Nombre: Manuel Alberto Merlo Martínez.
Originario: Puebla.
Profesión: Estudiante de Ciencia Política y Administración Pública.
Cargo: Miembro del Colectivo ProAnimal de Puebla.
Ciudad de México, 14 de febrero (SinEmbargo).–“Soy intolerante ante la injusticia y considero que el maltrato animal es una cobardía en la cual un individuo abusa de un ser prácticamente indefenso y sin posibilidad alguna de tener consciencia sobre las intenciones de alguien que quiere hacerle daño”, argumenta Manuel Alberto Merlo Martínez sobre sus razones para rescatar y proteger animales.
Merlo Martínez vive en Puebla y formó parte del Comité Esfera Poblana y Colectivo ProAnimal de Puebla. Actualmente el Comité de Defensa, Parque Ecológico y el Aviario de Puebla se encuentra en labor para defender los derechos de los animales que habitaron el famoso Aviario de Puebla ubicado dentro del Parque Ecológico Revolución Mexicana.
Sin embargo, un las laboras de rescates y protección animal cambiaron desde hace un par de meses cuando decidió postularse como aspirante a candidato independiente para las elecciones de Diputados Federales en 2015.
“Esto modificó mi ‘día promedio’ anterior, pues básicamente mi tiempo lo dedicaba a la universidad, al activismo político y ambiental y a mi familia. Antes podía realizar por lo menos 4 rescates a la semana o atender el mismo número de reportes”, explica Merlo Martínez.
“(El maltrato animal) responde a causas estructurales que desnudan el notorio proceso de descomposición social que el país entero padece debido al contexto de violencia que nos rodea y a la sobreexposición mediática que tenemos a ella.” denuncia el aspirante a candidato independiente que también afirma que esta situación condujo a la indolencia y a la falta de interés por el sufrimiento ajeno.
“Pareciera que a casi nadie le importa y muy pocos somos los que actuamos en consecuencia”, denuncia el joven estudiante.
¿Qué te llevó a proteger animales?, se le pregunta.
"Simple y sencillamente, lo hago porque me llena como persona, porque los animales 'no humanos' sienten y piensan y porque, si el mundo se nos cae a pedazos y el maltrato animal es consecuencia de ello, alguien tiene que proteger al vulnerable", responde.
El joven activista explica que el Colectivo Pro Animal de Puebla trabaja en un pliego petitorio “bastante ambicioso” que se presentará antes de verano ante los ayuntamientos de la zona metropolitana.
"Son varias dependencias las que se relacionan con la protección animal y que podrían abonar bastante al rubro si se transformaran tanto en su estructura como en sus facultades y atribuciones", expresa el protector de animales.
Es el caso del Departamento de Zoonosis de la Secretaria de Salud del gobierno estatal, así como la Dirección de Servicios Públicos en la Secretaría de Infraestructura del gobierno municipal a la que pertenece el Departamento de Protección Animal.
Manuel Alberto tiene 7 perros que fueron rescatados y adoptados: Canela, Candy, Lola, Toby, Chipo, Pelusa y Quiso. Algunos de ellos llevan años a su lado y otros se integraron recientemente, además que antes tenía también a Hobbes, un hurón que adoptó, pero falleció hace más de un año y medio.
–¿Qué situaciones difíciles u obstáculos has enfrentado sobre el tema?
–La verdad, muchísimas, pero sobre todo la indiferencia por parte de la sociedad, omisión y pasividad de las instancias gubernamentales para atender y mitigar la problemática, la falta de información en la gente, tanto de los cuidados y atenciones que requiere un animal compañero, como de los derechos que posee en las incipientes leyes de protección animal.
Otras situaciones difíciles que menciona el joven es la escasez de los recursos (económicos, humanos y técnicos) para poder actuar y apoyar; por ello me refiero a dinero, voluntarios, medios de transporte para atender reportes, personas dispuestas a adoptar, estancias o refugios animales, etc.
Aunque no todo se trata sobre obstáculos, ya que entre los logros sobre el tema en le estado, destaca que varios rescatistas exigieron que se adicionara el maltrato animal al Código Penal de Puebla y después de algunas movilizaciones en marchas y manifestaciones se alcanzó la meta.
“Hemos realizado colectas de alimento e impartido talleres de tenencia responsable. Nuestro equipo ha crecido y desde él hemos podido alzar la voz frente a la injusticia en distintas ocasiones, tomando como ejemplo la defensa del Aviario de Puebla durante la clausura del Parque Ecológico por su ‘remodelación’”, resalta el protector de animales.
LO QUE FALTA
“Sin duda hay muchos retos por delante, y el principal es predicar con el ejemplo. Yo considero que el ejemplo arrastra, y en medida que podamos poner la muestra muchas otras personas comprenderán que el maltrato animal no puede ni debe ser tolerado”, declara Merlo Martínez.
El activista afirma que falta transformar el entorno, exigir como ciudadanos que las autoridades tengan la apertura suficiente para atender el problema. El estudiante de Ciencia Política y Administración Pública urgió a realizar más y mejores leyes, pues opina que las que están vigentes, son prácticamente “obsoletas, insuficientes e ineficaces”, pero también que se cumplan.
El activista de Puebla explica que hay un despertar de conciencias muy importante a nivel global en el cual el maltrato animal es cada vez más condenado y sancionado socialmente.
“Cada vez tenemos menos tolerancia a conductas dañinas para la sociedad como lo es golpear o abandonar algún animal. Afortunadamente, todos estos esfuerzos han devenido en importantes cambios a la legislación aplicable de cada país en materia de protección animal.”
El joven universitario de 23 años afirma que uno de los más grandes retos que existen es lograr que los gobiernos cambien el enfoque pues a su parecer, confunden dos problemáticas en el tema animal que van de la mano: que es el maltrato animal y el otro es la sobrepoblación feral y urbana.
“Respecto a ambas los esfuerzos son mínimos e incipientes, pero lo más preocupante es que, frente a la segunda problemática que mencione se opta por la política del exterminio y sacrificio inhumano, en vez de cambiarla por un enfoque de gestión y bienestar animal”, opina Alberto Merlo.