Conservación del panda: estrategia política y económica en China

12/08/2015 - 12:03 am

Ciudad de México, 12 de agosto (SinEmbargo).– El Gobierno chino informó este año que la población de pandas gigantes salvajes creció en 268 ejemplares durante la última década, lo que significa que ya hay un total de mil 864 pandas en libertad y sus ejemplares ya cubren una superficie de dos millones 577 mil hectáreas. Esto, como parte de los esfuerzos del Estado en colaboración con organizaciones conservacionistas como el Fondo Mundial Para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

El oso panda gigante es considerado en China un tesoro nacional y, mundialmente, un símbolo de conservación de la vida salvaje, pues durante décadas ha estado bajo tutela directa del Estado. Sin embargo, más allá del éxito puntual de la conservación de este animal, en China hay alrededor de 300 animales vertebrados en peligro de extinción y, de éstas, 156 especies endémicas se encuentran al borde de la desaparición, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Comercio de Especies Protegidas.

Así que la historia de conservación del panda no se reproduce para otras especies, que se encuentran en peligro debido a la demanda local para consumo y comercio, y para los que el gobierno apenas ha implementado algunas medidas: “La conservación del panda no es un indicador preciso sobre la protección de la vida silvestre en China”, declaró a CNN Peter Li, experto en ese país de la organización Humane Society International (HSI).

Los esfuerzos de conservación del panda en China son significativos, pero este animal aún se encuentra en peligro. Foto: Shutterstock
Los esfuerzos de conservación del panda en China son significativos, pero este animal aún se encuentra en peligro. Foto: Shutterstock

Lo que sucede es que “el panda es un animal político. [Una] herramienta diplomática absurdamente adorable que China usa para suavizar sus relaciones con otros países”, escribe Kristie Lu Stout, autora del artículo de CNN.

Los pandas gigantes fueron considerados tesoros nacionales a mediados del siglo pasado, tras  la llegada del comunismo a China y, poco después, se convertirían en un arma diplomática: el Gobierno de Mao Tse-Tung ofrecería pandas gigantes como obsequios a diferentes países con el fin de suavizar o establecer relaciones políticas.

“En 1957, el zoológico de Moscú recibió su primer panda macho procedente de Beijing como un obsequio de ‘buena voluntad’ cuando los vínculos bilaterales se estaban deteriorando –escribe María Cristina Rosas en su artículo “La diplomacia del panda”– Un año después, el gobierno de Mao Tse-Tung ofreció un panda gigante a EU. Sin embargo, con la histeria anti-comunista en su máxima expresión, el entonces secretario de Estado de la Unión Americana, John Fuster Dulles, señaló que el zoológico de Chicago no podía albergar a un animal ‘comunista'”.

Años después, en la década de los 70, dos pandas fueron obsequiados por el gobierno de Mao Tse-Tung al de Richar Nixon, precediendo la “normalización” de los vínculos entre las dos naciones.

A semejante “tesoro nacional” había que protegerlo. El paso decisivo para esto fue la creación del Centro de Investigación y Reproducción del Panda en Chengdu, en 1987; y desde entonces han sucedido una serie de esfuerzos gubernamentales enfocados exclusivamente a su conservación en colaboración con asociaciones, principalmente WWF, mismos que han representado inversiones millonarias, como es la creación de la reserva de pandas más grande del mundo en 2003, con un costo aproximado de 14.46 millones de dólares. Actualmente, el país cuenta con 67 reservas naturales para el panda dentro de las que habita un 53.8 por ciento del total de pandas.

panda

Con relación a la protección legal, el país ha implementado estrictas medidas para proteger al hábitat del panda y al animal mismo: en China, las personas que maten a un panda o vendan su piel pueden ser sancionados con cadena perpetua o hasta pena capital. Por otro lado, todo panda gigante (incluidas sus células reproductivas) son, por ley, propiedad de su gobierno, independientemente del país donde habiten: a partir del siglo pasado se dejó de regalar pandas como gestos de “buena” voluntad” a zoológicos extranjeros y ahora sólo salen de sus fronteras bajo acuerdos de préstamos.

Así, “si un país recibe un panda, significa que China le confía al país la conservación de un preciado animal en peligro de extinción. Significa un nuevo comienzo de las relaciones”, señaló Kathleen Buckingham a BBC en un artículo publicado en 2013, que aborda un estudio que sostiene el comienzo de una nueva fase de “diplomacia panda” por parte de China, al estilo de Mao Tse-Tung.

Bickingham, que encabezó el estudio publicado por Enviroment Practice, aseguró que, desde el 2008, China compartía el cuidado de sus pandas con países amigos con el fin de fortalecer sus lazos con aliados cercanos: “El estudio indica […] que los préstamos de osos pandas a Canadá, Francia y Australia coincidieron con acuerdos para la compra de uranio, que China necesita a fin de cumplir su meta de aumentar su capacidad nuclear para el 2050”, ejemplifica el artículo.

Y, citando a Henry Nicholls, autor de El camino del panda: la curiosa historia del animal político de China, concluye: “La expansión de China en el planeta y el uso diplomático de los pandas es ahora más obvio y la motivación para hacer los préstamos cada vez es menos clara. No se trata sólo de su protección sino que están cada vez más vinculados con ambiciones políticas y económicas”.

Con información de EFE

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