Trump tiene debilidad por “los vetos migratorios, los muros, las restricciones comerciales y la ruptura de acuerdos de cooperación”, e intenta aplicar el mismo guión al coronavirus, según Doris Meissner, experta en la política migratoria de Estados Unidos en el Instituto de Política Migratoria (MPI), con sede en Washington.
Por Lucía Leal
Washington, 13 mar (EFE).- Ha definido el COVID-19 como un “virus extranjero”, vetado la entrada a millones de extranjeros y aprovechado para promocionar su muro con México. La crisis del coronavirus ha sacado punta al nacionalismo de Donald Trump, que insiste en la idea de un Estados Unidos “puro” frente a un mundo amenazante.
“Este es el esfuerzo más agresivo para enfrentar un virus extranjero en la historia moderna (de EU)”, dijo Trump en su discurso de este miércoles, en el que culpó a China y Europa de la propagación del coronavirus en su país y anunció un veto a los viajes desde 26 países europeos que entra en vigor esta medianoche.
En plena campaña electoral, Trump se escudaba así en el adjetivo “extranjero” para empujar más allá de sus fronteras la responsabilidad sobre una crisis que aún promete empeorar en Estados Unidos, y aprovechaba, de paso, para incidir en una de las ideas que más motivan a su base de votantes.
“(Trump) ha gobernado exclusivamente a base de convertir cada asunto en un ‘nosotros contra ellos’, y también lo está haciendo con esta peligrosa epidemia. La está usando para intentar explotar un sentimiento antiextranjero”, dijo a Efe un profesor de ciencias políticas en la Universidad George Mason (Virginia), Bill Schneider.
“Eso no sirve para unir al país, sólo para apelar al ala derecha” de su partido, añadió.
UN ESTADOS UNIDOS “PURO Y AMENAZADO”
Desde que lanzó su primera campaña presidencial en 2015, Trump ha “narrado la historia de un Estados Unidos puro, pero amenazado desde el exterior”, recordó a Efe una experta en la retórica del Presidente, Jennifer Mercieca, que es historiadora y profesora en la Universidad de Texas A&M.
El ejemplo más notable es su veto a la entrada al país de los ciudadanos de cinco países de mayoría musulmana, pero Trump también ha perfilado un Estados Unidos “amenazado por los inmigrantes indocumentados, por gobiernos extranjeros o por el globalismo”, recordó Mercieca.
Durante la campaña previa a las elecciones legislativas de 2018 en Estados Unidos., Trump describió como una “invasión” la oleada de indocumentados centroamericanos que se dirigían a su país y llegó a referirse a algunos de ellos con la palabra “infestar”, que evoca a patógenos o insectos.
Y esta misma semana, la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, defendió que habría “amenazas a la salud pública” de EU si se permitiera la entrada en el país de los miles de inmigrantes que esperan en México a que se tramite su petición de asilo.
En ese contexto, “tiene sentido que Trump incluya la amenaza del COVID-19 en su discurso ya consolidado sobre la pureza de Estados Unidos y sus amenazas extranjeras”, opinó Mercieca.
UN GUIÓN DIFÍCIL DE AJUSTAR AL CORONAVIRUS
Trump tiene debilidad por “los vetos migratorios, los muros, las restricciones comerciales y la ruptura de acuerdos de cooperación”, e intenta aplicar el mismo guión al coronavirus, según Doris Meissner, experta en la política migratoria de Estados Unidos en el Instituto de Política Migratoria (MPI), con sede en Washington.
“Sin embargo, en un mundo globalizado, la enfermedad no puede contenerse con ese tipo de medidas”, explicó Meissner a Efe.
Quizá por eso, porque el coronavirus ya hace mucho que llegó a Estados Unidos y sigue expandiéndose por todo su territorio, un ex asesor de Trump criticó este jueves el nuevo veto a los viajes de extranjeros desde la zona Schengen, que se suma a las restricciones impuestas a quienes hayan visitado China e Irán.
“Imponer restricciones a los viajes desde Europa sirve de muy poco. Antes, sí (habría servido). Ahora, tenemos casi tanta enfermedad aquí como en los países de Europa. TENEMOS que centrarnos en medidas de mitigación en nuestras comunidades, ¡ahora!”, tuiteó Thomas Bossert, ex asesor de Trump en seguridad e inmigración.
CON LA MIRADA EN LAS ELECCIONES
Hasta principios de febrero, Trump tenía poco que temer respecto a las elecciones presidenciales de noviembre: la economía seguía viento en popa, él salió reforzado del juicio político en el Senado y su base de votantes continuaba tan fiel como siempre.
En las últimas semanas, sin embargo, el nerviosismo ha crecido en la Casa Blanca: el fuerte impacto en los mercados del coronavirus amenaza con robarle a Trump su mayor baza para pedir la reelección.
Además, la escasez de tests para detectar el COVID-19 en los centros médicos ha comenzado a difundir entre muchos estadounidenses la impresión, acertada o no, de que quizá a alguien en el Gobierno no le interesa que se diagnostiquen demasiados casos de coronavirus y se sepa el impacto real de la enfermedad en el país.
Ante ese panorama, Trump se escudó esta semana en su táctica favorita, al retuitear el mensaje de un comentarista conservador sobre el “virus de China” y añadir: “¡Necesitamos el muro más que nunca!”, a pesar de que en México apenas hay doce casos confirmados y el impacto en Latinoamérica es leve.
“(Trump) espera que, para noviembre, lo único que recuerden los estadounidenses sea que él defendió al país de la amenaza externa del ‘virus extranjero’, y no el hecho de que no actuó rápidamente para establecer procedimientos de pruebas y preparación”, concluyó Mercieca.