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María Rivera

12/10/2023 - 12:01 am

El horror

“Actos como los cometidos por Hamas deben ser condenados de manera unánime. El dolor, las tragedias personales y colectivas serán enormes para sus víctimas”.

“Por desgracia, nada parece más natural en los seres humanos que la venganza. Atrocidad por atrocidad por atrocidad”. Foto: Fatima Shbair, AP

El horror, querido, lector. Es lo que puede decirse de los ataques terroristas que Hamas perpetró en Israel sobre la población civil. Familias, mujeres, y niños fueron asesinados indiscriminadamente, en sus casas, en sus coches, en un festival de música que se llevaba a cabo en la frontera. Cientos de jóvenes fueron cazados y asesinados. Las imágenes del horror han recorrido el mundo a través de internet: padres de familia que murieron defendiendo a sus hijos. Abuelas masacradas en sus casas. Niños asesinados, familias enteras. Jóvenes que se resguardaban en un refugio, inermes, y fueron brutalmente asesinados en masa. Jóvenes mujeres que fueron tomadas como rehenes, malheridas y exhibidas como trofeo. Terroristas eufóricos ante la brutalidad de tomar a una mujer, golpearla y llevarla como rehén, que ante su cuerpo malherido solo pueden escupirla. La deshumanización brutal de la locura genocida. Terroristas celebrando el mortífero ataque que lograron llevar a cabo en donde nadie en el mundo lo creía posible. Un cuadro dantesco, que nos recuerda lo que hace el odio homicida en los seres humanos. Específicamente, el odio que el conflicto palestino-israelí ha incubado desde hace décadas. Un odio que ha dejado miles de muertos también en la población palestina, obligada a vivir en un moderno apartheid, sistemáticamente asesinada y agredida.

Razones para entender lo que ha ocurrido, hay de sobra, querido lector, pero frente al horror desatado, debemos ser tajantes e inflexibles: esa brutalidad es inadmisible. Porque el terrorismo, asesinar civiles, es inadmisible. El terrorismo no tiene límites: ni legales, ni morales. Su única racionalidad es la venganza aniquiladora del otro y la venganza solo busca satisfacerse. Actos como los cometidos por Hamas deben ser condenados de manera unánime. El dolor, las tragedias personales y colectivas serán enormes para sus víctimas.

Lo mismo habría que decir sobre la campaña bélica que Israel lleva a cabo en Gaza, como venganza, desde los ataques. Con una clara y consabida superioridad militar, el gobierno ha decidido cortar los suministros vitales de manera indiscriminada a millones de palestinos, no a Hamas, sino a toda una población encerrada en esa tierra: sin agua, sin electricidad, sin alimentos. Una locura criminal, cometida frente a los ojos del mundo. Crímenes de guerra crueles e insensatos, con funcionarios del gobierno israelí llamando a sus enemigos “animales”.

La población palestina está formada por millones de personas, familias y ciudadanos como usted y como yo, que no pueden huir a ningún lugar, están cercados e inermes, mientras Israel bombardea su ciudad y los asesina. Niños, bebés, mujeres, viejos han sido masacrados sin el menor escrúpulo moral, por bombas y derrumbes y lo peor, con la anuencia de parte de la comunidad internacional. Como si los crímenes de guerra que Israel está cometiendo sobre la población palestina, fueran legítimos. No, no lo son. Asesinar civiles en un conflicto bélico es un crimen, bombardear edificios habitacionales, hospitales, escuelas, impedir a los ciudadanos su subsistencia, también lo son.  Las escenas que hemos visto en estas horas recuerdan a los peores ataques en ciudades, durante la segunda guerra mundial. El nivel de devastación y de horror cometidos en Gaza, y lo que les falta padecer, el enorme sufrimiento de la población palestina arrasada por bombas y misiles, no solo perseguirá a los perpetradores, sino a toda la comunidad internacional, si no hace algo para impedir la locura genocida de la venganza.

Es una enorme tragedia, querido lector, la lógica de la violencia. Por desgracia, nada parece más natural en los seres humanos que la venganza. Atrocidad por atrocidad por atrocidad. Huérfanos, mujeres mancilladas, padres y madres asesinados ¿qué puede engendrar esa violencia sino más violencia y dolor? Si no hay justicia, y el poderoso abusa del débil ¿qué futuro puede haber para las víctimas? ¿sólo la venganza? Si es así, el baño de sangre no terminará nunca: siempre habrá muertos que vengar, tierras que recuperar. Y si, además, a las personas ya no les queda nada que perder, salvo el sentido de la venganza, habrá razones para que dejen su vida asesinando o inmolándose.

El conflicto, por supuesto, es muy complicado, y está lleno de aristas. Sin embargo, no se necesita ser un especialista, querido lector, para saber que asesinar civiles, sean estos israelíes, palestinos o ucranianos, es un crimen de lesa humanidad. No se necesita nada, salvo tener decencia, y abogar por un sentido humanitario, para rechazar tajantemente, cualquier forma de terrorismo, ya sea de extremistas como de gobiernos. No se necesita más, basta con entender que la locura criminal, venga de donde venga, debe ser rechazada, para que la paz sea concebible.

Esperemos, querido lector, que el baño de sangre de una guerra que ha durado ya demasiado, se detenga pronto, que quepa en quienes hoy tienen el poder de las armas y la violencia un sentido de la justicia y de lo humano, que vaya más, mucho más allá de la venganza que solo engendra violencia, ira, y dolor, terrible dolor.

María Rivera
María Rivera es poeta, ensayista, cocinera, polemista. Nació en la ciudad de México, en los años setenta, todavía bajo la dictadura perfecta. Defiende la causa feminista, la pacificación, y la libertad. También es promotora y maestra de poesía. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (FETA 2000) Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005), Los muertos (Calygramma, 2011) Casa de los Heridos (Parentalia, 2017). Obtuvo en 2005 el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes.

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