Ciudad de México, 20 de enero (SinEmbargo).– Un juez capitalino giró tres órdenes de aprehensión contra involucrados que alteraron la escena del crimen del asesinato de Angélica Trinidad Romero Severiano, empleada de la tienda Liverpool del Centro Comercial Perisur, en el Distrito Federal.
De acuerdo con los primeros reportes se trata del médico Mariano Espinosa Morales, el gerente y el asesor jurídico de la tienda, quienes según el pliego de consignación girado por el juez 28 Penal del Reclusorio Preventivo Oriente, actuaron dolosamente para tratar de ocultar el crimen.
Espinosa Morales fue quien certificó la muerte por infarto y no por asfixia de la empleada del Liverpool de la plaza comercial Perisur, mientras que los otros dos permitieron que la mujer fuera llevada a una funeraria antes de que las autoridades realizaran la investigación.
El pasado mes de diciembre, Rodolfo Ríos Garza, titular de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), informó sobre la detención del presunto homicida de la trabajadora de limpieza de la tienda Liverpool.
Se trata de Marco Antonio Ochoa Almazán, quien presuntamente sostenía una relación sentimental con la víctima, Angélica Trinidad Romero Severiano.
El pasado 15 de noviembre, mientras miles de personas asistían a las tiendas departamentales para hacer sus compras del “Buen Fin”, una mujer fue asesinada en Liverpool del Centro Comercial Perisur. Su nombre era Angélica Trinidad Romero Severiano.
De acuerdo a la información publicada el 16 de noviembre, los familiares acudieron directamente a la tienda departamental en donde se les dijo Romero Severiano había muerto por atragantamiento y un paro cardiaco, de acuerdo al dictamen elaborado por el doctor Mariano Espinosa Morales, quien fue contratado por la empresa.
Omar Robles, primo de Angélica, en entrevista con La izquierda Diario, denunció una serie de irregularidades con las cuales el personal jurídico de Liverpool pretendió detener las investigaciones.
De acuerdo con su testimonio, su prima Angélica terminó su turno de limpieza cerca de las diez de la noche y después solía dirigirse a su casa, pero la noche de ese sábado nunca llegó. Su cuerpo fue encontrado el domingo 16 de noviembre a las 7 de la mañana en el interior de un baño, por personal de la tienda.
El cuerpo de la joven presentaba muestras de golpes, principalmente en la cabeza, “sin embargo los directivos de la tienda, lejos de llamar a las autoridades iniciaron una serie de turbias maniobras para tratar de deslindarse del crimen”. Omar Robles narra que “la empresa contrató a un médico particular para que expidiera un certificado de defunción, consignando como causa de muerte un infarto fulminante. Además, dio fé de que el lugar de su muerte fue su domicilio particular, no la tienda; después solicitaron a funerales Gris con ubicación en la delegación Tlalpan, que retiraran el cuerpo y lo cremaran”.