Hasta la fecha, la Administración Trump busca que China se comprometa a aumentar la compra de productos agrícolas estadounidenses por valor de hasta 50 mil millones de dólares al año.
Por José Luis de Haro
Ciudad de México, 12 de diciembre (Economía Hoy).- La cuenta atrás continúa asfixiando el margen para que los negociadores de Estados Unidos y China logren culminar la Fase 1 de un acuerdo comercial. La Administración Trump continúa sin ofrecer señales claras que indiquen que aniquilará, aunque sea temporalmente, el límite autoimpuesto para alcanzar que las conversaciones lleguen a buen puerto.
Ni la Casa Blanca ni el Departamento de Comercio han oficializado, de momento, los rumores que indican que Washington acabará por retrasar la nueva hornada de gravámenes del 15 por ciento, que pesan sobre un catálogo de productos chinos, por valor aproximado de 160 mil millones de dólares a partir del próximo domingo.
“La sensación es que un retraso en los aranceles mientras continúan las negociaciones sería la dirección correcta”, explica Ken Polcari, estratega jefe de Slatestone Wealth, quien considera eso sí que todas las opciones continúan sobre la mesa.
Pese a que Trump continúa insistiendo que China está “pasándolo mal” y de ahí su interés por lograr una primera fase del acuerdo comercial, la presión empresarial sobre el mandatario para no escalar las tensiones arancelarias sigue creciendo. Jamie Dimon, el capitán de JP Morgan y actual presidente de la Business Roundtable, organismo que representa a compañías que dan empleo a más de 15 millones de personas, indicó el miércoles que “el efecto indirecto de los nuevos gravámenes será preocupante”.
No es para menos, dado que afectarán a bienes de consumo que incluyen desde juguetes a teléfonos móviles, entre otros productos electrónicos. Es importante tener en cuenta que Estados Unidos ya tasa con aranceles importaciones procedentes del país asiático por valor de 360 mil millones de dólares. De implantarse la próxima ronda prevista para el 15 de diciembre, Trump gravaría todos los bienes procedentes de China.
“Estamos unidos en nuestra preocupación por los impactos negativos que los aranceles indiscriminados seguirán teniendo en las empresas, trabajadores y consumidores de Estados Unidos”, rezó en una misiva dirigida al inquilino de la Casa Blanca emitida por Americans for Free Trade, organización que representa a más de 160 grupos empresariales de distintos sectores.
La ‘fase uno’ del acuerdo, que cuando fue anunciada a comienzos de octubre se postulaba como una negociación sencilla a resolver en varias semanas, se ha complicado a medida que ambos países ha aumentado sus exigencias.
Hasta la fecha, la Administración Trump busca que China se comprometa a aumentar la compra de productos agrícolas estadounidenses por valor de hasta 50 mil millones de dólares al año. También, un pacto que garantice que Pekín no devaluará su divisa con fines competitivos y pinceladas de asuntos como la protección de la propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología.