Entre 2006 y 2020, cada año fueron asesinados en promedio 21 efectivos del Ejército Mexicano que realizaban operativos en contra del crimen organizado. Sin embargo, las cifras del Gobierno federal indican que por cada castrense caído hubo 16 agresores abatidos.
Ciudad de México, 12 de julio (SinEmbargo).- Los operativos en contra del crimen organizado costaron la vida de al menos 581 militares entre 2006 —cuando el Gobierno del expresidente Felipe Calderón Hinojosa dio inicio a la llamada “guerra contra el narcotráfico”— y junio de este año, de acuerdo con cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
La mitad (56.1 por ciento) de los castrenses —es decir, 326 casos— falleció por ejecuciones y agresiones con armas de fuego perpetradas por presuntos integrantes de la delincuencia organizada, mientras que el resto de los casos implicó muertes accidentales, como lo son percances automovilísticos y aéreos que causaron 190 defunciones, o el equivalente a una tercera parte (32.7 por ciento) de las causas de muerte de castrenses que participaron en operativos, desde 2006.
Sólo en los primeros dos años del actual sexenio (2019-2020) murieron 28 elementos del Ejército y de la Fuerza Aérea Mexicana, 17 de ellos —esto es, el 60.7 por ciento de los casos— asesinados por el crimen organizado.
En comparación con los dos primeros años de gobierno de las dos administraciones previas, el número de militares asesinados decreció, aunque las ejecuciones y agresiones con arma de fuego aumentaron como proporción de las muertes totales de militares en operativos contra el crimen organizado.
Con Calderón Hinojosa, entre 2007 y 2008, 44 de los 91 castrenses que murieron en operativos —o el 48.4 por ciento de los casos— fueron asesinados. Y entre 2013 y 2014, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, 42 de los 76 militares fallecidos (55.3 por ciento) perecieron por ejecución o agresión de la delincuencia organizada.
Las cifras oficiales indican que el aumento proporcional de los asesinatos como causa de muerte de castrenses en operaciones contra el crimen organizado corresponde al decremento gradual del número de accidentes mortales que sufrieron en 2007-2008 (47), 2013-2014 (34) y 2019-2020 (11). Esto se debe a que las muertes por accidente (-95.3 por ciento real) decrecieron más que las muertes por asesinato (-64.1 por ciento real) entre los periodos comparados.
El comportamiento de las ejecuciones y agresiones con arma de fuego como proporción de las muertes totales de militares durante operativos es congruente con la tendencia del número de efectivos asesinados por agresión registrada, que fue a la baja desde 2007.
En los dos primeros años de administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador (2019-2020) hubo tres militares asesinados por cada 100 enfrentamientos entre castrenses y presuntos integrantes del crimen organizado. En el mismo periodo del sexenio pasado (2013-2014) hubo seis, mientras que en tiempos de Calderón (2007-2008) hubo 29.
Lo anterior podría implicar dos cosas: que la estrategia para repeler los ataques fue cada vez más efectiva y/o bien, que los ataques de los presuntos integrantes de la delincuencia organizada fueron cada vez menos precisos, en un contexto en que además de las muertes hubo una cantidad considerable (1 mil 750 en 2007-2020) de militares heridos, que año con año durante casi todo el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2007-2011) fue en aumento, pero que a partir de 2012 y hasta 2020 fue a la baja. Un ejemplo de ello es la tasa de militares heridos por cada 10 agresiones, que en 2020 fue de dos, mientras que en 2007 fue de tres.
Más allá de las cifras de elementos fallecidos y lesionados por ataques de presuntos integrantes del crimen organizado, los datos de la Sedena refieren que en la última década y media, los castrenses fueron más efectivos para repeler y aprehender a sus agresores.
Entre el 1 de enero de 2007 y el 19 de junio de 2021, personal del Ejército Mexicano mató a 5 mil 115 agresores e hirió a 752 atacantes, además de haber detenido a 4 mil 239 presuntos criminales. En ese periodo, las tasas (por cada 10 agresiones) de atacantes finados, heridos y detenidos por castrenses aumentaron a un ritmo anual promedio de 8.2, 2.3 y 4.9 por ciento, respectivamente.
Asimismo, una comparación entre el número de militares asesinados por agresión y el número de agresores finados por ataque indica que en los últimos 14 años (2007-2020) en promedio, por cada efectivo caído hubo 16 agresores finados.
En 2020, por ejemplo, la cantidad de agresores muertos (39) por militar asesinado fue superior a la de 2007 (dos). La tendencia al alza de este indicador en los últimos 14 años también podría indicar que la estrategia de los castrenses para repeler los ataques fue cada vez más efectiva y/o bien, que los ataques de los presuntos integrantes de la delincuencia organizada fueron cada vez menos precisos.
Sin embargo es necesario aclarar que las proporciones utilizadas (hasta aquí) podrían diferir en alguna medida con los hechos vividos por los efectivos del Ejército Mexicano que se enfrentaron a la violencia del narcotráfico y de diversos grupos delictivos; ello considerando que las cifras no incluyen desapariciones —en parte porque la Sedena no tiene casos registrados de 2015 a la fecha— y que no hay datos públicos disponibles que permitan corroborar si el número de deserciones excluye o incluye a castrenses que no se reportaron en un periodo de 24 a 72 horas —que es un factor para que un militar cause deserción, de acuerdo con el Artículo 255 del Código de Justicia Militar— por haber sido privados de su libertad y asesinados por parte de integrantes de alguna organización criminal.
Además de la posibilidad de que el Ejército Mexicano se haya vuelto más efectivo para repeler ataques, también existe la posibilidad de que se haya vuelto más letal con el paso de los años. Al respecto, una comparación entre el número de agresores finados, heridos y detenidos por el Ejército Mexicano indica que en los últimos 14 años (2007-2020) en promedio, por cada seis atacantes finados hubo un agresor herido y seis detenidos. Empero, en ese periodo la proporción de heridos por finados se redujo 70.3 por ciento, mientras que la proporción de detenidos cayó 59.9 por ciento, en un contexto en que la tasa de agresores finados por agresión aumentó más que la de agresores heridos o detenidos.
En la siguiente tabla es posible consultar los datos y cálculos utilizados para la elaboración de este texto.
PELIGRO EN LOS ESTADOS
El asesinato de militares a manos de integrantes de la delincuencia organizada no ha repuntado a nivel nacional, según las cifras oficiales. Más allá de eso, la situación de violencia no fue la misma en todos los rincones del territorio mexicano durante el periodo que va del 1 de enero de 2007 al 19 de junio de 2021. Por un lado, ya que las cifras oficiales arrojan que hay 10 entidades federativas que concentraron el 90.2 por ciento de los asesinatos de militares en funciones operativas contra el narcotráfico; y por otra parte, puesto que hay otros 10 estados en los que no hay registro de homicidios dolosos de castrenses.
Tamaulipas (105), Guerrero (38), Michoacán (32), Sinaloa (32) Nuevo León (22), Jalisco (21), Chihuahua (13), Veracruz (11), Coahuila (10) y Durango (10) concentraron 294 de los 326 asesinatos de militares registrados por la Sedena entre 2007 y 2021.
En cambio en Baja California Sur, Campeche, Ciudad de México, Chiapas, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Querétaro, Tlaxcala y Yucatán no hay registro de militares asesinados en comisión de operativos, aunque ello no excluya que hayan sufrido algún tipo de agresión o que hayan fallecido por razones accidentales.
Las 10 entidades que acumularon el 90.2 por ciento de los asesinatos de militares abarcan territorios de operación de poderosas organizaciones criminales como los cárteles del Golfo, del Noreste, de Los Beltrán Leyva, del Pacífico y de Jalisco Nueva Generación, así como células de La Familia y de Los Zetas, de acuerdo con información (2020) del Gobierno federal.
Una de las más recientes agresiones en contra de militares ocurrió el pasado 3 de julio al sureste del municipio Miguel Alemán, en Tamaulipas, donde elementos del Ejército Mexicano mataron a cinco presuntos integrantes del Cártel del Noreste (CDN) que habrían agredido a los castrenses (con armas de fuego) al momento de realizar un recorrido de seguridad. El hecho ocurrió un mes después de otro enfrentamiento con supuestos miembros del CDN en el municipio de Nuevo Laredo, en Tamaulipas. El 1 de junio de 2021, la Sedena registró dos agresiones en contra de militares, con un saldo de ocho presuntos sicarios finados.
Asimismo, uno de los últimos asesinatos de militares tuvo lugar el 9 de junio de este año en la Zona Militar de Sarabia, en Guanajuato, donde cinco elementos del Ejército Mexicano perdieron la vida en un enfrentamiento con presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De acuerdo con la información publicada en medios de comunicación, los castrenses fallecidos formaban parte de una operación que acababa de localizar al líder del CJNG —Rubén Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”— en una zona donde confluyen los estados de Guanajuato, Michoacán y Jalisco.