Por David Martínez, Humberto Padgett, Linaloe R. Flores, Shaila Rosagel y Mayela Sánchez
Ciudad de México, 21 de noviembre (SinEmbargo).– Fue un día largo. Las movilizaciones empezaron muy de mañana, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), y aún entrada la noche distintos grupos caminaban por el centro de la capital, como en una kermés, después de abandonar el Zócalo donde se repitieron –ya al final– escenas conocidas: un puñado de jóvenes encapuchados que tiraron vallas, que lanzaron cohetones para provocar a las fuerzas del orden público. Hubo 30 detenidos y 12 policías heridos.
El motor de la movilización de ayer, una de las más grandes y largas (en tiempo) que se recuerden, es el mismo: la indignación por los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa que fueron desaparecidos por policías municipales el 26 de septiembre pasado en Iguala, Guerrero. El escenario: una crisis política que ha puesto en primera fila al Presidente Enrique Peña Nieto y a su esposa, la Primera Dama Angélica Rivera, quien dos días antes trató de aclarar el escándalo por su mansión, conocida como la “casa blanca”.
La prensa extranjera no paró ayer de comentar el incidente de la lujosa residencia en un país de pobres. Y no sólo los medios: músicos y actores de talla internacional hablaron del tema. Rob Schneider, uno de los comediantes más reconocidos de Estados Unidos, comentó, en algún momento: “Bueno, ya estuvo. Me voy a MÉXICO a conseguir trabajo en una telenovela. Escuché que PAGAN 10 MILLONES!” Y luego puso dos hashtags que han marcado el otoño: #México y #YaMeCansé.
El corazón de la marcha, dividida en tres contingentes, fueron otra vez los padres de los 43. Ellos condujeron al país que protesta desde hace semanas. Ellos encabezaron la jornada de descontento, que ayer tuvo un episodio álgido y lleno de significados, y que algunos medios ya lo llaman el “otoño mexicano”, en referencia a las primaveras que conmovieron a diferentes países árabes.
“No vamos a descansar hasta encontrar a los muchachos o hasta que nos los entreguen. Estamos seguros que saben dónde están. Tenemos la esperanza e ilusión de verlos”, dijo Felipe de la Cruz - convertido en vocero de los familiares- en el Zócalo, acompañado por padres, ante una plaza llena. Acusó que a más de 52 días sin sus hijos, el gobierno federal “sólo simuló y no realizó una investigación seria”.
Para ellos, los 43 muchachos siguen vivos. Para ellos, han dicho, están desaparecidos y quien se los llevó fue el gobierno mexicano.
LA TOMA DEL ZÓCALO
Los padres de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero, dijeron por la noche, en el Zócalo, que quieren que caiga el Presidente Peña Nieto y todo su gabinete. “Estoy seguro que en estos momentos Peña Nieto piensa de qué manera reprimir al pueblo para callar su voz. Lo que hicieron con Ayotzinapa será la caída del gobierno maldito que está matando a nuestros hijos”, expresó Felipe de la Cruz, uno de los padres más activos.
Luego, un estudiante de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos, al recibir el micrófono de manos de Felipe de la Cruz, exigió la licencia del Presidente. “Han tocado a los estudiantes, un punto de la sociedad donde nunca debieron meterse. Queremos que todos caigan, no sólo el Presidente, sino todos los culpables”, dijo.
“No estamos cansados, estamos enojados. No ha hecho otra cosa que engañar a los padres de familia, denunciamos que este gobierno en lugar de investigar ha amenazado a los padres de familia”, dijo otro de los padres proveniente de la caravana Julio César Nava.
La mamá de uno de los estudiantes exigió al gobierno federal la presentación con vida de los muchachos. “Yo quiero decirles que nos regrese a nuestros hijos, no vamos permitir más asesinatos. No son nada más nuestros hijos, son miles. Nosotros los padres les decimos a este gobierno que se vaya a chingar a su madre".
El discurso duró alrededor de 40 minutos. Durante ese lapso militares se asomaron por los balcones de Palacio Nacional, mientras que la multitud enardecida les gritó consignas.
Pero el discurso y las consignas fueron un tema de ayer. El otro, las agresiones. Al final de la manifestación en el Zócalo al menos un granadero fue linchado por la turba. Y antes, en el Aeropuerto, en medio del enfrentamiento, periodistas y activistas. En el Centro Histórico quedó atrapado Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México, con su hijo de tres años en brazos, así como con su familia. Fueron lanzados al piso ante la embestida policiaca, como se observa en una fotografía subida a Twitter por el usuario David sin tele, @davirrin.
El defensor de derechos de la niñez relató a Sin Embargo que tanto él como su familia estaban bien y a salvo. Recalcó que se encontraba furioso por la forma en que la autoridad manejó la situación, ya que debió considerar que se trataba de una manifestación pacífica en donde se encontraban presentes muchas familias.
La organización internacional Artículo 19 reportó 18 periodistas y activistas agredidos por policías sólo en el operativo del aeropuerto.
Por la noche, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que el gobierno federal respetará el libre derecho a la manifestación, pero no permitirá actos violentos. Lo dijo a la televisión. Lamentó los hechos ocurridos en la Plaza de la Constitución y refirió que hasta el momento tiene reportada la detención de 12 hombres y tres mujeres, entre ellos un extranjero al que señaló como uno de los más agresivos.
El Gobierno del Distrito Federal reportó que en las marchas de esta tarde no se presentaron incidentes de consideración, aunque por los hechos registrados en las inmediaciones del aeropuerto hay dos policías lesionados y 16 detenidos.
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LAS MOVILIZACIONES
Por la mañana fue un intento desordenado para tomar el Aeropuerto Internacional que da servicio a la urbe más poblada del mundo. Por la tarde, tres caravanas sincronizadas para llegar al Zócalo.
Las tres movilizaciones simultáneas fueron la culminación de sendos recorridos por diversos estados del país, como parte de la Brigada Nacional por los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos. Cada una llevó el nombre de uno de los tres estudiantes que fueron asesinados la misma noche en que a 43 de sus compañeros policías municipales de Iguala los detuvieron y desaparecieron.
Con la exigencia común de que los 43 sean presentados con vida, las caravanas convocaron a miles de estudiantes de más de una treintena de escuelas, sindicatos independientes, músicos, organizaciones civiles y ciudadanos, quienes colmaron, pacíficamente, importantes arterias viales como Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y Eje Central en su avance hacia el Zócalo.
La furia explotó en la Ciudad de México después del mediodía, cuando cientos de jóvenes que se congregaron en los alrededores del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se enfrentaron con policías que les lanzaron gases lacrimógenos y que, a cambio, recibieron bombas molotov, pedradas y hasta cohetones.
Después de siete horas y media de movilización, tres choques con la policía, decenas de bombas molotov arrojadas, cohetones disparados contra los antimotines, tres lesionados y más de diez detenidos, la marcha de jóvenes que intentaron bloquear el Aeropuerto arribó al Zócalo de la Ciudad de México cerca de las 19:00 horas.
Poco después se unieron los contingentes de las tres caravanas que partieron del Ángel de la Independencia, la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y del Monumento a la Revolución.
Resguardados por integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco –quienes llegaron a la capital en caballos y portando machetes–, los padres fueron cobijados por los miles de manifestantes que han hecho suyas las demandas de justicia para los 43 normalistas desparecidos y sus familias.
Contrario a lo ocurrido por la mañana en el Aeropuerto, las tres movilizaciones de la tarde transcurrieron sin incidentes violentos. Los contingentes, incluso, procuraron delimitar vallas de seguridad con lazos o tomándose de los brazos para evitar infiltrados.
Los miles de ciudadanos que protestaron hicieron al Estado principalmente dos reclamos: “Vivos los queremos”, que exige la presentación de los normalistas desaparecidos, y “Fuera EPN”, el referencia directa al Jefe del Ejecutivo federal.
Una vez que arribaron al primer cuadro del país, un grupo de manifestantes quemó la figura del Presidente Peña Nieto en una fogata que prendió junto a la Bandera Nacional. El grito “Fuera Peña Nieto” se siguió escuchando, mientras distintos oradores se hacían de la palabra.
La movilización contra la desaparición de los 43 normalistas no sólo se registró en la Ciudad de México, sino que también a nivel internacional y en diversos estados de la República cientos de estudiantes y ciudadanos manifestaron su solidaridad con marchas y arte.
Con eventos culturales, como Ciudad Juárez, ciudadanos se manifestaron por los 43 en todo el país. Tijuana (Baja California), Culiacán (Sinaloa), Chalchihuapan, Canoa y Cholula, en Puebla; Toluca (Estado de México), León (Guanajuato), Cuernavaca (Morelos), Zamora (Michoacán), Xalapa (Veracruz), Tenosique (Tabasco), entre otros.
En Europa: Oslo (Noruega), Berlín (Alemania), Bolonia (Italia), Madrid (España); en América Latina, Sao Paulo (Brasil), La Habana (Cuba), San Juan (Puerto Rico), Buenos Aires (Argentina), Santiago (Chile) se realizaron movilizaciones en apoyo a los normalistas. Varias ciudades de Estados Unidos compartieron sus imágenes en apoyo a los estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos.
Con velas, pancartas y marchas, ciudadanos en todo el mundo se unieron al reclamo por los 43 y exigieron "¡Justicia para Ayotzinapa!". Sin embargo, también se registraron actos de violencia como la quema de la puerta del Palacio Municipal en Campeche o pintas en Oaxaca.
OTRA VEZ, PALACIO NACIONAL
Los llamados antes y durante la marcha no importaron al puñado de encapuchados. Los mismos padres les dijeron que no se cubrieran el rostro, que no volvieran violenta la movilización. No importó. Un grupo logró derribar las vallas de seguridad y lanzó piedras y cohetones a los elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) que desde el mediodía resguardaban el Palacio Nacional. Con extintores, los elementos de seguridad lograron apagar el fuego y el humo.
Granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal llegaron al lugar para apoyar los elementos del EMP. Las fuerzas de los dos cuerpos de seguridad lograron cercar el recinto al que el Presidente Peña Nieto remodeló en 2012 con el fin de realizar actos de Estado ahí. Algunos manifestantes permanecieron en la plancha del Zócalo.
Para esta manifestación, la Presidencia de la República no sólo desplegó un operativo en los alrededores del recinto; también adentro. Esto motivó sonoras rechiflas de los manifestantes.
Los padres de los normalistas se retiraron del mitin desde las 21:00 horas. Felipe Cruz, vocero del grupo, pidió con insistencia que no empañaran con violencia esta manifestación.
Pero el grupo de encapuchados no paró de aventar artefactos hacia Palacio Nacional.
Alrededor de las 22:00 horas, entre ambas fuerzas de seguridad replegaron a los manifestantes y cercaron Palacio Nacional. Más tarde, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el Jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, confirmaron que 15 personas fueron detenidas por los disturbios.
De acuerdo con la web Comité Cerezo hubo 30 detenidos. La web difunde una lista de nombres:
Y así cerró la jornada más intensa y concurrida desde que los indignados empezaron a marchar, apenas unos días después de conocerse la tragedia de los normalistas secuestrados.
Fue un día largo.