Al nuevo presidente nacional panista, Jorge Romero Herrera, únicamente le quedará espacio para administrar la caída y el hundimiento final de su partido. Lo que le será suficiente para tener algunas posiciones en la Cámara de Diputados federal, en el Senado de la República, así como para postular candidatos a algunas gubernaturas y presidencias municipales en entidades donde todavía su partido tiene alguna fuerza.
Ciudad de México, 12 de noviembre (SinEmbargo).- Administrar las derrotas y las miserias del PAN será la tarea del nuevo dirigente albiazul electo el pasado domingo 10 de noviembre del 2024. Las ruinas de un partido en plena decadencia le fueron entregadas por los panistas a Jorge Romero Herrera, político de mala fama pública, vinculado al depredador Cártel Inmobiliario que ha establecido como su base de operaciones la Alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México.
Le entregará la estafeta Marko Antonio Cortés Mendoza, que en 2018 recibió un partido que gobernaba 11 entidades del país y lo entregará con sólo cuatro gubernaturas bajo administración panista. Pero las estadísticas del derrumbe albiazul se reflejan también en los indicadores de su desempeño en las contiendas presidenciales del 2000 al 2024, cuando no quedó atrapado en una terrible caída electoral que día con día le aleja de los electores.
Igual podría ponerse como referencia del desplome del PAN la muy marcada caída de su membresía en los más recientes seis años, cuando prácticamente ha dejado de tener presencia significativa en la mayoría de las 32 entidades del país. Es tan profundo el desgaste del PAN que, en los comicios del pasado domingo 2 de junio del 2024, en forma individual, el Partido Acción Nacional sólo ganó tres de los 300 distritos electorales federales que estuvieron en juego en el país.
En los comicios del 2000 el Partido Acción Nacional, fundado en el año de 1939, llegó a la presidencia de la República con su candidato Vicente Fox Quesada, quien logró casi 16 millones de votos, para un porcentaje del 42.52 por ciento. Seis años de acelerado desgaste fueron suficientes para que el siguiente candidato panista, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa apenas sumara el 35.89 por ciento de los sufragios, para un cuestionado triunfo sobre Andrés Manuel López Obrador, que 18 años después sigue asegurando que la victoria le fue robada por el PAN, por el Instituto Federal Electoral, con el respaldo de una amplia cofradía de empresarios abusivos y corruptos que financiaron una intensa campaña de desprestigio en su contra, en medios de comunicación convencionales que se sumaron para avalar el fraude electoral.
La caída electoral del PAN llegó a su punto más bajo en 2024, cuando su candidata Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz sólo le sumó al partido albiazul una votación que le representó el 16.04 por ciento de los sufragios captados en las urnas.
Los números son fríos y duros, para dimensionar la historia de Marko Antonio Cortés Mendoza, quien llegó a la presidencia del PAN en noviembre del 2018, cuando su partido tenía todavía 11 gubernaturas. En los recientes seis años perdió siete: Puebla, Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Tamaulipas, Durango y Yucatán. Sólo conservó Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y Chihuahua. La última desgracia para el partido albiazul se concretó apenas el pasado domingo 2 de junio del 2024, cuando el morenista Joaquín Jesús Díaz Mena derrotó al panista Renán Barrera Concha, y relevó en la gubertnatura de Yucatán al albiazul a Mauricio Vila Dosal, el martes 1 de octubre del 2024.
En los últimos seis años el Partido Acción Nacional ha dejado de gobernar a más de 20 millones de personas y actualmente sólo administra los destinos de 13 millones de habitantes en las cuatro entidades donde todavía conserva el poder.
El registro más puntual del fracaso del PAN es su Padrón de Militantes, pues en siete años, entre 2017 y 2023, el albiazul perdió 101,163 afiliados, pese a su muy ligero repunte en 2023, según registros oficiales del Instituto Nacional Electoral. En el registro de la mebresía panista hay casos verdaderamente dramáticos como su militancia oficial en Tabasco, que apenas llega a 603 personas. En Guanajuato, una entikdad que gobierna desde hace 33 años, su militancia oficial llega apenas los 15 mil 244 afiliados.
En los comicios del domingo 2 de junio del 2024 el Partido Acción Nacional solo logró victorias de diputados federales en 42 de los 300 distritos electorales del país. En 39 distritos electorales obtuvo diputaciones federales de mayoría en coalición con PRI y PRD. De forma individual el PAN solo ganó tres distritos de Mayoría Relativa en todo el país: el Distrito 3 con cabecera en la ciudad de Aguascalientes y los distritos 6 y 11 con cabecera en la ciudad de León, Guanajuato. El PAN sólo ganó distritos electorales de mayoría relativa, con sus aliados o de manera individual, en 15 de los 32 estados del país.
En Guanajuato, entidad que gobierna desde 1991, por más de tres décadas, el PAN ya muestra agotamiento, pues de siete victorias de Mayoría Relativa que logró, cinco fueron con el respaldo de los votos de PRI y PRD, y únicamente ganó por separado dos de los tres distritos federales que tienen cabecera en León, una de las ciudades más conservadores del estado y de toda la región de El Bajío. Pese a que perdió ocho distritos electorales federales, al PAN todavía le alcanzó para conjservar la gubernatura con su candidata Libia Dennise García Muñoz Ledo.
Otro caso que muestra el derrumbe paulatino del PAN es Chihuahua, donde gobierna la albiazul María Eugenia Campos Galván, entidad en la cual Acción Nacional perdió cuatro de nueve distritos electorales federales, más de la mitad. En Querétaro, otra reserva electoral del PAN, gobernado por el albiazul Maurio Kuri González, también se observan grietas.
En único estado, de los 32 de toda la República, dondel PAN se llevó todos los triunfos de mayoría en la contienda para diputados federales, fue Aguascaliente. Lograron los albiazules dos victorias en coalición con PRI y PRD, y una tercera compitiendo en forma individual. Aguascalientes es gobernado por la panista María Teresa Jiménez Esquivel.
Solo hubo otra entidad del país en donde el PAN, con la ayuda sus amigos de PRI y PRD logró siete victorias: Nuevo León, donde se repartió igual número de triunfos de diputaciones de Mayoría Relativa con la coalición Sigamos Haciendo Historia encabeza por Morena. En Nuevo León el PAN también rescató una importante victoria, al ganar su candidato Adrián de la Garza Santos la presidencia municipal de la capital estatal, Monterrey, en una contienda en la cual derrotó a la candidata de Movimiento Ciudadano, Mariana Rodríguez, esposa del gobernador, Samuel Alejandro García Sepúlveda, quien llegó a ese cargo postulado por el partido naranja.
Aunque se quedó muy lejos de convertirse en una fuerza significativa, la coalición panista se apuntó cuatro victorias de diputados de mayoría relativa en Ciudad de México y otras cuatro en Jalisco.
Al nuevo presidente nacional panista, Jorge Romero Herrera, únicamente le quedará espacio para administrar la caída y el hundimiento final de su partido. Lo que le será suficiente para tener algunas posiciones en la Cámara de Diputados federal, en el Senado de la República, así como para postular candidatos a algunas gubernaturas y presidencias municipales en entidades donde todavía su partido tiene alguna fuerza. Y por supuesto, esos cargos públicos en los cuales se goza de fuero, de inmunidad constitucional que impide que los políticos puedan ser juzgados por los abusos o delitos cometidos, serán un bálsamo para una cofradía panista que controla el partido y tiene cuentas por pagar.