La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) informó que al ritmo que la COVID-19 avanza por los países de América Latina, hará que la zona se convierta en el nuevo epicentro de la pandemia; Perú, Ecuador, Chile o México son países que preocupan por el número de casos que registran del nuevo coronavirus.
Por Antonio Broto
Ginebra, Suiza, 12 de mayo (EFE).- Responsables de la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtieron hoy que Latinoamérica puede convertirse en el nuevo epicentro de la pandemia de COVID-19, debido al rápido aumento de los casos en muchos de los países de la región.
"América Latina probablemente será el nuevo centro de la pandemia, dado que los casos aquí están aumentando a muy rápida velocidad", subrayó en rueda de prensa Ana de Lemos, directora ejecutiva de MSF en Brasil, el país más afectado de la región con más de 170 mil casos y 11 mil fallecidos.
Perú, Ecuador, Chile o México son otros países con preocupantes cifras de contagios, subrayó De Lemos, quien afirmó que aunque la pandemia mostró que ningún país dentro o fuera de la región estaba preparado para responder a esta emergencia sanitaria, gobiernos como el de Argentina han logrado controlarla en cierta medida.
El principal responsable de la ONG en México, Loïc Jaeger, añadió que la mayor preocupación de la organización en la región es la situación de comunidades vulnerables tales como migrantes, indígenas o personas que ya antes vivían en la calle y no pueden cumplir las normas de confinamiento.
"Tenemos la impresión de que muchos países no están atendiendo a estas poblaciones, o peor, que están continuando con las deportaciones, y así por ejemplo en países como El Salvador o Guatemala muchos de los pacientes contagiados son migrantes deportados desde Estados Unidos", denunció Jaeger.
Estas deportaciones forzosas, que continúan en la actual crisis sanitaria y también se realizan desde México, "ponen a más gente en peligro y no ayudan a la mitigación de la pandemia", señaló por su parte el gerente de MSF en Latinoamérica, Marc Bosch.
Los tres responsables de la organización coincidieron en que es seguro que las cifras oficiales de la mayoría de los países de la región sólo reflejan una parte de todos los realmente afectados por la COVID-19, algo que se debe en parte a la limitada capacidad en muchos de ellos por hacer tests, en palabras de Jaeger.
Las declaraciones se producen el mismo día en que América superó por primera vez a Europa en casos de la COVID-19, aunque 1.3 de los 1,7 millones de los casos en el Nuevo Continente se concentran en Estados Unidos.
En América Latina no sólo preocupan las consecuencias sanitarias de la pandemia sino también otras de índole humanitario, subrayó Bosch, quien citó como ejemplo la proliferación de protestas en Colombia por parte de personas a las que el confinamiento les ha dejado sin medios de sustento.
"Han llegado a cortar carreteras pidiendo ayuda, porque junto al miedo a la COVID-19 han perdido sus trabajos y su situación es muy vulnerable", indicó el responsable de MSF, quien señaló que también han aumentado las tensiones en la frontera entre Colombia y Venezuela.
Muchos venezolanos tratan de cruzarla para regresar a su país, al perder sus medios de vida en Colombia y otras naciones de la región, "algo que puede convertirse en una crisis muy profunda", añadió.
Otra situación alarmante se vive en El Salvador, donde las maras (organizaciones criminales) han incrementado sus prácticas de extorsión "en un momento en que muchas de las víctimas no pueden escapar".
Los responsables de MSF evitaron opinar individualmente sobre la puesta en marcha de medidas de desescalada en los distintos países latinoamericanos, aunque advirtieron que muchos de ellos podrían no haber llegado al pico de infecciones y éste "podría ser más largo que en Europa".
"Quizá haga falta que las medidas de distanciamiento social duren más tiempo, pero cada gobierno debe tener en cuenta sus capacidades para hacerlo y tener en cuenta otros problemas humanitarios, como la capacidad de la población para acceder a su trabajo y sustento", subrayó Bosch en este sentido.
MSF ha intentado aumentar sus operaciones en la región para atender la crisis sanitaria, por ejemplo con la apertura de un centro de atención de pacientes graves en México (Tijuana), otros en Honduras o programas de atención a migrantes en las fronteras de Colombia con Venezuela y Ecuador.
Algunos de estos programas, por ejemplo la apertura de maternidades, se dirigen también a personas no aquejadas de la COVID-19, ya que la pandemia ha llevado a muchos hospitales a dedicarse casi íntegramente a la atención de enfermos de coronavirus, olvidando en ocasiones al resto, señaló Jaeger.