Ciudad de México, 9 de enero (SinEmbargo).– México está entre los 10 países donde más se capturan tiburones con fines comerciales, de acuerdo con la organización sin fines de lucro Pelagios Kakunjá.
La pesquería de tiburones y rayas ocupa el décimo lugar en la producción pesquera nacional. En estas pesquerías, más del 90 por ciento de la producción se destina al consumo nacional, proporcionando carne de bajo costo a amplios sectores de la sociedad, con lo cual adquiere gran importancia alimentaria, de acuerdo con la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES).
De las 500 especies de tiburones que existen en el mundo, 104 viven en México y la mayoría de estas se encuentran bajo amenaza o en peligro de extinción y de estas especies, 24 son de importancia comercial.
Sin embargo, sólo tres de estas especies están protegidas en México como el tiburón ballena, el tiburón peregrino y el gran tiburón blanco, así como las rayas gigantes.
En el país, la importancia económica se relaciona con el aprovechamiento de la carne y las aletas del animal, y su principal mercado es la Central de Abastos de Pescados y Mariscos del Distrito Federal, así como de otras ciudades como Guadalajara.
Para junio del 2014, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) reportó que según informes de los comerciantes de tiburones esperaban que los desembarques del Golfo de México excedieran un 80 por ciento de la cuota disponible de tiburones.
Los tiburones están considerados en general como un recurso natural vulnerable y susceptible a la sobrepesca, ya que se caracterizan por un bajo potencial reproductivo debido al reducido número de crías y a sus largos periodos de gestación, y lento crecimiento. Por ello requieren de largos periodos para alcanzar la madurez sexual, de acuerdo con la propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
El Océano Pacífico es el litoral más importante en la captura de tiburones y mantarrayas, pues ahí se tiene registrada la pesca del 62 por ciento, mientras que el resto del porcentaje de captura corresponde al Golfo de México y al Caribe.
De las aproximadamente 104 especies que viven en aguas mexicanas, 39 son las que con mayor frecuencia son capturadas y de ellas destacan 12: el tiburón azul, cartón, zorro, ángel, mamón, broche, gata, mako, martillo, puntas negras, limón y tintorera, según explica la organización no gubernamental, Greenpeace.
Las aletas de tiburón son de los productos pesqueros más costosos por su alta demanda para la llamada sopa de aleta, sobre todo en el mercado asiático. La venta de este producto conviene a los pescadores pues el proceso de separar las aletas y ponerlas a secar es muy sencillo.
Las estadísticas revelaron una significativa caída de esta pesquería pues en 1990 en conjunto se atrapaban 34 mil toneladas de tiburones, pero en el 2003 la cifra había bajado a 26 mil 500 toneladas, una caída del 22 por ciento.
El tiburón blanco está actualmente catalogado como una especie "amenazada" dentro del instrumento jurídico-administrativo de la NOM-059-SEMARNAT, ya que en la Isla Guadalupe se contabilizan hasta 149 ejemplares.
Cada año, el equipo de Pelagios Kakunjá se encarga de evaluar en diversos aspectos la población de tiburones blancos en Isla Guadalupe, localizada a 241 kilómetros de la costa de la península de Baja California.
En esta zona destaca la presencia del tiburón puntas negras y el tiburón toro, luego de incrementar en años recientes la investigación científica que se realiza en el Parque.
El Parque Nacional Cabo Pulmo en Baja California Sur registra siete especies de tiburones en esta zona reconocida como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Hasta la fecha se han registrado siete especies de tiburones en el Parque, de las cuales el tiburón toro, también conocido como chato o lobero (Carcharhinus leucas), ha sido el más observado en las zonas arrecifales y en el barco hundido denominado “El Vencedor”. Por su parte, en la zona costera el tiburón puntas negras (Carcharhinus limbatus) es la especie más abundante.
El resto de las especies identificadas son las siguientes: Galeocerdo cuvier (tiburón tigre), Negraprion brevirostris (tiburón limón), Carcharhinus longimanus (tiburón puntas blancas), Carcharhinus galapagensis (tiburón de Galápagos) y Rhincodon typus (tiburón ballena).
Los resultados de las investigaciones muestran que el número de tiburones observados ha mostrado un incremento en los últimos años lo cual es un dato ecológico relevante debido a la función que desempeñan estos depredadores en las redes tróficas.
En México y en otras naciones como Estados Unidos y Sudáfrica el tiburón blanco está protegido, además que hay una veda permanente para evitar la captura de esta especie ya que la población de estos animales es bajo y no existe suficiente conocimiento sobre el cuidado y conservación adecuada para esta especie.
Más de 300 especies de tiburones de las que existen en el mundo no representan ningún peligro para los seres humanos, ya que la mayoría ni siquiera alcanza los dos metros de largo. Es más fácil morir por la picadura de un insecto o por el impacto de un rayo que por un ataque de un tiburón.
Los tiburones desempeñan un papel ecológico muy importante, similar al de los grandes depredadores en tierra, ya que cazan a los miembros más débiles o heridos de las poblaciones de peces, con lo cual mantienen su fuerza genética, de acuerdo a la organización ambiental internacional Greenpeace.
Al estar en la cima de la cadena alimenticia sus poblaciones son poco numerosas además que tienen una baja tasa de fecundidad, un largo periodo de gestación, una baja tasa de crecimiento y gran longevidad. Como el tiburón aleta de cartón (Carcharhinus plumbeus), que habita en el Golfo de México, llega a la madurez hasta los 16 años.