El académico y activista Conrado Romo expone cómo estas nuevas ciudades tratan de vender o de plantear una serie de conceptos positivos, pero que esconden detrás una serie de fenómenos que buscan expulsar, por ejemplo, a las personas que originalmente poblaron los centros urbanos hacia lugares que no cuentan con todos los servicios necesarios para vivir.
Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).– Las élites tienen el interés, los recursos y los incentivos para seguir pensando en la tierra, en la vivienda y en la edificación, como un instrumento para seguirse enriqueciendo, planteó en entrevista el académico y activista Conrado Romo, quien acaba de publicar su primer libro Ciudad Copyright (Fondo de Cultura Económica), un texto compuesto de ensayos y crónicas para cuestionar la legitimidad de los derechos de autor y la gentrificación.
“El concepto de Ciudad Copyright trata de reflejar una crítica a otro grupo de conceptos bastante difundidos como pueden ser las ciudades inteligentes, las ciudades creativas, las capitales culturales. Todos estos conceptos buscan relacionar las industrias creativas con el tema de desarrollo urbano, sin embargo, todas son sólo una mirada que piensa que esta relación es correcta, no problematiza, no hay crítica, sino que asumen que esto está bien. Ciudad copyright lo que busca es un concepto que sea antagónico, un concepto que permita agrupar la crítica y la problematización a todas estas ideas, sobre cuál es el impacto de pensar el desarrollo de las ciudades enfocado en las industrias creativas”, ahondó en entrevista Conrado Romo.
El académico expone que estas nuevas ciudades tratan de vender o de plantear una serie de conceptos positivos, pero que esconden detrás una serie de fenómenos que buscan expulsar, por ejemplo, a las personas que originalmente poblaron los centros urbanos hacia lugares que no cuentan con todos los servicios necesarios para vivir.
“Todas las políticas de vivienda que han existido en el marco de lo que podríamos llamarle neoliberalismo, han tenido por lógica el abaratamiento de costos, el aumento de beneficios para el sector constructor y esto lleva a que se hayan generado cientos miles de viviendas en las periferias de la ciudad en donde no hay equipamientos, en donde no hay servicios públicos, donde las distancias son espeluznantes, y todo estas viviendas que no poseen características para el disfrute y el desarrollo pleno de la vida se esconden detrás de grandes campañas de marketing”, expresó.
De hecho, explicó, los condominios ahora se llaman ‘el paraíso’, ‘el cielo’, ‘el imperio’. “Son construcciones narrativas que no tienen que ver con el entorno, es decir, las calles históricas, hablaban del río, del monte, tenían una lógica de hitos espaciales o de personajes históricos, etcétera, pero lo que encontramos es que todas estas nuevas poblaciones o estos nuevos centros urbanos poseen nombres que en realidad lo que buscan es construir narrativas”.
“En todo caso, estos discursos son los que legitiman, los que hacen atractivo, los que llevan a alguien a comprar un espacio, es decir, compramos vivienda, compramos inmuebles, por discursos, por narrativas, y no necesariamente por los efectos que este espacio va a tener en mi vida” comentó Conrado.
—¿Esta Ciudad Copyright está dirigida entonces a un estrato muy específico? —se le preguntó.
—En toda la elaboración de comunicación previa a la construcción, vemos que hay un cierto perfil de ocupante nuevo, es decir, si nosotros vemos los renders de las propuestas arquitectónicas, incluso el tipo de personaje que habitan estos espacios, aunque sean espacios simulados, digitales, en realidad no son el ocupante que está actualmente habitando este espacio, si ustedes ven ahora los carteles de justamente todas las campañas de comunicación para la compra de vivienda en estas zonas, no reflejan a los ocupantes actuales de estos espacios.
“Entonces, es a partir de esto que tanto en el discurso como la práctica, en realidad, se les señala permanentemente a las personas, a los actuales habitantes y ocupantes de estos espacios que ellos no son bienvenidos, no tienen el dinero, el color de piel, el acento, necesario para participar en este nuevo entorno urbano” De hecho hay una palabra que se repite constantemente, que creo que es bastante relevante, y es que muchas veces esos proyectos se acompañan en el discurso por este concepto y es rescatemos la ciudad, rescatemos el barrio, rescatemos la colonia, la pregunta necesaria aquí es ¿rescatar de quién, quién es el ocupante ilegítimo, quién es el invasor?”, cuestionó.