Pegasus es capaz de infiltrarse en celulares para recoger datos personales y de ubicación, así como controlar subrepticiamente los micrófonos y cámaras. En el caso de los periodistas, los hackers pueden espiar las comunicaciones de éstos con sus fuentes.
Ginebra, 12 de agosto (AP).— Expertos en derechos humanos que colaboran con Naciones Unidas pidieron el jueves a los países que venden o transfieren spyware y otras tecnologías de vigilancia que desistan de esa actividad hasta que se elaboren normas para su uso, a fin de garantizar que no violen esos derechos.
Tras las revelaciones recientes sobre el programa de espionaje Pegasus, los expertos expresaron el temor de que “se utilicen herramientas de espionaje altamente complejas para vigilar, intimidar y acallar a los defensores de los derechos humanos, los periodistas y la oposición política” en algunos lugares, dijo la oficina de derechos humanos de la ONU.
“Expertos en derechos humanos de la ONU pidieron a todos los estados que impongan una moratoria global sobre la venta y transferencia de la tecnología de vigilancia hasta tanto aprueben normativas estrictas que garanticen su uso en forma acorde con los estándares internacionales de derechos humanos”, dijo la oficina en un comunicado.
Un consorcio global de medios globales reveló el mes pasado nuevas pruebas de que se ha utilizado el malware Pegasus del NSO Group, una organización de hackers a sueldo con sede en Israel, para espiar a periodistas, activistas por los derechos humanos y disidentes políticos.
Los ocho expertos destacaron la “audacia extraordinaria y el desprecio por los derechos humanos” de esa vigilancia y reclamaron a NSO que revele si había evaluado el impacto de esas herramientas y publique las conclusiones de sus propias investigaciones internas.
Los expertos independientes, que investigan problemas de derechos humanos bajo un mandato del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, están en “comunicación directa” con NSO y el Gobierno israelí, dijo el comunicado.
Advirtieron que el derecho internacional en la materia obliga a los países a garantizar protecciones contra la vigilancia ilegal, la invasión de intimidad y las amenazas a libertades fundamentales como las de expresión y reunión.
Pegasus infiltra teléfonos para recoger datos personales y de ubicación y para controlar subrepticiamente los micrófonos y cámaras de teléfonos celulares. En el caso de los periodistas, los hackers pueden espiar las comunicaciones de éstos con sus fuentes.
El programa está diseñado para impedir la detección y disimular su actividad.