El Manchester United deambula en la indiferencia de la Liga Premier bajo la tutela de David Moyes

13/01/2014 - 1:00 am
Foto: manutd.com
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Ciudad de México, 13 de enero (SinEmbargo).- La gloria de Old Trafford se construyó gracias a la gran capacidad de un escocés de cara roja amante de la goma de mascar. Sir Alex Ferguson llegó en 1986 sin saber todo lo que iba a provocar desde la ciudad del norte de Inglaterra. Una ola emotiva partió desde la casa del Manchester United, para maravillar al mundo. Una generación dorada fue pulida por la magistral forma de ver al futbol desde la visión de un entrenador mítico. Fueron 27 años de éxitos continuos, con los altibajos naturales de cualquier rendimiento. En el recuerdo están los éxitos, sin que el inicio duro de la aventura esté reflejada en los resúmenes.

El año pasado, Ferguson se retiró del banquillo, originando una especulación sobre quién sería su heredero. David Moyes, entrenador del Everton, ganó la partida gracias a su gran accionar con el equipo azul de Liverpool durante varias temporadas. “El Escogido”, decían innumerables pancartas en el debut de los Red Devils con su nuevo estratega. Camino lento desde el vestuario hasta la zona de banquillos, mientras agradecía los aplausos de todo el estadio, incluido Ferguson desde el palco principal. La estela era gloriosa pero pesada. A Moyes solo se le pedía continuar con ese legado tan admirado por el mundo. No ha sido tan simple.

Políticamente correctos, los ingleses tratan de mantener el temple. El mismo que la directiva del United tuvo cuando Ferguson inició su aventura con mucho más descalabros que victorias, pero sobre todo con un accionar paupérrimo. En la actualidad, esta virtud se ha visto muy reflejada con el paso del equipo. Mientras el funcionamiento no existe, las derrotas se acumulan en plena fase complicada de temporada. Con los octavos de final de la Champions League en la puerta, los Red Devils deambulan en la parte media de la tabla, mientras los grandes equipos afianzan sus posturas en los primeros sitios.

Al finalizar el partido del Manchester United que perdió durante la semana frente al Sunderland, las cámaras de televisión enfocaron de inmediato al palco presidencial donde estaban Sir Alex Ferguson y Bobby Charlton. Las figuras históricas del club, aguantaron el gesto a pesar del panorama catastrófico que había en el terreno de juego. Así se levantaron y abandonaron Old Trafford junto al resto de la gente. David Moyes abandonó la cancha con la cabeza agachada, ya sin las ovaciones que recibía durante su llegada. La preocupación se ha convertido en crítica desde los medios de comunicación, a los que el entrenador atendió como siempre, pero con un desconsuelo mayúsculo. Moyes sabe para que fue contratado, la realidad lo tiene muy lejos de esa misión.

David Moyes, que nunca ganó nada con el Everton, dirige al equipo que ha sabido ganar 13 de los últimos 20 campeonatos de liga. Hoy el United está ubicado en el séptimo lugar de la tabla, sin posibilidad de clasificarse a torneos continentales, y con muy poca posibilidad de competir en Champions League, el único torneo que le queda por disputar aparte del campeonato doméstico. Ferguson escogió a su sucesor, sin darle posibilidades de que pensara todo lo que eso significaba. Ambicioso por construir una carrera de renombre, aceptó el reto sin analizar si no era demasiado grande para él. Hay un sector de la afición que pide su despido, hay otro que no quiere traicionar su ideología, prefiriendo aguantar hasta tiempos mejores. Mientras eso pasa, el equipo no encuentra el futbol, sin eso, no hay posibilidad alguna

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