Rita Varela Mayorga
12/04/2016 - 12:00 am
EPN: De gira con 43 “invitados” incómodos
“El fantasma de Ayotzinapa perseguirá a Peña Nieto por donde quiera que vaya”, adelantaban un puñado de analistas y politólogos críticos desde octubre de 2014, unos días después de la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre, cuando el horror se filtró como agua hedionda por todos los rincones de Iguala, Guerrero. […]
“El fantasma de Ayotzinapa perseguirá a Peña Nieto por donde quiera que vaya”, adelantaban un puñado de analistas y politólogos críticos desde octubre de 2014, unos días después de la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre, cuando el horror se filtró como agua hedionda por todos los rincones de Iguala, Guerrero.
Desde aquellas horas nefastas –cuando decenas de estudiantes de la Normal Ayotzinapa fueron perseguidos, golpeados, balaceados, uno incluso desollado y 43 más desaparecidos–, hasta hoy han pasado 564 días [que significan poco más de 80 semanas y 18 meses] sin que el Presidente Enrique Peña Nieto y el equipo de seguridad que lo acompaña en su Gobierno hayan podido resolver un caso de desaparición forzada que ha marcado para siempre su sexenio.
“Lo que mal empieza, mal acaba”, citaban también aquellos especialistas en octubre de 2014, al referirse a la lentitud con que el Gobierno federal había reaccionado ante esa tragedia, así como el silencio y la falta de voluntad política para, en una emergencia semejante, no actuar contra las autoridades de Guerrero, comenzando por el entonces Gobernador, el perredista Ángel Aguirre Rivero.
De entonces a la fecha, el Jefe del Ejecutivo mexicano ha realizado más de 30 giras internacionales y no hay una sola donde el espectro de Ayotzinapa no se haya manifestado. Ahora, además, se han sumado los de decenas de miles de desaparecidos más y los de ya más de 150 mil muertos, producto de la guerra contra el narco.
Pero con más o menos fuerza el espíritu de los 43 siempre se le aparece en el camino, y no importa qué tan lejos viaje: lo mismo a África que a Asia, a Oceanía que a Europa o a América.
Apenas el 24 de febrero pasado, Peña Nieto encabezó, en Iguala, Guerrero, la conmemoración del 195 aniversario de la bandera, en lo que fue, además, su primera visita a esa ciudad desde la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos.
“Iguala es un municipio emblemático y no puede quedar marcado por los trágicos acontecimientos”, dijo, en un mensaje en el que aludió la tragedia del 26 y 27 de septiembre de 2014 y que se interpretó también como un intento de reivindicar a su administración y el trabajo que ha realizado para esclarecer el caso.
Pero semanas después, el Gobierno federal volvió a entramparse en dimes y diretes con los expertos que conforman el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quienes han acusado a las autoridades de cerrarles las puertas en su investigación, particularmente cuando se trata el punto de indagar la participación de militares en los hechos sangrientos.
Además, el pasado 6 de abril, los integrantes del GIEI calificaron como una “irresponsabilidad” la difusión de un tercer peritaje sobre el basurero de Cocula, presentado a instancias de la Procuraduría General de la República (PGR) y basado en estudios inconclusos y provisionales.
“La utilización política de esta cuestión muestra una enorme irresponsabilidad y muy poca sensibilidad por el derecho a la verdad de los familiares, de México y el mundo entero, para el cual el caso Ayotzinapa se ha convertido en una referencia”, plantearon públicamente los integrantes del GIEI.
Antes, incluso, y también después de esa conferencia, funcionarios de alto nivel se apresuraron a informar que el próximo 24 de abril, luego de que el GIEI haga público su último informe y que contendrá las conclusiones sobre el caso, terminará también su trabajo en el país y no habrá ninguna prórroga para extender su estancia en México.
Es decir, el caso Ayotzinapa volverá a quedar por completo en manos de las autoridades mexicanas que poco han hecho para esclarecerlo, y los familiares de los 43 normalistas batallarán solos ante los dichos y las acciones oficiales, pues no tendrán ya el acompañamientos de los especialistas de la CIDH.
Así, el esclarecimiento de la tragedia y la localización de los estudiantes está lejos de llegar, como también se ve cada vez más lejano el momento de que al Estado mexicano, a los integrantes del Gobierno federal –particularmente a los de las áreas de impartición de justicia– y al propio Presidente no los persiga el espectro de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Ayer fue en Berlín, hoy será en Hamburgo y mañana en Copenhague… a donde quiera que el Presidente, su Gabinete y sus invitados vayan, lo único seguro es que ahí estarán las imágenes, los reclamos por la cuenta pendiente y el espíritu de los 43.
¡Buena semana, y nos vemos el próximo martes!
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