El mero chingonazo, el cuento nahua

12/11/2023 - 12:00 am

“En las cuevas que están en el monte, vive el akpakteko, el mero chingonazo, el único que de a de veras es malo entre los malos”, Artes de México comparte el siguiente cuento nahua.

Cuento nahua
Versión de José Luis Trueba Lara

Ciudad de México, 12 de noviembre (SinEmbargo).- Dicen que allá, en las cuevas que están en el monte, vive el akpakteko, el mero chingonazo, el único que de a de veras es malo entre los malos. Para qué le digo mentiras: yo no sé cómo es ni a quién se parece, pero todos dicen que tiene tipo de mestizo. Aunque varias veces he tenido la tentación, nunca he agarrado camino para sus rumbos. De lo único que sí estoy seguro es que no es bueno ir a verlo: por más que te chillen las tripas, lo mejor es quedarse lejos. Pero ya ve cómo son algunos, los que no se conforman con nada y quieren paliacates llenos de monedas luego, luego, van a buscarlo, y los necesitados a los que les hacen falta los frijoles hacen lo mismo.

Interiores de la revista no. 123 Semillas de identidad II, Artes de México.

Ellos no quieren oír, y parece que tienen cera en las orejas, por eso se meten en las cuevas y a veces se lo encuentran. Entonces, el mero chingonazo, que siempre trae sus botines y su paliacate en el pescuezo, los recibe y les pregunta:

-A ver tú, ¿qué quieres?

Y ellos le contestan. El malo entre los malos les dice que sólo tendrán lo que quieren si agarran uno de los listones que están colgados en el techo de su cueva. Y claro, no falta el que se avienta, pero los listones se convierten en serpientes que tienen el cuerpo frío y resbaloso. Los cobardes se mueren del susto o pierden su sombra para siempre; en cambio, los que son valientes se aguantan y pasan la prueba. A los bravos calados nunca los muerden las culebras.

Entonces, el mero chingonazo les dice:

-Vente en la noche, tráete tus mulas y muchos costales para que te los llene de frijoles. Ya nunca vas a tener hambre, cada vez que saques un puño aparecerán más y más hasta que tu tiempo se acabe. Cuando estés muerto, ya no vas a necesitar comida.

Índice de la revista no. 123 Semillas de identidad II, Artes de México.

Y sí, cuando llega la noche, ellos vuelven al monte con sus bestias. El mero chingonazo les retaca los costales y ellos se regresan felices a sus casas. Yo sé de algunos que se mataron el hambre con esos frijoles; es más, uno de esos hasta puso su tienda. Pero también sé lo que les pasó cuando se murieron: el akpakteko vino por ellos y se los llevó hasta adentro de su cueva, al lugar que está lleno de lumbre que nunca se apaga. Allí los colgó de las patas y les rajó el cuerpo para que se les escurriera la grasa. Si no se llenan siete latas con su manteca, ellos se quedan con el mero chingonazo hasta que la eternidad se termine. Todo lo que se habían tragado estaba maldito, y después de muertos tenían que pagar sus pecados.

A unos días de celebrar el Día Nacional del Frijol, compartimos el siguiente cuento nahua incluido en nuestra revista no. 123 Semillas de identidad II. Más información aquí:
https://catalogo.artesdemexico.com/productos/123-semilla-de-identidad-ii-nueve-tesoros-de-mexico/

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