencia. No creo que sea anecdótico elegir a mujeres víctimas de violencia, refleja tristemente la realidad, es así el mundo en el que vivimos, es una situación insoportable y esto es una forma de expresarlo. Yo creo que lo que es importante en una novela es el eco que el texto tiene en los lectores y en general ese eco resuena con el propio lector y si una no tuviera una actitud moralista, no funcionaría, porque a la gente que moraliza nadie la escucha. Ahora bien, si uno llama a la reflexión, hace que el lector se pregunte sobre cuestiones más importantes, yo creo que el eco es mucho más fuerte, esta es la gran fuerza de la literatura”, expresó Dicker.
El autor explicó que eligió llamar a su personaje Alaska porque buscaba un nombre diferente que retuviera la atención, “entonces me imaginé muchos nombres y de repente se me ocurrió el nombre de Alaska, porque Alaska tiene una parte atractiva, salvaje, además es muy bonito, no lo conocemos bien, es misterioso y pensaba que ese nombre iba bien”.
Cuestionado sobre si realiza algún tipo de investigación antes de escribir, Joël comentó que en El caso de Alaska Sanders o cualquier otra novela policiaca que es ficción pura, “no hay que hacer ningún tipo de documentación porque sino vas a estropearlo todo, hay que dejarse ir y yo creo que si el lector conecta mucho con el libro, seguramente es porque hay una veracidad en los lugares”
“Hay otro elemento, se trata de investigaciones que en gran medida lleva a cabo un policía pero también Marcus que no tiene ninguna formación policiaca ni tiene nada que ver con los policías y entonces, es una investigación que podría hacer cualquier persona de una forma muy artesana, es decir, un papel, un cuaderno, un bolígrafo y va interrogando gente, no hay tecnología policial, no hay nada de las técnicas policiales de investigación, esto lo que hace es que la novela esté por encima de cualquier cosa tecnológica y hace que la novela tenga todo un barniz muy humano de los pies a la tierra”, añadió.
En relación al paralelismo entre él y su personaje Marcus Goldman, Joël Dicker reconoció que se encuentra un eco de su persona y ante la cuestión de si habrá o no más de este escritor con tintes detectivescos en el futuro, compartió:
“No lo sé, quizá nunca, quizá en un futuro, es difícil saberlo. La verdad es que no lo sé, si lo supiera se los diría, por supuesto que si tuviera intención de escribir otro libro de Marcus Goldman lo diría tranquilamente, pero no lo sé, pero como no lo sé no quiero hacer promesas en un sentido ni en otro porque esas promesas irían en contra de mi libertad como escritor, yo quería escribir una trilogía, la trilogía ya está hecha o sea que el proyecto ya está acabado. Ahora bien, si un día voy a querer añadir un libro a la trilogía dentro de un años, dos años, cinco, veinte, no lo sé, ya veremos”.