La salida de José Manuel Mireles Valverde del penal federal de Nayarit cierra un ciclo de encarcelamientos a líderes de autodefensas. Hace un año y un mes, la dirigente de la policía comunitaria Nestora Salgado salió del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan. La estadía en prisión de la líder guerrerense dio paso a que el Comité Nestora Libre contabilizara entonces alrededor de 500 presos políticos en México. A diferencia de anteriores movimientos, particularmente en el sur del país, Manuel Mireles despertó nuevamente los aires de autodeterminación comunitaria en medio de un territorio asediado por el crimen organizado.
El 30 de junio del 2014 el entonces comisionado para el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, anunció la detención de Mireles. La versión oficial indicó que el vehículo en el que se transportaba fue asegurado con 30 mil pesos, 4 bolsas de mariguana y una de cocaína, y armas de uso exclusivo del Ejército.
De lo que los defensores de Mireles tachan haber sido una celada, hoy el líder continuará su proceso judicial fuera de prisión. Una condicionante que pareciera alejarle de viejas empresas. Sin embargo, especialistas consultados ven que las causas que detonaron la organización de autodefensas aún persisten.
Ciudad de México, 13 de mayo (SinEmbargo).- Un irreconocible José Manuel Mireles sin bigote pareciera ser el más notorio de los cambios transcurridos durante tres años en cautiverio. El líder autodefensa que puso en jaque al Gobierno federal y al narcotráfico, seguirá desde este viernes su proceso judicial en casa.
Ahora el doctor se ocupará de su salud. Tres preinfartos, un infarto y una diabetes derivaron en que lo primero que hiciese al salir del penal “El Rinconcito” fue asistir a un chequeo médico.
“Debido a mi condición de salud no puedo ni darme el lujo de tener resentimiento contra nadie”, dijo minutos después de salir de prisión en una entrevista telefónica con la periodista Carmen Aristegui.
A sus 58 años la aparente condición de debilidad de Mireles disipa por ahora las preguntas sobre si retomará las causas de lucha social que lo volvieron un héroe en aquellos lugares donde el Estado parece haberse olvidado de la población.
En cambio, dadas las condiciones de precariedad e inseguridad, un eventual resurgimiento de movimientos autodefensas en México no ha quedado disipado, de acuerdo con el profesor Tomás Guevara de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
“Lo interesante sería rastrear en la percepción de la gente si se sigue pensando que hay intromisión de grupos ajenos a la comunidad que representan una postura distinta en términos de valores. Posibilidades para el surgimiento de autodefensas van a seguir existiendo, van a seguir siendo un proyecto realmente alternativo”, dijo Guevara.
Dicha percepción de que los operadores del crimen son intrusos no existe en otras entidades, como Sinaloa, por el proceso de identificación con la población que han logrado alcanzar algunos cárteles, ejemplificó.
Michoacán es una historia diferente. Actualmente, gobernada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), tenía hasta el 2014 al 59.2 por ciento de su población en condición de pobreza.
Una situación que se había venido agravando con el tiempo; en el 2010 el porcentaje era de 54.7 por ciento.
En ese contexto el narcotráfico eligió Michoacán para anidar y las disputas, según los autodefensas, iniciaron junto con el siglo XXI.
Como Consejero General del Consejo Ciudadano de Autodefensa de Tepalcatepec, Mireles explicó en el 2013, cuando la situación llamó la atención nacional, el porqué los pobladores decidieron armarse ante la amenaza del crimen organizado.
“Empezaron a meterse con la familia. A violar niñas de 11 y 12 años. Nada más en mi secundaria, motivo por el que soy parte del Consejo Ciudadano, en el mes de diciembre [2012] fueron violadas 14 niñas en Tepalcatepec entre 11 y 12 años”, dijo Mireles en un video difundido en Youtube.
Ante tal situación, el 24 de febrero del 2013, Tepalcatepec se convirtió en el noveno municipio de la entidad que se levantó en armas contra los cárteles del Caballeros Templarios y otros grupos.
Las cuotas de extorsión generalizada que pesaban sobre distintas actividades productivas como la ganadería, carnicería y tortillería no fueron el detonante de la revuelta. Sino los innumerables agravios a la población, insistió Mireles en su mensaje.
“Llegaban a tu casa y te decían me gusta mucho tu mujer, ahorita te la traigo. Pero mientras me bañas a tu niñas, porque esa sí se va quedar conmigo varios días, y no te la regresaban hasta que estuviera embarazada. Ese fue el detonante, porque así como le llegaban a la gente más rica de los ranchos, le llegaban a los pobres”, detalló Mireles en dicho video.
El auge llegó conforme la seguridad se hizo notoria. Los autodefensas aseguraron que en 3 meses no volvió a haber incidentes de violación, secuestro ni ejecución en el municipio.
Pero, de acuerdo con la versión de los autodefensas, la situación sufrió un retroceso cuando llegaron las Fuerzas Armadas, operativos que presagiarían la intervención federal que vino después, en el 2014.
Salvador Maldonado Aranda, profesor del Colegio de Michoacán, apuntó que Mireles encabezó la representación e los autodefensas en los procesos de negociación con el Gobierno federal que implicaban la desmovilización de los autodefensas mediante acuerdos que incluso fueron escritos.
Entre esos acuerdos, uno de los más importantes era hacer un proceso de limpia de autodefensas cuyos grupos habían sido infiltrados por el crimen organizado, mismos que fueron señalados por Mireles, explicó.
“Cuando se da el ultimátum el 1 de mayo del 2014, para que todos dejaran las armas, y se iniciara el proceso de legalización de grupos de autodefensa para convertirlos en Fuerza Rural , en ese momento Mireles rompió los acuerdos, y dijo que él no iba a ser comparsa del Gobierno porque la legalización claramente estaba sesgada hacia el reconocimiento de ciertos grupos que mantenían, a su juicio, ciertos vínculos con el crimen organizado”, detalló Maldonado.
La ruptura dio paso a trabajos de Mireles, independientes del Gobierno, con otros grupos de autodefensas. Y la división de los movimientos de autodefensas se tornó indetenible.
Maldonado detalló que una corriente se agrupó con el Gobierno federal, liderados por Estanislao Beltrán, alias “Papá Pitufo”, y Luis Antonio Torres “Simón El Americano”. Otra corriente lo hizo alrededor de Mireles.
“Esa escinsión colocó a Mireles en una situación de confrontación con el comisionado y el proyecto que tenía de legalizar los autodefensas hasta que llegaron a tal nivel las cosas que cuando Mireles pretendió tomar el puerto de Cárdenas fue aprehendido”, relató el profesor del Colmich.
Por su parte, los procesos de legalización y de actuación de la Fuerza Rural, cuerpo de policías comunitarios que el Gobierno utilizó para incorporar a los autodefensas tras un proceso de selección, fueron vistos de forma “ambigua”, explicó Maldonado.
“Se formó un grupo apartado. Es decir, no eran policías directamente reconocidos por secretarías de Seguridad Pública Estatal”.
Durante su estadía en prisión Mireles dirigió varios mensajes a medios de comunicación en los que aseguraba contar con poco acceso a los tratamientos de salud que requería.
Más aún, su propia ubicación fue motivo de disputas judiciales. Mireles fue enviado al penal de Hermosillo, Sonora, y luego, en noviembre, al “Rinconcito”, el penal federal de Nayarit, en vez de a uno más cerca de sus familiares como lo hubiese sido el Centro Federal de Readaptación Social número 17 CPS de Michoacán.
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Su detención el 27 de junio del 2014 se antoja como para algo más que un acto de injusticia.
“Es paradigmático porque Mireles fue un líder que vio una injusticia en su aprehensión y esta injusticia a todas luces era excesiva, porque nunca se le comprobó ningún cargo que haya ameritado tanta violencia de Estado. Y es paradigmático porque en un principio el movimiento de autodefensas surgió en algunas de las regiones más golpeadas por el crimen organizado, surgió con intereses genuinos, que desafortunadamente con el paso del tiempo sufrió procesos de infiltración”, dijo el investigador.
La violencia en Michoacán pareciera haber ocupado la ausencia que dejo Mireles. Una vez fuera de escena y terminado el mandato del Comisionado Federal Alfredo Castillo Cervantes, los índices de homicidio se han vuelto a desbordar.
El 2015 cerró con 777 homicidios dolosos, una cifra que parecía encaminada hacia la paz, al ser 14 por ciento menos que en el 2014; pero que no desembocó en ese resultado deseado un año después. En el 2016 los asesinatos intencionados aumentaron 65 por ciento.
Asimismo, la presencia de nuevos actores tuvo lugar. El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) tocó las puertas de Michoacán y éste les dejo entrar.
En agosto del 2015, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos catalogó al CJNG y Los Cuinis, como dos de los cárteles emergentes en México gracias a la corrupción y la violencia.
“En años recientes hemos visto una tendencia creciente en la erosión de los cárteles históricamente poderosos junto al surgimiento de nuevos cárteles de la droga como el CJNG y Los Cuinis. Estas dos organizaciones han expandido rápidamente su imperio criminal en años recientes”, dijo entonces John E. Smith, director de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC).
Por el contrario los autodefensas a tres años de la intervención federal en Michoacán se han visto diezmados.
¿Qué sucedió con los autodefensas tras la ausencia de Mireles?
“El rechazo al modelo de policías comunitarias se dio particularmente en la costa de Michoacán. Estos grupos han seguido relativamente controlando sus espacios frente a la posible infiltración del crimen y no se ve en el corto plazo qué va a suceder con estos grupos en cuanto a se resisten a formar parte de un cuerpo policial estatal”, dijo Maldonado.