Aunque las sequías no son inéditas en zonas áridas de la Península Ibérica, los expertos señalan que el cambio climático ha agravado el problema. Las escasas o inexistentes lluvias de este año han batido récords, y los agricultores de Portugal y España que producen alimentos para toda Europa temen que sus cosechas de esta temporada se echen a perder.
Por Emilio Morenatti
ACEREDO, España (AP).— La imagen de los tejados que asoman del agua se ha convertido en una escena habitual del verano en el embalse de Lindoso, en el noroeste de España. En años especialmente secos se ven partes del antiguo pueblo, sumergido hace tres décadas, cuando una represa hidroeléctrica inundó el valle.
Pero nunca había reaparecido el pueblo entero en pleno invierno, una estación normalmente húmeda.
Casi no ha llovido en dos meses y no se espera que la situación cambie pronto. Las ruinas de Aceredo provocan una mezcla de emociones para los vecinos de la zona, que pasean entre los restos oxidados de un auto, una fuente de piedra aún funcional y la vieja calle que llevaba a lo que era el bar del pueblo.
“Aquí antes había mucho viñedo, mucho naranjo, todo era verde, y ahora nada”, dijo José Luis Penín, de 72 años y que solía tomar algo en el bar con amigos tras un día de pesca.
“Míralo ahora”, dijo mirando al paisaje ocre y agrietado del lecho del embalse. “Es muy triste”.
En los últimos tres meses de 2021, España registró apenas un 35 por ciento de las lluvias medias del mismo periodo entre 1981 y 2010. Apenas ha llovido desde entonces.
Según la Agencia Española de Meteorología, AEMET, en este siglo sólo 2005 tuvo un enero sin apenas lluvia. Si no hay precipitaciones en las próximas dos semanas, las autoridades señalan que harán falta subsidios de emergencia para los agricultores.
Pero Rubén del Campo, vocero de AEMET, señaló que es probable que las lluvias inferiores a la media de los últimos seis meses se prolonguen varias semanas más. La esperanza es que la primavera traiga un alivio muy necesitado.
Aunque apenas el 10 por ciento de España está oficialmente bajo una “sequía prolongada”, hay amplias extensiones, sobre todo en el sur, que sufren una escasez extrema que podría afectar a las cosechas.
El pasado noviembre se declaró una sequía prolongada en el valle en torno al Río Guadalquivir, en el suroeste de España. Ahora la región vive una enconada disputa medioambiental por los derechos de agua en torno al Parque Nacional de Doñana, un humedal declarado Patrimonio de la Humanidad. El Gobierno regional de Andalucía quiere dar más derechos de regadío a agricultores en terrenos cerca del parque, algo que según los críticos amenazará aún más un importante refugio para fauna silvestre al que ya le falta agua.
“Los últimos dos, tres años han sido secos, con la tendencia a menos lluvia”, dijo Andrés Góngora, de 46 años, que cultiva tomates en la sureña Almería.
Aunque espera que el agua que utiliza de una planta desalinizadora se racione, sigue estando mejor que otros productores de trigo y grano para pienso de ganado. “Los cereales de este año están perdidos”, afirmó.
Otras zonas en el centro y el nordeste de España también acusan el golpe.
La principal asociación española de ganaderos y agricultores, COAG, advirtió que la sequía amenazaba a la mitad de las explotaciones españolas este año. Si no llueve mucho en el próximo mes, señalaron, cosechas que dependen de la lluvia como cereales, aceitunas, frutos secos y viñedos podrían perder entre el 60 por ciento y el 80 por ciento de su producción.
Pero a la asociación también le preocupan los cultivos de regadío, ya que los embalses están a menos del 40 por ciento de su capacidad en la mayoría del sur del país.
El Gobierno izquierdista de España quiere dedicar más de 570 millones de euros (647 millones de dólares) de los fondos de recuperación de la pandemia de la Unión Europea para hacer los sistemas de regadío más eficientes, lo que incluye incorporar sistemas de energías renovables.
El Ministro español de Agricultura, Luis Planas, dijo esta semana que el Gobierno tomará medidas de emergencia si no llueve en dos semanas. Es probable que esas medidas se limiten a ayudas económicas para paliar la pérdida de cosechas e ingresos para los agricultores.
La vecina Portugal también ha tenido poca lluvia desde octubre. Para finales de enero, el 45 por ciento del país estaba en condiciones de sequía “grave” o “extrema”, según la agencia meteorológica nacional IPMA.
Las lluvias registradas del 1 de octubre a enero fueron menos de la mitad de la media anual para ese periodo de cuatro meses, lo que alarmó a ganaderos a los que les falta pasto para su ganado.
Incluso el norte de Portugal está inusualmente seco y se han producido incendios en la zona este invierno. En el sur ya se oyen grillos por la noche y han aparecido los mosquitos, signos tradicionales del verano.
La IPMA no espera que el tiempo dé algo de alivio hasta final de mes. La frecuencia de las sequías ha aumentado en Portugal en los últimos 20-30 años, según la climatóloga IPMA, Vanda Pires, con menos lluvias y temperaturas más altas.
“Forma parte del contexto del cambio climático”, dijo Pires a The Asssociated Press.
Y el panorama es sombrío. Los científicos estiman que la media de lluvias anuales en Portugal caerá entre un 20 por ciento y un 40 por ciento para finales de siglo.