Como “una bomba de tiempo” y una “impopular medida” calificó la Iglesia católica la liberación del precio de los combustibles en México, la cual, dijo, evidenció el hartazgo de la sociedad sobre un gobierno y su burocracia que dice estar tomando medidas de austeridad para estabilizar la situación pero que se ha quedado “demasiado corta”. Destacó que no sería justo distraer la atención pública dilatando más gasolinazos ante las elecciones próximas, particularmente en el Estado de México, “poniendo en riesgo la victoria del partido dominante”, el PRI.
Ciudad de México, 12 de febrero (SinEmbargo).– La Iglesia católica calificó como “una bomba de tiempo” y una “impopular medida” la liberación del precio de los combustibles, la cual, dijo, evidenció el hartazgo de la sociedad sobre un gobierno y su burocracia que dice estar tomando medidas de austeridad para estabilizar la situación pero que se ha quedado demasiado corta.
“No sobra recordar que la liberación del precio de los combustibles provocó una inestabilidad que rebasó los límites del orden. La sociedad civil se organizó pacíficamente para protestar contra las impopulares medidas, pero también hubo disturbios y sicosis, afectando principalmente a la propiedad privada”, expuso el Episcopado mexicano en su semanario Desde la Fe.
Destacó que a pesar de las explicaciones y de las retóricas desafiantes como aquella del “ustedes, ¿qué hubieran hecho?”, los mexicanos supieron de los altos costos tributarios en los precios de los energéticos y de la ignorancia de las autoridades por no conocer exactamente el pulso de una sociedad que no está preparada para tales medidas.
Un eventual gasolinazo no sería aceptado, destacó la Iglesia católica. “Lejos de haberse diluido, algunos sectores de la sociedad mantienen una resistencia activa para revertir la medida”.
En enero pasado, los obispos de México expusieron el cansancio de la gente “por la imposibilidad de acceder al desarrollo humano, integral y solidario; de aspirar a que México sea un país cuya meta esté en función de que cada persona tenga acceso a un techo, a una tierra y a un trabajo”.
El cansancio, mencionó el Episcopado, también está referido a lo que deben soportar los mexicanos sobre un gobierno y su burocracia que dice estar tomando medidas de austeridad para estabilizar la situación, pero que se ha quedado demasiado corto.
“Basta con conocer la fortuna que nuestras autoridades invierten en festividades y premios, para darnos cuenta que hay muchos rubros por recortar antes de castigar aún más al empobrecido pueblo mexicano”, destacó el semanario.
La semana pasada, el diario Reforma informó que el Gobierno federal derrochó en 2016, con cargo al erario, casi 30 mil millones de pesos en festejos y premios a servidores públicos.
También, en el último trimestre del año pasado se contabilizó una deuda del sector público de más de nueve billones de pesos, es decir, el 47.9 por ciento del Producto Interno Bruto, que generó el pago de intereses que, según los resultados de 2016, representa el presupuesto asignado a 17 dependencias de la administración pública federal, y mayor al presupuesto asignado a la secretarías de Salud y de Educación Pública para el presente ejercicio fiscal 2017.
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“Es una bomba de tiempo que se encuentra activa al hipotecar el futuro de cada mexicano”, alertó la Iglesia católica sobre el tema del gasolinazo.
Destacó que no sería justo distraer la atención pública dilatando gasolinazos como lo hizo el pasado 3 de febrero el Gobierno federal cuando decidió ampliar los subsidios a las gasolinas dos semana más.
“No sería justo distraer la atención pública dilatando gasolinazos ante las elecciones próximas, particularmente en el Estado de México, “poniendo en riesgo la victoria del partido dominante”.
Actualmente, la entidad mexiquense es gobernada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El Episcopado apeló por ser menos dependientes del exterior, pero sobre todo, reducir las drásticas brechas entre riqueza y pobreza, y hacer, verdaderamente, un gobierno austero sin privilegios para unos pocos, recortar los salarios millonarios y evitar lo superfluo.
“El desarrollo social no es dar ayudas intermitentes y suspender gasolinazos por motivos electorales, sería otra bomba a estallar en las manos”, advirtió.