Hace dos años, cualquier comentario sobre México en la prensa extranjera iba acompañado de esperanza en el contexto de “The Mexican Moment”. Ese epíteto consistía en un voto de optimismo para el nuevo gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y su impulso por las reformas estructurales. ¿Alguien creyó en ese concepto? Corresponsales de medios internacionales en México, que lo mismo han acudido a las conferencias del Presidente como recorrido las fosas en Guerrero, coinciden en que las tragedias de Ayotzinapa y Tlatlaya han desnudado aquel instante y lo han puesto ante el mundo como lo que siempre fue: un espejismo.
Ciudad de México, 24 de noviembre (SinEmbargo).- El “mexican moment”, ese epíteto que la prensa británica le puso al minuto en que el Presidente Enrique Peña Nieto tomó posesión en 2012, fue más un slogan frenético, una manera grandilocuente de explicar un lugar remoto, que la fiel descripción de un país sumido en una crisis de violencia y derechos humanos. Corresponsales entrevistados por SinEmbargo admiten que la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, y el asesinato de 22 civiles, cometido por elementos del Ejército Mexicano en Tlatlaya, Estado de México, lograron descubrir a ese dorado instante de 2012 como lo que siempre fue: un espejismo.
Ese augurio en materia económica y paz social lo plantearon como dulce aperitivo publicaciones en Gran Bretaña. El 24 de noviembre de 2012, el semanario británico The Economist consideró que la predicción maya sobre el fin del mundo no era un apocalipsis; sino un amanecer. Cuando a Peña Nieto le fue colocada la banda presidencial, el semanario reprodujo la imagen en su portada como “The Mexican Moment”. Financial Times, por su parte, publicó el mismo año que “el amor” de los inversionistas no serían los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China); sino México porque el nuevo gobierno impulsaría un andamiaje de reformas estructurales.
Si es que acaso existió, aquel “Mexican moment” ya se esfumó de las editoriales del mundo. Y de la esperanza de todos. The Washington Post acaba de acuñar otra frase; pero esta vez cargada de ironía: “Ante la proliferación de fosas, el gobierno peñista vive The Mexico Murder”. Anne Marie O´ Connor, escritora y quien fuera corresponsal de ese legendario periódico en México, exclama: “Si The Mexican Moment ocurrió, fue un momento muy oscuro”. Esta periodista que ha recorrido territorios en conflicto en el mundo desde El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Perú y Haití; dice de México: “Eso fue un ejemplo de cómo las publicaciones tienden a adoptar títulos fáciles, como una especie de marketing, para que sus lectores puedan entender un país lejano y complejo”.
Francisco Goldman, escritor y corresponsal de The New Yorker, explica las posibilidades detrás de ese título periodístico. “Están los que creen que si un político se dispone a impulsar reformas o políticas que van abrir las puertas para que los dueños del dinero puedan ganar más dinero; entonces eso es un buen político. Sin duda las reformas del sector de energía, por ejemplo, prometían oportunidades para ciertos sectores de Estados Unidos e Inglaterra. Para ellos eso significó un Mexican Moment”.
Lo de las enmiendas constitucionales fue cierto. Como Presidente, Peña Nieto logró la aprobación legislativa de leyes empantanadas durante más de 12 años: la Educativa, la de Telecomunicaciones, la Energética, la Financiera y la Fiscal. Un vertiginoso historial de logros que le dio la imagen de un gobernante interesado en destrabar pendientes esenciales para el país. Dentro del país, los grupos empresariales le aplaudieron y la prensa extranjera lo mostró como un agente de cambio. En abril de 2013, la revista Time de Estados Unidos lo escogió como uno de los “100 personajes más influyentes”. En un artículo, Bill Richardson, quien fuera Gobernador de Nuevo México, opinó que Peña Nieto “combinaba el carisma de Reagan con el intelecto de Obama y las habilidades políticas de Clinton”. Meses después, ahí estaba Peña Nieto otra vez como un ser influyente, bajo el título: “Salvando a México”.
Pero el presente es otro. Y los corresponsales extranjeros que accedieron hablar para este texto describen que en estos días hay un nuevo momento mexicano. En este predominan las ganas de tomar las calles, las ganas de cambiar a las instituciones y los partidos, las ganas de protestar. Resaltan que las tragedias que ahora se padecen son resultado de la omisión de un sistema que más temprano que tarde, iba a crispar. Destacan el hartazgo que brota de cada entrevista que realizan ya sea en la provincia o en la capital del país, con autoridades, empresarios o ciudadanos.
¿Qué pasó? “Que el problema que brotó es mucho más grave que lo que muchos se imaginaron”, exclama David Agren, corresponsal de Canadá en México para USA Today, Catholic News Service, Maclean’s, CTV y The Toronto Star. “Y no sé cuál será la solución para esta crisis. La gente que yo entrevisto habla mal de sus gobernantes, habla mal de los partidos políticos. Hace dos años, las personas pensaban más en su cartera, en la economía personal. Hoy, todos están involucrados en la protesta. Ayotzinapa ha logrado cambiarlo todo. Y no fue una sorpresa, fue la gota que derramó el vaso”.
Jan Albert Hooton, un corresponsal de Holanda (Los Países Bajos) en México para medios como Vocativ y Trouw, describe cómo México se incluyó de nuevo en la esencia informativa en su país. “Mis editores ya no me pedían notas de México. No más artículos de la guerra contra el narcotráfico porque tenemos seis años con ese tema, me dijeron. Pero surgió la crisis de Ayotzinapa. Todos se conmovieron. Eran estudiantes que no traían armas, que no tenían lazos con la delincuencia organizada, el mismo Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam lo confirmó. Era algo de tal magnitud que no podía ignorarse la crisis de derechos humanos y de inseguridad en México. Entonces, me pidieron más artículos de ese grupo de jóvenes que sufrieron una increíble injusticia”.
Desde el 24 de octubre, el periodista Francisco Goldman había vaticinado una crisis de imagen del Presidente Enrique Peña Nieto en la prensa. En su artículo “Crisis in México: la desaparición de los 43”, publicado en The New Yorker, expuso que en el país no había otro debate posible: los periódicos nacionales contaban los días acumulados desde que 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecieron en un camino de Iguala.
Goldman expresa en entrevista: “Lo que más llama la atención es que los mexicanos parecen estar hartos del coctel de impunidad, corrupción, violencia e inseguridad en el que han estado hundidos por muchos años. El hartazgo es por la aparente indiferencia de las élites políticas. Al Presidente Peña Nieto le toca enfrentarse con este gran hartazgo, enojo y aparente despertar del pueblo mexicano. ¿Cómo le va a hacer? Ahora mismo está bajo la lupa. ¿Cómo va a reaccionar la sociedad civil? Esas son las grandes preguntas”.
¿EL RENACER O LA DECADENCIA?
Jacobo García es un hombre que pasó a la Historia reciente como “incómodo”. El adjetivo, el reportero español lo conserva mientras viaja de Iguala al DF en medio de la crisis por la desaparición de los 43. Fue quien, en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara de 2012, como corresponsal del periódico El Mundo de España, le preguntó a Enrique Peña Nieto, entonces candidato a la Presidencia de la República, por los tres libros que le habían marcado la vida. Entonces, ocurrió el traspié que perseguiría al entonces candidato: dijo que la Biblia era uno de ellos; de los otros no se acordó y confundió a algunos autores.
García expresa que jamás creyó en el llamado “Mexican Moment” que parece “más salido de una estrategia de comunicación política muy dirigida” que el reflejo de lo que es un país. Pero dice que ese título periodístico ha servido para que los ojos del mundo volteen hacia un México, muy diferente, el de las fosas de donde se extraen huesos triturados que a veces son reclamados, pero otras no.
Las tragedias de Ayotzinapa y Tlatlaya para este periodista con 15 años en México, fue el colmo de una sistemática violación a los derechos humanos a través de un vínculo de tres grupos de poder: los gobiernos locales, el federal y los narcotraficantes. Pese a ello, exclama: “México no está en decadencia. Tiene problemas como otros países; pero la grandiosidad del país no se ha desmoronado y ahora le toca hacer quizá el reclamo más estricto de su Historia”. En cuanto al gobierno, Jacobo García expone que le corresponde “un trabajo de fontanería” que llegue hasta el drenaje profundo.
Para María O´Connor, es evidente que no se puede hablar ahora mismo de un renacer mexicano; pero tal vez, ello puede ocurrir en estos tristes días. “México tiene un pueblo noble, trabajador y valiente. No se merece lo que ahora vive. Parece un cliché, pero sin ese pueblo tan estable, el país sería un caos, con la migración de todo el poder al Narcotráfico”.
Autora de extensos reportajes sobre los Arellano Félix, piensa que Enrique Peña Nieto heredó “una situación muy difícil en un país donde buena parte del territorio es dominado por narcotraficantes y por autoridades vinculadas con ellos. Ahora, con la masacre en Ayotzinapa y las ejecuciones de Tlatlaya, él tiene que mostrar que es parte de la solución y no del problema”.
Con O´Connor coincide Jan Albert Hooton, corresponsal holandés: “Falta mucho para considerar que México esté en decadencia. Basta ver la Asamblea Universitaria. Ahí hay gente de la UNAM, UAM, el Poli; pero también de la Ibero. Todos tienen el pensamiento en la misma dirección. Todos quieren democracia, justicia. Todos quieren un México mejor. Es un pueblo que se ha cansado de su violencia y que siente que hay una relación muy complicada con el gobierno. El desafío es para el gobierno. Las preguntas están sobre el gobierno”.
NI BOB WOODWARD VIVIRÍA TRANQUILO AQUÍ
Pese a todos los pesares, el 9 de noviembre, el Presidente mexicano decidió viajar a China y Australia. Al tiempo que él viajaba, aquel Mexican Moment se transformó. The Economist –la misma publicación que antes colmó a México de buenos augurios– publicó el editorial “cuando la Crisis se Sale de Control” en el que exhibe las matanzas de Tlatlaya e Iguala. El diario Los Angeles Times puso en duda a través de un editorial si el primer mandatario cuenta con “el impulso” necesario para su programa de reformas. The New York Times publicó en sus páginas de opinión que “esto es mucho más que la historia de un pequeño pueblo, o incluso un país, esclavo de las bandas del narcotráfico”.
En la ausencia del primer mandatario, una investigación periodística realizada por el equipo Aristegui Noticias develó que Enrique Peña Nieto y su familia posee una mansión de unos 86 millones de pesos en el Distrito Federal que no incluyó en su declaración patrimonial y que está a nombre de la empresa Ingeniería Inmobiliaria del Centro –de Grupo Higa– contratista ganadora de la licitación del Tren México-Querétaro –un proyecto de más de 50 mil millones de pesos– que fue revocada por dudas.
La reportera Anne Marie O´Connor opina que la falta de mecanismos de Transparencia en México ha abonado con la crisis social. El hecho de que el Jefe del Ejecutivo no haya presentado al principio de su gobierno una declaración patrimonial detallada es síntoma de una estructura de gobierno muy opaca. “México debería estudiar las leyes de Transparencia para información pública de otros lugares, y presionar para que se adopten. Va a ser difícil después de generaciones autoritarias. Pero es posible. Hasta Florida, uno de los Estados más corruptos en Estados Unidos, adoptó una ley de Transparencia, como un esfuerzo para el progreso. Y es por eso que el papel de los periodistas mexicanos es tan importante”.
–Con todo, ¿es México el país más peligroso para reportear, como señala Amnistía Internacional?
Jacobo García, corresponsal español, indica que por lo pronto, el territorio mexicano está lleno de héroes encarnados en los periodistas de provincia, donde cada día, cada minuto, la vida se pone en riesgo por el simple hecho de salir a hacer preguntas. “Hay muchos Gregorios Jiménez [periodista desaparecido y asesinado en Veracruz] cuyo trabajo de alto riesgo es pagado en cuatro mil pesos al mes”.
“El asesinato de un periodista debiera ser como el de un diplomático, algo muy escandaloso”, dice la periodista estadounidense Anne Marie O´Connor. “Pero si puedes matar a un Manuel Buendía sin consecuencias, puedes matar fácilmente a los periodistas jóvenes de la provincia donde los narcos actúan como si fuera su casa. Aquí, ni Bob Woodward podría vivir con tranquilidad. Cada vez que matan a un periodista en México, las autoridades empiecen rumores sobre su vida personal o conflictos profesionales, en vez de investigaciones serias”.
Jan Albert Hooton, un corresponsal que ha recorrido Iguala desde que se conoció la desaparición de los 43 estudiantes, refiere que el ejercicio del Periodismo en México es muy peligroso todavía, pese a sus instituciones y sus leyes. “El riesgo lo corren los corresponsales de provincia”.
El próximo 1 de diciembre, el Presidente Enrique Peña Nieto cumplirá dos años en el cargo. Tiene un ramillete de reformas en las manos, pero una crisis social enfrente cuyas soluciones cada día, se intrincan. En noviembre, en China, asistió al foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. En Australia, se reunió con el Grupo de los 20. A ellos les dijo que para alcanzar la meta del dos por ciento de crecimiento económico es necesario que “sociedades y gobiernos se atrevan a hacer cambios estructurales para quitar viejos obstáculos que limitan nuestras economías”. Peña Nieto sostuvo que el ejemplo de México demuestra que sí es posible “transformarse a fondo”. Mientras, La prensa internacional le hacía una pregunta: ¿Qué va a hacer con la crisis interna de su país, Señor Presidente?