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Antes de 1994 estaba el gobierno de Salinas. En ese tiempo estaba entrando en vigor el Tratado de Libre Comercio. Sin embargo, la vivencia hacia atrás de 94, las comunidades indígenas estábamos en pleno olvido, en un alto grado de marginación. No había en ninguna comunidad indígena de la selva con accesos a caminos, servicios de salud; no había acceso a la seguridad alimentaria; no había ingresos. Había todo tipo de carencias. No había empleo de ninguna índole, no había para vestir a los niños. Prácticamente vivíamos en un deterioro y prácticamente la sociedad mexicana no sabía nada de esto.
Yo también lo viví, junto con mi familia. Casi en la frontera con Guatemala, junto con otras comunidades, hacia la zona sur del estado. Siempre hemos sido campesinos, criados en el campo, criados en la selva. La zona en la que estamos es zona platanera, cafetalera, maicera. Mi trabajo es labrar la tierra. Ese era el trabajo antes de 1994 y sigue siendo acá. Yo siembro café.
Ese 20 de diciembre supe de la noticia de la devaluación y de toda la crisis a través de los medios de las noticias. No había acceso a la comunicación, no la teníamos. Pero supe por el anuncio que se hizo a través de la radio, así pudimos percatarnos. Aunque ya se venía resintiendo la crisis, en nuestros estómagos y en la venta de nuestros productos y en el desplome de los precios.
Fue alarmante para todos, porque fue la devaluación y cambio de moneda. Si antes podía comprar con mil pesos, ahí ya se convertía en nada porque se había convertido en una inflación mucho mayor. Lo que se escuchaba en la radio es que “se va a cambiar el valor de la moneda”, aunque por parte del gobierno decía que era para dar pasos adelante y para triunfar, pero la verdad es que había parte de aquí donde se decía que mucha gente estaba inconforme, había perdido su patrimonio y gente que tenía su ahorro, se perdió.
Fue en 1994 cuando tuvimos todos un escenario bastante devastador. Si estábamos en el agravio cuando fue la crisis, prácticamente las familias y las comunidades indígenas se quedaron sin comer. Uno veía a la gente de las zonas urbanas que tenían muchas hipotecas, o gente que tenía algún tractor para sembrar, carro o casa; toda esa gente los perdió y perdió sus bienes a cambio de esta devaluación. En donde lo resentimos más fue en el estómago. No había comida. Lo que se compraba con determinada cantidad de dinero, cuando llegó la crisis en el 94, teníamos que duplicar la cantidad.
No pudimos irnos acoplando a estas carencias. Hasta después de tres o cuatro años, fue cuando venimos y estuvimos buscando el caminito para salir de esto. Aunque fue a raíz de 1994 cuando se dio el surgimiento de insurgencia. Ahí cambia un parámetro, ahí es cuando hubo un cambio. Dejar algo atrás y entrar a otra etapa.
Antes de 1994, no tenía uno para dónde suspirar. El mismo gobierno era enemigo del pueblo, había mucha represión. Aún cuando todavía no había un movimiento armado declarado, el gobierno imponía leyes en la zona de campo y producción agrícola. Uno no podía tumbar un árbol arriba de los dos metros, nadie podía. Estaba a punto de explotar el pueblo y el movimiento zapatista fue un desahogo, una oportunidad y una nueva etapa en la vida que habíamos estado viviendo las comunidades. Fue un respiro.
Simpatizamos mucho en ese tiempo con el EZLN. Yo estuve con el movimiento. Uno siempre ha sido de lucha. Realizamos varios movimientos como símbolo de solidaridad. Estuve al frente asambleas informativas con la gente. Protestábamos en contra de las injusticias que nos hacía el gobierno, esta fue parte de mi función.
Nos hizo tener la esperanza, y los ojos que el mundo tiene ahorita de Chiapas es gracias al movimiento zapatista, porque prácticamente las comunidades indígenas estaban completamente marginadas, no existían, estaban en el olvido. El EZLN vino a poner orden y nos dio una esperanza de vida.
Cuando yo hablo de la aparición del movimiento armado, las comunidades y los pueblos tomaron una nueva esperanza, ¿y el gobierno qué hace? A lo mejor la estrategia del gobierno de Carlos Salinas y de Ernesto Zedillo, ya en ese tiempo, para exterminar la revolución, empezaron a invertir mucho en Chiapas, metieron caminos, aulas, servicios de salir y abrieron las puertas al desarrollo. Paulatinamente vino esa trascendencia.
Sin embargo, los recursos que dio el gobierno no vinieron directamente al campo, sino a otros programas. Por ejemplo, a los caminos para que la gente pudiera mover más su producción para que se vendiera en la Central de Abastos o consumidores directos, facilitando más las cosas, pero la producción siempre siguió al margen. No hubo inversión al campo, si no compras de conciencia.
Las comunidades de Chiapas son muy unidas y comunitarias, pero aprovechando la situación de la pobreza, no todos resisten la necesidad. Lo que hizo el gobierno fue comprar conciencias en forma de apoyo y dinero. Como sabemos, al gobierno no le convenía ni conviene que hubiera ese tipo de movimientos en el país, por estrategia metió muchos programas para terminar la conciencia y la gente dejara de luchar.
Todo esto fue y es devastador, es algo muy difícil, crearon otras religiones. Cuando surge el movimiento zapatista, Chiapas se vuelve y se pinta de revolucionarios, pero comenzaron a meter grupos para desestabilizar.
Tenemos el ejemplo de Acteal, la masacre de los 45 indígenas, cosas así se fueron dando. La presión con el Ejército, que aunque hay todavía, se da con menor medida. Todo esto se dio después de 1994 hasta 1999 y los indígenas éramos delincuentes. Así de triste. Ha sido muy difícil nuestro camino y la trayectoria de Chiapas.
Después de 1994, nada ha cambiado. Hay muchas similitudes. Ahora el peso mexicano no vale, se compran los productos de las grandes empresas y el dinero no alcanza para mucho. Uno tiene que tener mucho dinero para poder sobrevivir, y el problema es eso, que todo esto es similar a 1994.
Los ingresos no suben, y aunque el de los asalariados aumenta un poco, para nosotros los productos cada vez son más caros. Se resiente porque mil pesos ahora no alcanzan para nada, y para allá vamos, estamos en retroceso porque actualmente tenemos unos gobiernos, tanto Chiapas como el país en donde existe la corrupción. Son gobiernos corruptos.
El gobierno del estado acaba de hacer su informe diciendo puras babosadas, que según esto ha invertido miles de millones al campo cuando por supuesto uno como campesino no recibe ni un peso. Es de mucha necesidad un saco de fertilizante, pero lo que se hace darlo y el Gobernador lo vuelve en un gran proyecto productivo. Aparte todos saben que ese dinero que son recursos públicos y están traficando con él electoralmente, dicen “si tú estás con mi partido, aquí te va tu saco de fertilizante”, si son de otro partido, entonces no te toca nada, así de difícil las cosas en Chiapas.
Uno no puede hablar así porque rápido, rápido viene la represalia, ¿cuántos actores sociales no están encarcelados?
Yo creo que las comunidades sí pueden actuar de la misma manera como se hizo en 1994, yo creo que sí. El zapatismo existe, la mecha sigue encendida, dicen por ahí. Y así es como yo califico las cosas, pero como decimos aquí los indígenas y todas las comunidades, cuando el estómago no aguanta, vamos a pelear por tener comida.
En cualquier momento puede volver a estallar y yo la seguiría apoyando porque no es una lucha que lleve otro tipo de intereses, es sólo una revolución del pueblo.