Margaret Atwood, la escritora que ya no habla de su pelo ni del suicidio, sino de la esperanza

12/04/2013 - 1:30 am
Foto: EFE
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Ciudad de México, 12 abr (Sin Embargo).- “Nosotros desapareceremos antes que las especies. Algunos organismos sobrevivirán para celebrar nuestra desaparición. Por eso las preguntas para mí son ya no sobre mi pelo o sobre el suicidio, ahora me preguntan si hay esperanza”, dijo la escritora canadiense Margaret Atwood cuando estuvo hace tres años en San Miguel de Allende.

La famosa novelista fue la estrella este jueves del festival Gutun Zuria en la Alhóndiga de Bilbao, capital del País Vasco, donde, a los 73 años, deslumbró con su voz lúcida e irónica, quea lo largo de toda su carrera ha puesto al servicio de los derechos humanos, las causas de la mujer (aunque detesta ser considerada una autora feminista), la naturaleza y los animales.

Nacida en Ottawa en 1939, Atwood ganó Premio Príncipe de Asturias en 2008 y a menudo es una candidata al Premio Nobel. Narradora, cuentista, ensayista y poeta, escribe en inglés y francés y empezó a escribir poesía en la adolescencia.

“Una mujer poeta en esos tiempos era rara y suicida, como Sylvia Plath. Así que las preguntas por entonces eran tales como ¿cuándo te vas a matar? No estoy inventando”, narró Atwood.

“No podemos tener estilo alguno sin tener esperanza. No importa qué cínico u oscuro sea un libro, todo autor tiene esperanza sólo por escribirlo”, dice la autora de, entre otras, El año de la inundación y El cuento de la sierva.

“Las preguntas también tenían que ver con los hombres. ¿Odias a los hombres? Mi respuesta era invariable: ¿a cuáles?”, agregó.

“Así que escribí una novela para dejar de ser un personaje raro. Y entonces las preguntas viraron hacia el asunto del pelo. ¿Es tu pelo natural o te lo arreglas? Y mi respuesta era con otra pregunta: ¿crees que si me lo arreglara, lo tendría así?”, contó la escritora.

“Últimamente, lo único que me preguntan es si hay esperanza”, comentó.

EL LENGUAJE, EL SENTIDO DE NUESTRO SER

Recientemente, la autora firmó una proclama del PEN Club Internacional “para denunciar la guerra en contra de los periodistas, escritores y blogueros de México”, que es “uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer la profesión de periodista. En el último año, 11 periodistas más han sido asesinados. Esto suma – desde el año 2000 – a por lo menos 78 periodistas, escritores y blogueros asesinados.

Además, desde 2002, 12 más han desaparecido; innumerables han sido amenazados y amedrentados; y ha habido ataques frecuentes con explosivos y armas de fuego a instalaciones de medios de comunicación”, decía el documento.

“Espero que el gobierno mexicano haga algo para detener esta forma cruel de la censura. México merece algo mejor. Los escritores y periodistas merecen poder decir e informar sin que los asesinen por ello”, dijo cuando estuvo en nuestro país.

“Y en eso consiste la esperanza en la literatura. Aun cuando el gobierno mexicano no hiciera nada por evitar la censura, los escritores siempre hallarán la manera de publicar, de expresar su voz”, agregó.

Eterna luchadora por los derechos humanos, la escritora está convencida de que “el lenguaje es el sentido y el centro de nuestro ser y por eso los que detentan el poder quieren controlarlo y evitar por todos los medios el debate”.

Con respecto a su vida, dedicada desde edad muy temprana a la escritura, niega que su oficio la haya “salvado”, aunque admite que a muchos de sus lectores, “mis libros les ha cambiado la vida o al menos eso me dicen”.

“No me estaba ahogando cuando empecé a escribir, así que no puedo decir que la literatura haya tenido en mí un efecto terapéutico o salvador, aunque conozco a muchos autores que dicen la escritura fue su ancla. También sé que algunos psiquiatras usan las novelas como una herramienta de curación, en un sentido parecido al del dibujo o la pintura”, expresó la escritora.

“La cuestión de la poesía resulta fácil porque uno escucha el poema dentro de uno. La cuestión entre una novela y un relato, en cambio, obedece a distintas ondas que podríamos llamar magnéticas dentro de la escritura”, explicó al referirse a los distintos géneros que frecuenta.

“En un cuento, las olas están más unidas y cercanas, en una novela, ese flujo navega hasta distancias más largas y apartadas”, agregó.

“La esperanza es una constante humana, pero también es una constante literaria. Después de que todos los males fueran liberados de la Caja de Pandora:  los republicanos, los racistas, el calentamiento global, la sobrepesca, etc, apareció la esperanza”.

“¿Qué hay  mas esperanzador que escribir?, luego esperar que haya un editor que publique tu libro, que al editor no lo corran que la editorial dure, que después alguien compre tu libro, que lo lea, que lo entienda y que finalmente le guste. Es mucha esperanza reunida en un solo acto, ¿no creen?”

“La página escrita es para la voz lo que la partitura es a la música.  Cuando alguien lee tu libro está interpretando tu voz con su manera particular”.

Tiene un blog, Facebook (que lo lleva su editorial) y un twitter (@MargaretAtwood) muy activo: “Es como enviar señales de humo, casi como tener tu propia estación de radio. Además es bueno para difundir tus campañas y expresar ideas políticas, porque estoy en contra del secretismo político”, le dijo este jueves al periódico vasco Deia.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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