En relación a otros países latinoamericanos, como Argentina y Brasil, o angloparlantes, como Estados Unidos, el balompié llegó a tierras aztecas con varios años de retraso, según la versión más conocida de la historia del futbol mexicano, lo cual se explica porque la presencia británica en los tres países mencionados, demográfica, cultural y económicamente, era mucho mayor que en México.
Mazatlán, Sinaloa, 12 de noviembre (SinEmbargo).- Las primeras escuadras y encuentros de futbol que se registran en México se conocieron en Pachuca, Orizaba, y la Ciudad de México entre 1901 y 1903. La versión más socorrida es que el primer equipo de futbol se creó en la capital hidalguense. Otra lectura sostiene que ya en 1898 se había creado en Orizaba el primer equipo. Sobre esto, el periodista Carlos F. Ramírez, señala que “no existe ninguna evidencia concreta de dónde se jugó el primer partido de futbol en el país, aunque lo más exacto que encontré apunta a la ciudad de Orizaba. Allí había súbditos escoceses, que incluían entre otros, a Duncan McDonald, Thomas Hengley, J.C. Campbell y R.T. Hattirton los cuales organizaron un buen organizado equipo, el Orizaba Athletic Club. Una persona me enseñó un programa que enfrentaba al Orizaba A.C. con el “Rangers” de Puebla F.C. en Río Blanco, Veracruz, pero aunque me insistieron que había sido antes de 1900, el programa no tenía fecha”. En Jalisco, en 1906 surgiría el Guadalajara y el Atlas en 1916.
Así pues, esas fueron las primeras cuatro entidades donde nació el futbol en México gracias a la iniciativa de ciudadanos ingleses, escoceses, franceses, alemanes, belgas y españoles —los cuales eran ingenieros, mineros, obreros textiles, empleados administrativos, diplomáticos o hijos de familia— que estaban avecindados en nuestro país debido a las inversiones de sus empresas y a las representaciones diplomáticas durante la apertura porfirista a los capitales extranjeros.
Otra versión del origen del futbol en México, prácticamente desconocida, la vemos en el libro Futbol del llano, Futbol verdad, escrito por José Manuel Flores Martínez, publicado como edición de autor en el Distrito Federal. Flores Martínez, de oficio periodista, revela que en los años setenta del siglo pasado, otro reportero, Jesús Vaca Gaona, vecino de la ciudad de Irapuato, le entregó copias de periódicos de 1892 donde se habla de un torneo relámpago entre cuatro equipos de futbol de esa ciudad. El mismo Flores, citando una entrevista con Francisco Flores Gómez, director del Mariachi de San Juan de Dios, de 87 años de edad en la década de los setenta, sostiene que gracias a ciudadanos franceses el futbol en Jalisco, más específicamente en Atotonilco, debió nacer entre 1870 y 1880 porque su papá, cuando él tenía un año de edad, jugó en uno de los equipos creados por los galos residentes ahí en ese periodo. El mismo Flores Gómez dice haber jugado a los once años en un torneo de ocho escuadras juveniles de poblados aledaños.
Esta segunda lectura no deja de ser relevante ya que ayuda a explicar por qué los futbolistas tapatíos tuvieron más calidad que la de los jugadores mexicanos —mas no que la de los españoles— de la Ciudad de México durante la primera mitad del siglo XX. De ser cierta la información de que el futbol en Guanajuato y en Jalisco se empezó a jugar entre 1870 y 1892; es decir, de cuatro décadas a una década antes que Pachuca, Orizaba y la capital de la República, la práctica de ese deporte era mucho más sólida en los estados del Bajío mexicano.
Ahora bien, la largueza del tiempo no es el único argumento para explicar la calidad del futbol jalisciense, pero por lo menos en un inicio sí fue un ingrediente. Su calidad nacional fue comprobada cuando sus jugadores empezaron a ser contratados en la capital del país, primero por el Marte y posteriormente por el Necaxa. Cuando esto sucedió, el club rojiblanco elevó sustancialmente su nivel y quedó campeón varias veces.
Un elemento que fue determinante para que desde un inicio el futbol jalisciense tuviese una gran clase, es que algunos de sus primeros fundadores lo aprendieron a jugar en Inglaterra mientras realizaban sus estudios. Así es, jóvenes de familias adineradas que estudiaron en los colegios católicos Saint Aloysius y Saint John´s fundaron el Club Atlas imprimiéndole a su juego una técnica más depurada. Dice el historiador Javier Bañuelos:
“Cuando (los atlistas) enfrentaban a los equipos locales resaltaba la superioridad de su juego, basado en rápidas triangulaciones, y su habilidad para eludir las cargas. Además, mientras sus contrincantes sólo sabían pegarle al balón con la punta del pie, es decir, de “punterazo” o “puñalada”, ellos utilizaban el empeine para darle efecto a la trayectoria de la bola”.
8 de mayo de 1906: un grupo de jóvenes y Edgar Everaert fundaron el Unión Football Club, primer nombre de Chivas. pic.twitter.com/1mO43dN7vX
— CHIVAS (@Chivas) May 8, 2016
La escuela jalisciense de futbol, que encantó a los aficionados de la capital de la República, tenía que ver con la técnica más depurada que exhibían los jugadores del Atlas y que luego se extendió a las Chivas y otros equipos del estado. Su mayor refinamiento le valió el calificativo de “académicos” que contrastaba con el juego áspero que exhibían la mayoría de las escuadras de otros estados.
Este estilo empezó a influir en la Ciudad de México, cuando casi la mitad de la Selección de Jalisco fue contratada en 1929 para irse a jugar al Marte y posteriormente al Necaxa.
En relación a otros países latinoamericanos, como Argentina y Brasil, o angloparlantes, como Estados Unidos, el balompié llegó a tierras aztecas con varios años de retraso, según la versión más conocida de la historia del futbol mexicano, lo cual se explica porque la presencia británica en los tres países mencionados, demográfica, cultural y económicamente, era mucho mayor que en México.
En Inglaterra se reconoce que 1863 fue el año del nacimiento oficial del futbol, una vez que se forma la Asociación Inglesa de Futbol, aunque desde varios años antes ya se practicaba este deporte al igual que en Estados Unidos, porque en 1862 inmigrantes británicos registraron los primeros equipos en la ciudad de Boston.
En Argentina, el 20 de junio de 1867 se jugó el primer partido en el Buenos Aires Cricket Club, de los Bosques de Palermo, y en Brasil el 14 de abril de 1895 cuando Charles Miller, brasileño de padres ingleses, llevó el futbol al país amazónico. Ese día Miller organizó en Sao Paulo el que sería el primer partido entre ciudadanos británicos radicados en la ciudad, del que se tiene registro oficial. Su equipo, el Sao Paulo Railway, venció 4 a 2 la Compañía de Gas.
Es evidente, entonces, que el futbol llega al Continente Americano y al resto del mundo durante la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX, como uno de los efectos culturales de la presencia económica del Imperio Británico en los cinco continentes.
Fue común que el futbol llegara y se desarrollara primeramente en los puertos más importantes de cada país, tal y como sucedió en Boston, Estados Unidos, Buenos Aires, Argentina, Montevideo, Uruguay, o Sao Paulo y Río de Janeiro, Brasil. Sin embargo, en México no fue así. En nuestro territorio este deporte se estableció primeramente en un asentamiento minero, Real del Monte, Hidalgo, y en Orizaba, Veracruz, donde estaban localizadas varias fábricas textiles de capital británico y español. Posteriormente nacería en las dos principales ciudades del territorio nacional: Ciudad de México y Guadalajara, donde imperaban bancos, escuelas, establecimientos comerciales y representaciones diplomáticas de Inglaterra, Francia y España. Un poco después el futbol aparecería en la capital poblana y, en Atlixco, otra ciudad industrial del estado, que eran asiento de numerosas fábricas textiles de capital español.
De manera paulatina el futbol se iría extendiendo a otras entidades mexicanas, tal y como sucedió en Toluca cuando los hermanos alemanes Manuel y Francisco Henkel, propietarios de la hacienda “La Huerta” ubicada en Zinacantepec cerca de Toluca, crearon, en 1916, el primer equipo de futbol del Estado de México; o en La Laguna, cuando en el mismo año ciudadanos españoles crearon el Club Victoria y jugaron el primer torneo formal en 1918; cuando en los 20 se formó la primer liga de futbol en Monterrey; y en Mazatlán, Sinaloa, se jugó el primer encuentro el 22 de agosto de 1922, entre el Internacional, formado por inmigrantes españoles, y el Anáhuac, creado por muchachos mazatlecos. No deja de ser interesante la pregunta de por qué la inmigración alemana en Mazatlán, la cual se inició en la década de los treinta del siglo XIX y se prolongó aun después del fin del porfiriato en 1913, no trajo consigo el futbol, como tampoco lo hizo la española que también fue importante en el mismo periodo, cuando el futbol en Alemania y España ya era practicado por lo menos desde los años ochenta del siglo XIX.
En México, los primeros torneos regionales se llevaron a cabo en la Liga Amateur del Distrito Federal, la Liga Amateur de Jalisco, la Liga de Veracruz y la de Guanajuato.
En 1910 surgió el primer equipo integrado exclusivamente por mexicanos en la capital del país: el Club de Futbol México, a la vez que se constituyeron otros con jugadores de las colonias extranjeras como el L´amicale Francaise (1911), el Real Club España (1912), el Germania FC (1915), el Cataluña (1917) y el Asturias (1918), todos ellos de la Ciudad de México.
L’Amicale Française fue fundado por un migrante francés que vivió en Ciudad de México, sin embargo, no le permitieron al club participar en la liga hasta el torneo 1914/1915. Los franceses sólo participaron en aquel campeonato jugando 10 juegos con un registro de 2 triunfos, 3 empates, 5 derrotas, donde anotaron 10 goles y recibieron 10 tantos, terminando en quinto lugar con 7 puntos. El club se disolvió porque muchos jugadores regresaron a Francia durante la Primera Guerra Mundial. Emilio Spittalier, el fundador del club, regresó después de la guerra y reconstituyó el club. El cual jugó un torneo más en 1920-21 en el Campeonato del Centenario por el 100 aniversario de Independencia. El club jugaría hasta 1924 cuando el club desaparece, debido a que hubo mucha transferencia de jugadores franceses a clubes rivales como México FC y Germania FV.
El club Germania F.V., fue fundado en 1915 por inmigrantes alemanes radicados en la Ciudad de México. Los impulsores de este equipo fueron: Edvard Giffenig, German Stuht, Richard Obert, Walter Mues y Carl Mues. En sus primeros años, el Germania no lograba levantar más allá de los últimos lugares de la tabla. Paulatinamente el equipo fue mejorando hasta convertirse en un auténtico animador de los torneos en los años 20. El Club Germania tomó la decisión de abandonar las competencias de la Liga Mayor ante el disfrazado profesionalismo, siendo en el año 1933 que deciden regresar a los torneos amateurs. jugó en la Liga Mexicana de Football Amateur Association y en el Campeonato de Primera Fuerza, del cual fue miembro fundador en 1922. En la temporada 1920-21, una ruptura de la Liga Mexicana de Foot-Ball, determinó que se llevaran a cabo dos torneos, el de la Liga Mexicana y el de la Liga Nacional. El Germania jugó en la Liga Mexicana junto con el Club de Fútbol Asturias, Club de Fútbol México, Morelos y Deportivo Internacional, mientras que en la Liga Nacional considerada separatista jugaron el Aurrerá, América, España, L´Amicale Francaise, Reforma y el Luz y Fuerza.
Al final de esta temporada el Germania saldría como campeón siendo este su primer y único título de liga, aunque no se le reconoció como oficial por los problemas de la división.
A diferencia de Guadalajara, donde a partir de 1908 los primeros torneos se jugaron entre equipos mexicanos, salvo el Unión que estaba conformado por belgas, franceses y mexicanos, en la Ciudad de México los primeros equipos y torneos fueron entre equipos de las colonias española, alemana, inglesa y francesa.
El Club de Futbol Unión se convirtió, en 1908, en el Guadalajara y en un conjunto formado exclusivamente por mexicanos cuando los hermanos Gregorio y Rafael Orozco, quienes al lado del belga Edgar Everaert, creador del futbol en el estado en 1906, fundaron el primer equipo en la historia jalisciense y también organizaron el primer torneo cuando jugaron una serie de seis juegos contra los Seminaristas del Liceo, escuela católica de Guadalajara.