Los cárteles quieren el control de los territorios, coinciden analistas, y así se expanden en batallas colosales que incluyen alianzas o exterminios con grupos más pequeños.
Por Gardenia Mendoza
Los Ángeles, 13 de abril (La Opinión).– La balacera se desató en un epicentro de vendimias del estado de Chiapas, al extremo sur del país. No era la primera vez, pero las cosas se habían calmado y nadie esperaba que se repitiera en el mercado José Castillo Tielemás, de San Cristóbal de las Casas, una ciudad turística de esas que visitan los extranjeros atraídos por las artesanías indígenas y la comida típica.
Pero ocurrió el pasado Sábado Santo, un año después del primer incidente. Los minutos de horror quedaron documentados en distintos videos que se montaron en las redes sociales, donde se observa gente corriendo en todas direcciones, puertas de negocios azotadas para cerrar a cal y canto y así poner el dedo en la llaga:
Hasta en el último rincón del país se disputan el control las dos organizaciones criminales más poderosas del país: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que han dejado en la presente administración política más de 135,000 muertos y se perfila como la más violenta de todos los tiempos.
Los dos gigantes quieren el control de los territorios, coinciden analistas, y así se expanden en batallas colosales que incluyen alianzas o exterminios con grupos más pequeños.
Según el mapa del informe “México: Organizaciones del Crimen Organizado y el Narcotráfico”, elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, advierte, que actualmente el CJNG es dominante en Baja California Sur, Nayarit, Jalisco, Colima y Querétaro. Mientras el Cártel de Sinaloa es dominante en Sinaloa y Durango. El resto del país, lo pelean en una sangrienta afrenta que va de Quintana Roo a Baja California; de Sonora a Zacatecas; de Oaxaca a Chiapas.
La disputa incluye ataques a civiles como en el mercado de Chiapas o los cuerpos desmembrados de pequeñas poblaciones rurales, lugares donde hace pocos años era “impensable” ver escenas impactantes de decapitados en exhibición y carnicerías humanas al estilo de las películas de la Europa medieval o autos y tiendas incendiados; bombazos y balaceras contra civiles, niños, mujeres, ancianos.
¿Qué explica el incremento de la rivalidad entre los dos cárteles? Para algunos analistas de la inseguridad y la violencia, como Rubén Aguilar, fundador de Afan Consultores Internacionales, la escalada es producto de la estrategia actual que pretende dar un foco diferente a la “guerra” frontal emprendida en 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón y siguió Enrique Peña.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador explica su política frente al crimen en dos frases coloquiales que se han hecho famosas: “Abrazos y no balazos” y “No hay que utilizar la violencia, porque esta genera más violencia”.
Sin embargo, para el analista Aguilar, los líderes de los grandes cárteles entienden que no van a ser perseguidos y atacados por las fuerzas de seguridad del Estado y quieren gozar de esa situación en los territorios en los que operan.
“La propuesta del actual presidente (de no confrontación) les resulta muy atractiva. Les dice que no hay que usar la violencia porque tienen el espacio abierto, para realizar sus actividades”.
Para otros observadores, como Eduardo Guerrero, de Lantia Consultores, una agencia de análisis de seguridad desde hace más de una década, lo que no se quiere el gobierno actual son confrontaciones directas que deriven en más matanzas, con ejecuciones extrajudiciales masivas. Guerrero cree que el problema es multifactorial y viene de tiempo atrás. Cita por ejemplo la estrategia de algunos gobernantes de pactar con las organizaciones criminales y permitir que éstas impongan candidatos.
“En Lantia teníamos una lista de candidatos a alcalde en las últimas elecciones con presuntos vínculos criminales, eran entre 30 y 40 candidatos. La mitad ganaron la elección y ahora son alcaldes”.
De esta forma, precisa, los capos ganan las elecciones y eso ha provocado la construcción de monopolios del crimen locales que pacifican la zona, pero pervierten la democracia y la operación de las agencias de seguridad y, cuando no tienen el control político, apuestan por ataques a la población para generar miedo e inconformidad hacia los gobernantes.
“Desde el Alcalde, al Gobernador y hasta el propio Presidente”.
EMPODERAMIENTO
A San Cristóbal de las Casas, los cárteles llegaron vestidos de negro, en caravanas, fanfarroneando armamento de uso exclusivo del ejército, según crónicas de la prensa local. Fue la tarde del 14 de junio de 2022. Hicieron bloqueos y dispararon al aire y no hubo respuesta de las autoridades. Después vino el primer ataque al mercado mercado José Castillo Tielemans.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) —en documentos filtrados en el escándalo conocido como Guacamaya Leaks — el Cártel de Sinaloa, mantenía la hegemonía en Chiapas hasta que murió el operador local Gilberto Rivera y coincidió con las ambiciones expansivas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Actualmente municipios como Comitán, La Trinitaria, Frontera Comalapa, Amatenango de la Frontera, Tapachula y Suchiate son un fuente constante de nota roja como muchos municipios del país y más allá de las fronteras.
El Informe Mundial sobre Cocaína 2023 de la Organización de las Naciones Unidas, una parte importante de la violencia en América Latina relacionada con el narcotráfico se debe a la rivalidad entre los aliados locales de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación que se ha afianzado en México con redes de alianzas muy especializadas con grupos locales.
“Estas colaboraciones suelen ser muy dinámicas e inestables… ¡pero sirven para ganar territorios!”.
ESTRUCTURAS
Tras la extradición de Joaquín “El Chapo Guzmán”, el Cártel de Sinaloa se fraccionó en cuatro grupos: el de los hijos conocido como “Los Chapitos”; el de Ismael “El Mayo” Zambada, por quien el Departamento de Estado de EEUU ofrece cinco millones de dólares; el de Rafael Caro Quintero, conocido como el “narco de narcos”, arrestado en julio de 2022, y el de Aureliano “El Guano” Guzmán Loera, hermano del Chapo.
Sobre el CJNG, documentos de la Guardia Nacional filtrados a la prensa nacional se detalla que cuenta con una estructura paramilitar con ocho brazos armados, cada una con funciones específicas, pero solo se han arrestado a cinco integrantes de una cúpula de más de 40 líderes encabezada por Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, el principal prófugo.