El cierre estaba planeado para terminar el 10 de enero, pero las infecciones no han cesado en la ciudad y la ocupación hospitalaria está en torno al 90 por ciento, por lo que las autoridades sanitarias decidieron ampliar la clausura al menos hasta este viernes.
"Si se tarda todo enero, el panorama va a estar muy oscuro", advirtió un empresario. "Con nosotros han estado encima. Te mandan a los verificadores, revisiones a cada rato. Y ves que hay fiestas y están los tianguis (mercados) y los puestos en la calle como si nada. Es una doble moral", continuó.
México, 13 de enero (EFE).- Los restaurantes mexicanos se encuentran en una situación límite y volvieron a insistir el martes en la necesidad de reabrir para mantener con vida sus negocios, cerrados de nuevo desde el pasado 19 de diciembre para atajar el avance de la COVID-19.
"Somos conscientes de que la crisis sanitaria es grave, pero la realidad también es que nosotros estamos dispuestos a abrir si es necesario con un porcentaje de aforo más bajo. Pero lo que sea que podamos abrir va a ser una mejor venta. Estamos intubados", explicó a Efe la reconocida chef Josefina Santacruz, copropietaria del restaurante Sesame.
Los restaurantes, fuera de la lista de actividades económicas esenciales, cerraron en todo el país de abril a junio para contener la primera ola, y en Ciudad de México acumulan ahora más de tres semanas sin actividad en medio de un repunte de contagios sin precedentes en toda la epidemia.
Este segundo cierre debió haber terminado el domingo 10 de enero, pero las infecciones no han cesado en la ciudad y la ocupación hospitalaria está en torno al 90 por ciento, por lo que las autoridades sanitarias decidieron ampliar la clausura al menos hasta este viernes.
Ciudad de México es el principal foco rojo de la pandemia en el país, ya que con las 23.612 muertes confirmadas por el nuevo coronavirus acumula el 17.5 por ciento de todas las defunciones a nivel nacional.
Además, la capital suma casi 369 mil casos confirmados de la enfermedad, por los 1.54 millones registrados en todo el país.
"Si no podemos abrir el lunes 17, aguantaríamos quizás algunos una semanita más y luego habría que empezar a mandar a la gente a sus casas. Y probablemente ya cerrar definitivamente. Si se tarda todo enero, el panorama va a estar muy oscuro", advirtió el empresario Pablo San Román, con tres restaurantes en la ciudad y en torno a 100 empleados.
Ante esta situación, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) y otras agrupaciones empresariales empezaron este lunes la campaña "Abrimos o morimos" con una protesta en forma de cacerolazo que volvió a reproducirse en la tarde de este martes.
La alcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se reunirá este miércoles con los representantes de los hosteleros, aunque ya advirtió este martes que "todos tienen que cumplir" con las normas establecidas, después de que cadenas como Grupo Fisher's, Grupo Sonora Grill, Potzollcalli o IHOP abrieran pese a la prohibición.
"Vamos a seguir con estas mesas de trabajo para poder encontrar soluciones de diversos tipos para los restaurantes, pero mientras tanto, y sí es importante, todos tienen que cumplir", enfatizó.
El Secretario de Gobierno de la capital, José Alfonso Suárez del Real, se mostró más dispuesto al diálogo con los restaurantes.
"Hemos acordado que, en efecto, tenemos que buscar el justo equilibrio entre las necesidades de salud y las necesidades económicas de las empresas, sin poner nunca en riesgo la salud de los habitantes y la población", declaró.
La chef Josefina Santacruz deseó que las autoridades "estén dispuestas a negociar" para "poder mantener la fuente de trabajo".
"Los restaurantes hemos estado manteniendo todas las medidas de seguridad y sanidad que nos han ido imponiendo. Hemos invertido. Está probado que los contagios si acaso se dan en espacios cerrados, pero los restaurantes tenemos un 25 por ciento de aforo adentro y distancia de dos metros entre las mesas, y lo demás es afuera", subrayó.
Asimismo, tanto Santacruz como San Román lamentaron la competencia desleal que representa el sector informal, con el que el Gobierno, según el propietario de los locales Ekilore, El Puntal y Ajo Blanco, muestra "permisividad y tolerancia".
"Es parte de la molestia. Con nosotros han estado encima. Te mandan a los verificadores, revisiones a cada rato. Y ves que hay fiestas y están los tianguis (mercados) y los puestos en la calle como si nada. Es una doble moral", ratificó Santacruz.