Washington, 4 mar (dpa) - La violencia, el crimen y las dificultades económicas fueron los principales detonantes de la ola de inmigración de menores indocumentados no acompañados centroamericanos a Estados Unidos, que puso en jaque el verano (boreal) pasado a la administración de Barack Obama, según un estudio hecho público hoy.
"Este informe subraya que la violencia y las dificultades económicas en El Salvador, Guatemala y Honduras está llevando a niños y padres a tomar una decisión desesperada y huir a Estados Unidos", dijo a través de un comunicado el senador demócrata Tom Carper en relación con el estudio publicado por la Oficina de Contabilidad Gubernamental (GAO), el organismo de auditoría del Congreso estadounidense.
También contribuyó al aumento de la llegada de menores no acompañados indocumentados el deseo de reunificación con sus familiares que ya viven en Estados Unidos y la información falsa que divulgan los "coyotes", quienes les aseguran a los padres que si los menores cruzan la frontera podrán quedarse a vivir en el país norteamericano porque van a aprobar una reforma migratoria que les beneficiaría.
El verano pasado saltaron las alarmas en Washington tras la ola de menores indocumentados no acompañados que cruzaban la frontera con México y que procedían principalmente de los países del llamado Triángulo Norte: El Salvador, Guatemala y Honduras.
En el año fiscal 2012 unos 24 mil menores no acompañados fueron detenidos por la guardia fronteriza de Estados Unidos, en 2013 su número aumentó a 39 mil y en año fiscal 2014 fueron 69 mil.
Antes de 2012, la mayoría de menores no acompañados detenidos eran mexicanos, pero en el año fiscal 2014 el 75 por ciento de los ellos eran de El Salvador, Honduras y Guatemala, según datos del gobierno estadounidense.
Ante la magnitud del problema, los gobiernos de Estados Unidos y del Triángulo Norte se coordinaron para lanzar campañas informativas para tratar de convencer a los padres que no enviaran a sus hijos en ese peligroso viaje hacia el país norteamericano.
En noviembre, los presidentes Juan Orlando Hernández (Honduras), Otto Pérez Molina (Guatemala) y Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) presentaron en Washington el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, que busca impulsar el desarrollo de la región y frenar la migración ilegal de menores a Estados Unidos.
Los gobiernos centroamericanos estiman que el plan tenga un coste total de unos 5 mil millones de dólares, de los que Estados Unidos pondría un 20 por ciento.
En enero, Obama pidió al Congreso 1 mil millones de dólares de ayuda para Centroamérica para impulsar el desarrollo de los países de la región del Triángulo Norte y frenar la inmigración ilegal a Estados Unidos. Se espera que el Congreso dé luz verde a la ayuda a lo largo del año, probablemente en septiembre.
Carper consideró que aunque la ayuda que ha propuesto Obama para Centroamérica "no es la solución milagrosa" a los problemas de la región, ésta "permitirá sentar las bases para una atención constante y una inversión en la región por parte de Estados Unidos y nuestros socios".
"El cambio en estos países no ocurrirá de la noche a la mañana y no va a ser fácil, pero tenemos una obligación moral de ayudar a nuestros vecinos del Triángulo Norte", dijo el senador demócrata, que consideró que "si trabajamos juntos, podemos avanzar".