Largos planos, silencios y una lenta evolución de la acción componen esta película que traslada a la gran pantalla de forma muy ajustada el estilo narrativo de Murakami.
Cannes (Francia), 12 jul (EFE).- Drive my car, de Ryusuke Hamaguchi, era una película muy esperada por los críticos en el Festival de Cannes y no ha decepcionado. “Soberbia”, “hipnótica” o “poética” son algunos de los adjetivos que le dedican, aunque a muchos les ha parecido excesiva su duración de tres horas.
Sobre todo porque se trata de la adaptación del relato del mismo título de Haruki Murakami -incluido en Hombres sin mujeres, que tiene tan solo 40 páginas.
“Me encantaría hacer un filme de 90 o 100 minutos pero cuando realizo películas no consigo nunca contentarme con esa duración, siempre intento resolver la problemática de cada personaje y no se cómo lograr que el espectador entienda todo” con una duración menor, explicó Hamaguchi en una rueda de prensa.
Su objetivo es “llevar a buen puerto” a sus personajes, pero dónde está situada esa meta es algo que no sabe cuando empieza a rodar un filme. En este caso, asegura, “se necesitaban las tres horas para que el filme se desarrolle”.
Drive my car cuenta la historia de un actor y director teatral, Yusufe Kafuku (Hidetoshi Nishijima) que, tras la muerte de su mujer, acepta realizar un montaje de “Tío Vaina” en un festival en Hiroshima. Y allí conoce a Misaki (Toko Miura), la conductora que le asignan y con la que empieza a mantener largas conversaciones en el coche.
Un amigo le recomendó a Hamaguchi que leyera el relato de Murakami y encontró en el texto elementos que le eran familiares, como el arte dramático o el coche en el que se desarrolla gran parte de la acción.
“El habitáculo de un coche es propicio para las conversaciones”, señaló el realizador, que recordó que es una experiencia que ya ha explorado en alguna de sus películas anteriores.
En ese espacio cerrado y limitado, “la intimidad crece” y ese aspecto, que estaba en el centro del relato de Murakami, es también “el corazón del filme”.
Largos planos, silencios y una lenta evolución de la acción componen esta película que traslada a la gran pantalla de forma muy ajustada el estilo narrativo de Murakami.
Un autor del que ya se han adaptado muchos textos -incluido su popular Tokio Blues– aunque son las películas basadas en sus relatos las que han dado un mejor resultado, como ocurrió con Burning (2018), de Lee Chang-dong.
Ahora es el turno de Drive my car, un proyecto de Hamaguchi que llega después de que este mismo año se llevara el Gran Premio Especial del Jurado de la Berlinale con Wheel of Fortune and Fantasy.
Un filme con un reparto internacional que incluye intérpretes japoneses, coreanos, taiwaneses y filipinos a los que el director tuvo que elegir a través de videoconferencias.
“Me preguntaba si el hecho de no vernos en persona me permitiría elegir bien pero creo que ha funcionado”, señaló Hamaguchi, que intentó elegir actores que le caían bien y que se ajustaban a la personalidad de los personajes.
Es importante para él tener una buena relación con los actores porque es un realizador que deja mucha libertad cuando empieza el rodaje. “Te insufla confianza, solo hay que seguirle”, señaló Toko Miura.
Se trata, agregó, de memorizar el texto a la perfección hasta que empieza a resonar en el interior de cada uno. “Empiezas a sentir las cosas y el texto viene naturalmente, ya no hay que recordarlo”, dijo la actriz, que precisó que el director alienta a los actores “a reaccionar sobre la base de sus propios sentimientos”.