En Contra el silencio, de Asbel Hernández, encontrarás un abanico de historias que, aunque muy diversas, están conectadas por los recuerdos, la muerte y el suicidio.
Por Diana Ramírez Luna
Ciudad de México, 13 de marzo (SinEmbargo).– Adentrarse a las páginas de Contra el silencio (Abismos editorial), de Asbel Hernández, ganadora del premio Lucien Freud de psicoanálisis y cultura, es navegar en medio de un mar nocturno, oscuro, hostil.
Entre los temas más recurrentes de la queretana se encuentra la figura de la madre como un ser oscuro que incluso ocupa el rol de antagonista, donde a su vez, el padre figura como salvador. Acaso su formación como psicoanalista juega un papel determinante dentro de la narrativa de Hernández, pues tópicos como los recuerdos, la muerte, el suicidio y los finales en sus diferentes modalidades ocupan un lugar preponderante dentro de esta obra, que vio la luz en 2018.
A lo largo de este conjunto de 16 relatos encontrarás un abanico de historias que, aunque muy diversas, están conectadas por los temas que ya se mencionaron. Así, no podemos dejar de comentar el relato que le da nombre al libro, “Contra el silencio”, donde se explora la oscuridad materna y las diferentes formas en que la memoria se hace presente. “Recurrir a la memoria me ayuda, porque encuentro allí a otra madre, una madre amorosa”.
“La mirada entraba y salía por aquellos resquicios que atrapaba en cada movimiento y abertura de mi sexo deseoso de él, como rayo de sol que toca tierra fértil”, nos dice Asbel en “Encuentro memoria”, donde explora esa primera sexualidad femenina a través de alusiones a La odisea, al hacer una comparación de la protagonista con Penélope. Con frases certeras que rozan lo poético, la queretana arriba también en el plano de la memoria: “Guarda ese recuerdo, es un tesoro. Un juego donde los cuerpos de carne y hueso no se encontraban: ver y no tocar”.
Tanto “Sombra de octubre” como “La oscuridad de las caídas infinitas” son cuentos que abordan el tema de las despedidas, los finales y los límites, siempre desde la postura de quien decide irse. La cotidianidad es otro de los ingredientes fundamentales de ambos textos, pues aparece como el entramado que nos lleva a entender lo difícil de las decisiones que toman los personajes.
“Voces enlutadas” es quizá uno de los relatos más crudos del libro, debido a que hunde el dedo en la llaga de la pobreza, el hambre y el anhelo de aquello que aparece inalcanzable ante nosotros, pero que nos lleva a preguntarnos si habríamos actuado distinto; si habríamos sido más fuertes.
En “Final gourmet” se conjugan la ternura y la repugnancia, pues a lo largo del relato somos testigos del genuino sufrimiento de una cocinera que termina sus días de manera denigrante.
Contra el silencio es, sin duda, un libro tan oscuro como impredecible que, como extra, nos ofrece un maravilloso arte en la portada, de manera que sólo me resta invitarlos a adquirirlo, ya sea en Amazon.com o en librerías El Sótano.