Ciudad de México, 13 de enero (SinEmbargo).- Hoy arranca la lucha encarnecida por ser el mejor del mundo tenístico para deleite de todos los amantes del deporte. Sin importar gustos particulares, dos hombres ya convertidos en leyenda, se plantan en Australia en el primer Grand Slam del año. Rafael Nadal y Novak Djokovic, lideran la lista de aspirantes a ganar la primera competición de gran relevancia. Son las formas tan distintas, lo que hace a este duelo personal como una de las disputas atléticas más relevantes de la historia. De reojo, Roger Federer observa esperando retomar el camino que lo volvió para muchos en el mejor de la historia.
El mejor del mundo, primera cabeza de serie, llega a un suelo adverso en los últimos tres años. Djokovic es el actual tricampeón del campeonato con sede en Melbourne, un reto inconmensurable para el tenista español, alimentado por esos grandes retos que la competencia le va dando. Lejos de aquel vértigo juvenil de los primeros años, Nadal ahora posé un autocontrol admirable. Sigue apretando el puño mostrando esa pasión que no se puede separar de lo innato, pero la madurez alcanzada se ve reflejada en el temple con que enfrenta momentos decisivos de los partidos.
Durante muchos años, se hablaba de la gran capacidad que Rafa tenía para jugar sobre arcilla. Ahora, un jugador completo luce por todo el mundo sin importar la superficie. Tras la hazaña mostrada el año pasado, luego de regresar de una inactividad de siete meses por lesión para recuperar la cima de la ATP, ante el asombro de todos. Nole no pudo con el embate psicológico que le propinó el último gran rival que ha tenido en su carrera. Apenas hace un par de semanas, el español presumió una foto donde ya se mostraba entrenando mientras las fiestas decembrinas estaban en su apogeo.
Ya en el sorteo, el ibérico se enfrentará al australiano Bernard Tomic. Un local que tendrá el empuje del público, además de su talento. Una complicada apertura para intentar romper el dominio dictatorial de Djokovic en Australia. El serbio encontró la suerte al tocarle debutar contra Lucas Lacko, un eslovaco que en teoría no significa alguna contrariedad compleja. El organigrama está pintado para que los dos colosos se midan hasta la final. Nole aspira a convertirse en el primer tenista en la era abierta en coronarse cinco veces en Melbourne.
Nadal tiene la misma fórmula del año pasado. Mucho más maduro, con la misma enjundia, aspira a seguir convirtiendo su apellido en una palabra de culto. Enfrente está Djokovic, con todo su talento en manos de. Boris Becker, un alemán legendario en el tenis quién se ha convertido en su entrenador personal con miras a recuperar lo que le fue arrebatado con nada más que talento durante la parte final del año pasado. Novak no entiende de segundos lugares, algo en común que tiene con su rival. Australia con su aire de Grand Slam, pone el punto de partida de una campaña que promete ser memorable.