Louis (5 de octubre de 1864-6 de junio de 1948) y Auguste (19 de octubre de 1862- 10 de abril de 1954), mejor conocidos como los hermanos Lumiere nacieron en Besançon (Francia) aunque crecieron en Lyon. Su padre Antoine, era un conocido pintor retratista que se había retirado para dedicarse al negocio de la fotografía, ambos trabajaban para él.
Hoy hace 117 años tuvieron la gran idea de patentar el cinematógrafo, esa caja de sueños e ilusiones que cambió la vida moderna.
En 1894, Antoine fue invitado a presenciar una demostración del kinetoscopio de Edison. Fascinado por el invento, propuso a sus hijos que buscasen la manera de mejorarlo, ya que se trataba de un aparatoso artilugio, cuyas proyecciones sólo se podían contemplar a través de una ventanilla.
Al morir su padre empezaron a trabajar en la posibilidad de imágenes en movimiento. Hicieron muchos intentos hasta que crearon un aparato que servía como cámara y como proyector: el cinematógrafo, que fue patentado el 13 de febrero de 1894 y funcionaba a 16 imágenes por segundo.
El 28 de marzo de 1895, mostraron en París una sesión de la Société d’Encouragement à l’Industrie Nacional la conocida “La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir” (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir), rodada tres días antes.
Los comentarios de la época señalan que los espectadores quedaron asombrados ante aquellas imágenes que pasaban ante sus ojos.
Tras diversas presentaciones en sociedades científicas, en la Universidad de la Sorbona, en Bruselas y otros lugares, los Lumière organizaron la primera sesión exhibida para un público comercial. Así, el 28 de diciembre de 1895 en París, en el Salón Indien del Grand Café, en el Boulevard des Capucines, se proyectaron varias cintas.
La entrada al espectáculo costó 1 franco, 33 personas ingresaron a deleitarse con el Cinematógrafo Lumiere. Con la proyección "La llegada del tren". Al principio solo aparecía una imágen estática proyectada en la tela, algo poco novedoso, pues existían ya métodos para la proyección de imágenes a gran escala. Pero lo realmente impactante fue que pocos segundos después, aquellas imágenes congeladas, se movían. Aterrorizados por el realismo de las imágenes, corrieron, saltaron e intentaron salir. No volvieron a sus asientos hasta que les convencieron de que la locomotora había parado.
Los hermanos pensaban que el cine era una invención sin ningún futuro pero aprovecharon todo lo que el nuevo invento les ofreció para ganar dinero y montar un negocio rentable. Incluso visitaron la ciudad de México a principios de siglo e hicieron cortometrajes de escenas mexicanas.
En 1903 patentaron un proceso para realizar fotografías en color, el Autochrome Lumière, que se lanzó al mercado en 1907.