Ciudad de México, 18 de diciembre (SinEmbargo).- Las personas que tienen una mayor tendencia a estar preocupadas por las situaciones de la vida y los problemas, muestran también señales de mayor inteligencia que aquellos que no, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Lakehead en Canadá.
La ansiedad y estado de alerta en el que se suelen encontrar este tipo de gente les suele prevenir ante peligros, pues tienen mayor poder de reacción ante amenazas, anticipar eventos, detectar mentiras y aprender de errores pasados.
En esta nueva investigación, los expertos encuestaron a 126 estudiantes para medir sus niveles de preocupación, ansiedad, depresión, inquietud, fobia social, así como unas pruebas de inteligencia verbal y no verbal.
A partir de ahí encontraron que tras aislar los sentimientos de ansiedad y el estado de ánimo actual, quienes reportaron un hábito de desasosiego mayor, al coincidir con frases como "siempre estoy preocupado de algo" o al agobiarse pensando sobre su tristeza o el "¿qué estoy haciendo para merecer esto?", también sacaron un mayor porcentaje en las pruebas de inteligencia verbal.
Sin embargo, y contradictoriamente, quienes dijeron sentirse mortificados por eventos sociales del pasado también puntuaron negativamente en los exámenes de inteligencia no verbal.
Los expertos, comandados por el doctor Alexander M. Penney, del departamento de psicología de dicha universidad, explicaron: "los individuos verbalmente más inteligentes son capaces de examinar eventos pasados y futuros, lo que deriva en una preocupación más intensa. Los individuos con mayor inteligencia no verbal pueden ser más fuertes en el procesamiento de las señales no verbales con las que interactúan en el momento, lo que lleva a una disminución de la necesidad de volver a procesar encuentros sociales pasados".
Es decir, quienes tienen una menor inteligencia no verbal, tienden a mortificarse repasando una y otra vez las situaciones estresantes que ya pasaron.
Pero, como apuntan los autores, estos resultados aún son preliminares y se realizaron en una pequeña muestra de personas, además de que una correlación no significa precisamente un causalidad. Aún así, ésta no es la primera investigación que establece un vínculo entre la ansiedad y la inteligencia, anteriormente, en 2012, un grupo de neuropsicofarmacólogos ya lo había establecido.