La apnea del sueño, conocida como "enfermedad del oyente", es una interrupción en la circulación del aire a los pulmones durante el sueño y puede conllevar a desarrollar diversas enfermedades, tales como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o arritmias.
Madrid, 13 de mayo (Europa Press).- La esfera del sueño está siendo una de las más afectadas por la pandemia y se ha visto interrumpida al pasar más tiempo en casa. Tenemos insomnio por la situación, dormimos peor. Pero también se están viendo casos de apnea del sueño, un trastorno del sueño que si no se trata puede afectar al cuerpo y a la mente.
"La apnea del sueño es una enfermedad muy frecuente que afecta a las personas mientras duermen. Consiste en una parada total o parcial del aire que habitualmente entra y sale de nuestros pulmones, lo que denominamos 'paradas respiratorias'. Los síntomas más frecuentes son el cansancio intenso y la tendencia a quedarse dormido en las actividades de la vida cotidiana, incluso mientras conducimos", describe la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Actualmente, en España hay 600 mil CPAP colocadas (dispositivo para tratar la apnea) y se sabe que hay más de dos millones de personas que necesitan tratamiento por apnea del sueño, según reconoce en una entrevista con Europa Press el doctor Carlos Egea, miembro de la SEPAR, pero también de la Sociedad Española del Sueño (SES), y gran experto en esta patología.
A su juicio, la apnea obstructiva del sueño, como así se llama, está "infravalorada", e "infradiagnosticada", al mismo tiempo que supone una patología que "puede cambiar el curso de nuestra vejez".
Desde la SEPAR señalan en este sentido que hasta hace relativamente poco tiempo no se daba importancia a roncar o a tener problemas durante el sueño, por lo que las personas no consultaban a su médico. "Además, aspectos muy importantes de la enfermedad no se han conocido hasta fechas recientes por lo que tampoco el personal sanitario podía estudiarla. Se calcula que en España hay entre uno y dos millones de personas que la padecen, y sólo un 10 por ciento están diagnosticados", agrega.
El problema en la apnea consiste, según el doctor Egea, en que el maxilar inferior se retrocede, la lengua sigue estando del mismo tamaño, y los tejidos que se encargan de mantenerla rígida durante el día se relajan por la noche y se colapsan. "En unos genera ronquido, mientras que en los extremos más importantes se cierra la vía aérea durante 10 segundos, justo el tiempo que le cuesta al cerebro el darse cuenta de que se ha parado", detalla el también jefe de la Unidad de Sueño de la OSI del Hospital Universitario de Araba (Vitoria).
Eso sí, según aclara, se necesitan al menos 15 eventos respiratorios por hora para diagnosticar que hay una apnea obstructiva del sueño. Por debajo de esa cifra, según mantiene, la repercusión de esas paradas respiratorias en la salud del paciente en el largo plazo no serán tan significativas.
"Se llama la enfermedad del oyente porque casi siempre está sospechada por la pareja porque oye que la persona con la que duerme ronca. Pero a veces también va más allá del ronquido y se produce una parada respiratoria, que en la mayor parte de veces es evaluada por la pareja. Por ello, si la pareja identifica esas paradas respiratorias durante el sueño, y luego la persona se levanta cansada, con somnolencia durante el día, falta de atención, incluso problemas de hipertensión, puede tratarse perfectamente de un caso de apnea", detalla el doctor Egea.
Así, advierte que en el largo plazo la apnea ocasionará un envejecimiento menos saludable en general, problemas cardiovasculares y cerebrovasculares, hipertensión, o falta de atención, y en los niños se tendrá un "empeoramiento de los recursos de la inteligencia porque el aprendizaje se retiene por la noche y el sueño estará comprometido si hay apnea".
Desde la SEPAR advierten de que una apena no tratada puede conllevar el desarrollo de diabetes, hipertensión, ictus o accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardiovasculares o arritmias.
MÁS FRECUENTE EN HOMBRES, Y TAMBIÉN CON LA EDAD
Por otro lado, Egea añade que es una enfermedad más frecuente en hombres y conforme avanzan los años, porque disminuye la tensión de los músculos que sujetan a la mandíbula; pero eso no quita para que haya niños que fruto de amígdalas grandes tengan apnea, y también la padezcan jóvenes, según precisa.
Sobre su causa, el experto en apnea del sueño subraya que existe un componente genético detrás, y por el que heredamos cuál es la estructura de nuestra cabeza, igual que heredamos el color de los ojos, pues también la forma de nuestra cara. Con ello aquellos que padecen retrognatia mandibular (una deformidad dentofacial) o bien problemas nasales, que podrían favorecer la apnea, lo pueden llegar a transmitir a sus hijos: "Conforme avanza la edad la identidad genética predispone a ello, pero también la obesidad, el tabaco, o el alcohol".
En cuanto al tratamiento, el experto de la SEPAR reconoce que a día de hoy no tiene curación definitiva, si bien el tratamiento más extendido es el empleo de las llamadas CPAP, una máquina que a través de una mascarilla transmite por la nariz un flujo de aire suave y continuo que mantiene las vías aéreas abiertas y permite respirar mejor. Existen en la actualidad otros tratamientos alternativos.
También existen otros dispositivos que colocan los dentistas para evitar el retroceso de la mandíbula por la noche para eliminar las apneas y sus factores de riesgo, según añade.
"El sueño puede contribuir a que envejezcamos mejor. Por eso todas las patologías del sueño deben ser tratadas, al igual que conservar horarios regulares, nuestra alimentación, o el hacer deporte. Hemos encontrado una píldora mágica para encontrarnos mejor en el día a día y envejecer mejor, el sueño. Y la apnea del sueño es uno de los componentes que debemos solucionar para un mayor descanso y un envejecimiento saludable", sentencia el doctor Egea.