Los lamentables hechos ocurridos en 1973, fueron recordados de manera permanente en el Estadio Nacional donde los parientes y otros sobrevivientes de la dictadura prendieron miles de velas y depositaron ofrendas florales.
Santiago de Chile, 12 de septiembre (EFE).- Miles de velas fueron encendidas la noche de ayer por un número similar de personas en los alrededores del Estadio Nacional, el primer centro de detención tras el golpe militar de Agusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.
La emoción embargaba a los presentes a los 45 años del más cruento golpe de Estado que derrocó al entonces Presidente Salvador Allende (1970-1973), día en que también fue bombardeado el Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo, por aviones de la Fuerza Aérea de Chile.
En el recinto deportivo, los parientes y otros sobrevivientes de la dictadura depositaron ofrendas florales y tocaron música en el lugar, que reza en su galería norte que "un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro", en homenaje a los caídos de la época.
Varios de ellos explicaron que las 63 hectáreas de superficie que posee el Estadio Nacional, fueron utilizados en su totalidad para torturar, asesinar y hacer desaparecer a miles de sus compatriotas. Por el recinto transitaron más de 20 mil opositores.
Dos de las víctimas que vivieron en carne propia los horrores de una dictadura que se extendió por 17 años en el país sudamericano, sirvieron de guía y relataron a las personas que llegaron al lugar lo que ocurrió en ese estadio que fue visitado en varias oportunidades por la Cruz Roja Internacional.
El 22 de septiembre, en una primera visita al lugar, la entidad consignó que había unos 7 mil detenidos entre hombres y mujeres, de los que alrededor de 300 eran extranjeros, de más de 38 nacionalidades.
Los lamentables hechos ocurridos hace 45 años, son recordados de manera permanente en el Estadio Nacional por un conjunto de tablones de madera vieja y gastada, correspondientes a un sector cerrado de las gradas, que se conserva igual desde 1973 y fue inaugurado en 2003 como un espacio de reflexión.
Durante su encierro en el lugar, los detenidos fueron obligados a pintar todas las gradas, murallas y pisos del recinto.
Se tiene evidencia de la práctica de torturas y malos tratos a los detenidos en el recinto de la enfermería que en algunas oportunidades se utilizó para esos fines.
Las personas pasaban la mayor parte del día sentadas en las gradas del Estadio, por donde se paseaba una persona encapuchada reconociendo a militantes de izquierda, los que eran separados del resto de los detenidos.
Años más tarde se logró establecer que ese encapuchado era un exmilitante del Partido Socialista (Juan Muñoz Alarcón, "el encapuchado del Estadio Nacional") quien colaboró con los servicios de seguridad del régimen militar, los que abandonó en el año 1977, fecha en que concurre a un organismo de derechos humanos a dar su testimonio.
El cuerpo sin vida de Juan Muñoz Alarcón fue encontrado en un sitio en la comuna santiaguina de La Florida, con múltiples heridas de arma blanca, el 24 de octubre del año 1977.
Con la información obtenida a través de testimonios de sobrevivientes y agentes confesos se logró establecer que muchas ejecuciones ocurrieron al interior del Estadio Nacional, así como de varios casos de personas que, fueron sacadas para darles muerte, como sucedió por ejemplo con los ciudadanos norteamericanos Charles Horman Lazar y Frank Teruggi Bombatch
Durante la dictadura de Augusto Pinochet, según datos oficiales, unos 3 mil 200 chilenos murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 33 mil fueron torturados y encarcelados por causas políticas.