A pesar de que sólo contribuye a menos del uno por ciento de las emisiones de gases con efecto invernadero, Pakistán sufre duramente del cambio climático con las peores inundaciones de su historia.
Por Rafael Morán
Francia, 12 de septiembre (Radio Francia Internacional).- La magnitud de los desastres que dejaron las inundaciones en Pakistán dejó boquiabierto al secretario general de la ONU. Después de visitar zonas inundadas, Antonio Guterres declaró que había muchos desastres humanitarios pero que nunca había visto semejante “masacre climática”.
Cerca de mil 400 personas murieron desde junio en las crecidas, causadas por devastadores vientos monzones. Las aguas cubrieron un tercio del país -una superficie equivalente a la del Reino Unido- y destruyeron viviendas, negocios, carreteras, puentes y cultivos.
Pakistán, uno de los 10 países más expuestos a las consecuencias del calentamiento global, según un estudio del centro de análisis German Watch (leer el informe en PDF, en francés) sufrió las peores inundaciones de su historia con la acumulación de las lluvias monzónicas más frecuentes e intensas de lo habitual.
Según la @WMO las devastadoras inundaciones en Pakistán son "la consecuencia del #CambioClimático".
Las precipitaciones en el país han sido equivalentes a 2,9 veces la media de 30 años.#EmergenciaClimática
📽️ https://t.co/F93V8zRgcj @NASAClimate pic.twitter.com/7OCA6F2Hv1
— ONU Cambio Climático (@CMNUCC) September 7, 2022
En algunas provincias como la del Sind, las precipitaciones en agosto se incrementaron en un 700 por ciento comparado con la media. “Tienes que imaginar un paisaje donde kilómetros y kilómetros cuadrados de campos casas y caminos están ahora cubiertos de agua. Esto significa que llegar a la población para evaluar las necesidades y llevar ayuda es muy complicado”, cuenta a RFI Federico Schivo, responsable de logística en Médicos sin Fronteras, desde la capital Islamabad.
“Casi un millón de personas se han quedado sin hogar. Hay mucha gente que vive al borde de las carreteras, en escuelas o en campamentos humanitarios”, alerta MSF.
La ONU también calcula que 800 mil hectáreas de cosechas se perdieron por el diluvio. “En la región de Sind, por ejemplo, que produce por ejemplo arroz y algodón, hay muchos cultivos destruidos. El daño a la agricultura es enorme, lo que constituye un riesgo para la seguridad alimentaria del país”, agrega Federico Schivo.
Meses antes de la caída de lluvias torrenciales, la población pakistaní enfrentó otro evento climático extremo: olas de calor con temperaturas que superaron los 50 grados en algunas ciudades. La sucesión de olas de calor y de lluvias extremas sin precedentes ha llamado la atención de los científicos.
“Se combinaron dos fenómenos: hizo mucho calor, con un derretimiento glaciar clásico en las partes bajas. Pero el fenómeno fue precoz y se agudizó por una ola de calor que duró tiempo. Desde abril se derritieron los glaciares. Y este derretimiento glaciar se combinó con un monzón muy intenso en agosto con periodos de lluvias intensas y contínuas que aumentaron el flujo de los ríos”, observa el glaciólogo francés Patrick Wagnon.
El científico del Instituto de Investigación y Desarrollo francés (IRD) en Grenoble ha trabajado en los glaciares andinos y observa desde hace dos décadas la evolución de los glaciares asiáticos del Himalaya. El año pasado escaló una cumbre de más de siete mil metros en el norte de Pakistán.
Pero, ¿en qué medida las inundaciones se pueden imputar al cambio climático? Wagnon aclara que existe “una variación natural, con años fríos, secos o con más precipitaciones”. Sin embargo, los modelos matemáticos que calculan “las tendencias pasadas y anticipan lo que puede ocurrir a futuro a nivel del clima”, no dejan lugar a dudas. “Ingresamos datos en estos modelos que reconstituyen la evolución del clima pasado. Hacemos simulaciones con los aumentos de temperatura. Y resulta que hay un 95 por ciento de probabilidad que este evento climático extremo actual se deba al cambio climático”, concluye Wagnon.
Según el glaciólogo, si no se hace nada para limitar el aumento de las temperaturas globales, las proyecciones anticipan una amplificación de la frecuencia de las olas de calor como la que vivió Pakistán antes de las inundaciones. “Sin cambio climático, estimamos que un año tan caluroso como el 2022 sólo ocurriría así cada mil años”, mientras que la frecuencia es de una cada 100 años con el aumento actual de la temperatura global. Y si el termómetro sube un grado más, una catástrofe comparable “ocurría una vez cada 10 años”.
INJUSTICIA CLIMÁTICA
Ante la magnitud de la catástrofe, surge en Pakistán un sentimiento de injusticia. El país está pagando muy caro el costo del cambio climático del que no es responsable, se indignó Sherry Rehman, la Ministra de cambio climático de Pakistán tras las inundaciones. “Pakistán representa menos del uno por ciento de las emisiones globales. Contribuimos muy poco a la cantidad global de emisiones de gases de efecto invernadero que convierten nuestro clima en un infierno”, se indignó la ministra.
Pakistán, un país que sufre mucho pero que poco ha contribuido el calentamiento global… Partiendo de esta idea, ONG como Amnesty internacional piden que los países ricos y los que se enriquecen con las energías fósiles que más contaminan, sean los que paguen la factura de las catástrofes climáticas.
La responsabilidad financiera de los países más ricos en las catástrofes climáticas se debatirá en la próxima asamblea general de Naciones Unidas en septiembre. El archipiélago de Vanuatu en el Pacífico, vulnerable a la subida de las aguas, quiere acudir a la Corte Internacional de Justicia para obligar a los Estados a rendir cuentas en materia de política climática.
Y la Red de Acción por el Clima, principal coalición de ONG ambientalistas, pide que, en la próxima conferencia sobre el clima, la COP27 en Egipto, se negocie un mecanismo para indemnizar por los daños y pérdidas causados por el cambio climático, y así, avanzar hacia una justicia climática.