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Daniela Barragán

12/10/2024 - 12:04 am

Garci, el macho cobarde

"Garci Nieto se ha referido a mujeres en la política como sirvientas, es decir, mujeres que ocupan un cargo para hacer el trabajo que le dicte un hombre".

Ubico desde hace poco tiempo el “material”, por decirle de alguna manera, que publica Antonio Garci Nieto. Fue en durante la campaña electoral cuando me salió una imagen en la que “dibujó” a la entonces candidata Claudia Sheinbaum como un perro con correa y esa correa era sostenida por Andrés Manuel López Obrador.

México con una enorme tradición en caricatura política y personajes como este publicando en medios nacionales. Algo lamentable.

El algoritmo jugó en mi contra y me salieron más imágenes de Garci. La siguiente fue una en donde Sheinbaum era un títere en la mano de López Obrador. Concluí que en el personaje había poca originalidad y exceso de Twitter.

El episodio de la última semana en la que ahora su odio fue contra la senadora Andrea Chávez, trajo una lluvia de tuits que reflejan que estamos ante un gran macho que se siente con el poder y la seguridad de referirse a las mujeres como perras, putonas, pirujas, sirvientas y nalguitas. Lo hace en sus redes sociales en las que tiene cerca de 187 mil seguidores, por lo que es de suponerse que el hombre se comporta así en la vida diaria. Pero poco importa ya que un diario como El Financiero no lo considera una falta de ética como para prescindir de sus servicios. Me gustaría saber qué ocurre en las juntas editoriales de ese diario. ¿Nadie habrá dicho algo al respecto o… lo considerarán normal o aceptable? No lo sabemos pero es una gran incógnita el cómo se toman esas decisiones en los grandes medios de comunicación que cada 8 de marzo se pintan de morado y sacan una nota relativa a la violencia contra las mujeres y consideran que la tarea está hecha.

Garci Nieto se ha referido abiertamente a ciertas mujeres en la política como mujeres que están donde están por hacer favores sexuales a otros políticos. Esa es una de las formas de violencia más comunes en nuestra sociedad. Con la llegada de más mujeres a puestos de alto rango en la política o en las empresas o en cualquier otro sector, se tiende a pensar que no hay capacidad intelectual de por medio para tener esos logros y que por lo tanto se debe a que la mujer dio su cuerpo a cambio. Y eso es machismo, ya que se anula de inmediato toda capacidad, talento y esfuerzo de una mujer y se crea la idea de que es una impostora que le roba un puesto a alguien “que sí lo merece”.

Garci Nieto se ha referido a mujeres en la política como sirvientas, es decir, mujeres que ocupan un cargo para hacer el trabajo que le dicte un hombre. Y eso es machismo, ya que una mujer que ostenta un cargo público tiene, lógicamente, su propio cerebro, personalidad y convicciones. El coincidir con un hombre no convierte a la mujer en un títere de éste. Pero también es machismo el utilizar la palabra “sirvienta”, ya que ataca al 90 por ciento de las mujeres en este país que dedican en promedio 39.7 horas a la semana al trabajo doméstico no remunerado y a 2.5 millones de trabajadoras del hogar. Seguro el señor Garci fue criado por un hombre, uno lo llevo a la escuela, uno lo alimentó, uno lo vistió, un hombre lo cuidó cuando llegó a enfermar y ahora en su vida adulta tiene solo a hombres que le hacen de comer y le limpian su casa. Eso dicta su propia lógica.

Luego está el término “nalguita” y sumo otro que también expresó de que dos mujeres militantes de Morena tenían “sugar daddy”. Claro que eso también es machismo. Es reducir a las mujeres a un adorno y a la prostitución. Garci elimina cualquier mérito de ellas –y de cualquiera– y son solo una “nalga”.

Además de terriblemente vulgar y nefasto que resulta todo este personaje, resulta poco creíble pensar que no conoce la magnitud de sus palabras. No son tuits perdidos, son una constante, tanto que sus amigos le lanzan a él muestras de solidaridad, como otro caricaturista, Francisco Calderón –que publica en el periódico Reforma– que lanzó el tuit de “Todos Somos Garci”. Aunque realmente no sorprende, es la personificación del famoso pacto patriarcal: no importa lo que hagas, qué tan bajo caigas, siempre habrán otros hombres que te tiendan una mano.

Pero de todo este episodio, resalto que Garci quedó retratado como un verdadero cobarde y nos regala un gran ejemplo para sostener que el machismo siempre va de la mano de una gran, gigantesca cobardía. Esto es porque el machismo se escuda en prejuicios que cada vez son más débiles gracias a las mujeres que deciden poner un alto y cuando el macho se siente descubierto tiende a refugiarse en las justificaciones y defensas más mediocres, porque aunque éstas lo humillen todavía más, es preferible estar en el fango que ofrecer disculpas.

Y sí, Garci optó por la humillación del macho cobarde. Estuvo muy muy feliz ofendiendo a diestra y siniestra pero cuando la Senadora Chávez sacó la Ley Olimpia su primera reacción fue la de asegurar que es víctima de un linchamiento, que la caricatura está en riesgo, que la dictadura censura, que es un hombre incómodo para el Gobierno, que es víctima de persecución y del “fascismo duro y puro disfrazado de progresismo”.

De los ejemplos que usé para esta columna, únicamente dos son derivados de sus “caricaturas”. El resto son las opiniones que él ha emitido pero que ahora las convierte en críticas agudas hacia el Gobierno en turno. Lo dicho: un macho cobarde que prefiere humillarse antes de admitir lo que realmente es y piensa.

Y para colmo, a través de su Twitter, pidió auxilio a Reporteros Sin Fronteras, a la Agencia de la ONU para los Refugiados y hasta a Cayetana Álvarez de Toledo para pedir protección y hasta refugio en otro país porque sus críticas lo ponen en riesgo.

Pero no, señor, no hay criticas. Hay machismo y debe reconocerlo.

Cierro esta reflexión con un mensaje a las mujeres que están en la política: esta es una de las tantas razones que hay para escuchar a las víctimas de violencia machista. Olimpia Coral Melo luchó para que lo que ella sufrió fuera reconocido como violencia y no sólo eso, también luchó por generar una ley que castigara dichos actos. Hoy la Ley Olimpia contempla la manipulación de imágenes con Inteligencia Artificial como una forma de violencia digital. Es un delito contra la intimidad sexual “quien videograbe, audiograbe, fotografíe, filme o elabore, imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido sexual íntimo, de una persona sin su consentimiento o mediante engaño”.

Así hay muchas otras mujeres que son víctimas de distintas agresiones que se topan con cientos de comentarios que desacreditan sus vivencias y que fácilmente califican si algo es o no violencia. Las mujeres en la política deben ser conscientes de los esfuerzos que implica generar leyes que castigan y reconocen nuevas violencias o violencias normalizadas porque hasta ellas estarán también protegidas.

A las mujeres víctimas de violencia hay que escucharlas, hay que acompañarlas y hay que hacer trabajo político con ellas; eso también nos acercará a cumplir con el “llegamos todas”, ya que ahí, en primera fila, deben estar las víctimas.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.

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