Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- La Policía Cibernética en el país no ha mostrado resultados sustanciales ni la capacidad necesaria en la atención de agresiones a periodistas y medios informativos, coincidieron especialistas de la Universidad Iberoamericana y de Comunicación e Información de la Mujer A. C. (CIMAC), quienes agregaron que el débil Estado de derecho en México y los avances constantes de la tecnología hacen difícil el rastreo de delitos que se comenten a través de la red.
Una de las características que las nuevas tendencias del periodismo en web trae consigo es la interacción con los lectores vía redes sociales, lo que ha tenido diversas consecuencias; ha fomentado la horizontalidad con los lectores y facilita la retroalimentación, pero al mismo tiempo, esta vía ha sido utilizada para lanzar ataques contra las y los periodistas.
Mireya Márquez, de la Universidad Iberoamericana y Coordinadora del Programa Prensa y Democracia (PrenDe), indicó que las agresiones vía redes sociales se ven potencializadas por tres características: anonimato, impunidad y facilidad para realizarse, “hay una cantidad enorme de crímenes y delitos que se cometen, pero la era digital los hace más fáciles, más difíciles de rastrear, la tecnología avanza más rápido que las autoridades, la regulación y las leyes, además de que vivimos en un país con un muy débil estado de derecho”.
Según el Tercer Informe Trimestral de la organización Artículo 19, cada 29.1 horas se atenta físicamente contra un periodista en México.
De enero a septiembre de este año, la organización documentó 222 agresiones a la prensa mexicana. De ese total, 94 fueron ataques físicos, 40 actos de intimidación, 37 amenazas, 23 detenciones arbitrarias, tres asesinatos a periodistas y el ataque a las instalaciones de un medio de comunicación.
En 42 por ciento de las agresiones el responsable es un funcionario público, en 17 por ciento es un particular y en 27 por ciento se desconoce al atacante.
Según la organización, hasta ahora, 2013 ha sido el año más violento para la prensa en México, en el que enumeró 330 casos documentados, de los cuales cuatro fueron homicidios. Se documentaron agresiones como secuestros, asesinatos, golpes, amenazas y ataques a medios de comunicación.
Sin embargo, las agresiones que se realizan vía Internet no se han documentado de una manera adecuada debido a que tienden a minimizarse y en otros casos a normalizarse.
“Este tipo de agresiones entra dentro de las modalidades de violencia que se contienen en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Esta violencia en redes sociales o que se publica en los medios de comunicación para difamar y/o para cuestionar su vida profesional, le llamamos Violencia Comunitaria, en la Ley está definida como aquella que no sólo afecta a la persona agredida, a la periodista, sino que también atenta en sus relaciones y su lugar dentro de su comunidad. Si a eso le añadimos que el valor más fuerte de los periodistas es la credibilidad, hay un cruce importantísimo cuando se ve vulnerado ese valor, ya que se cuestiona la vida profesional”, explicó Yunuhen Rangel Medina, Coordinadora de Redes de Periodistas y Libertad de Expresión y Género de CIMAC.
Añadió que “la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha establecido que todas las personas que acceden a la información y que la difunden tienen el pleno derecho de hacerlo. En un contexto como el de México, el periodismo ha perdido cierta fortaleza en torno a la violencia que se ejerce contra periodistas y esto se refleja en la propia información que se difunde. Estos ejercicios deben estar protegidos”.
A juicio de las entrevistadas, la Policía Cibernética fue creada para realizar investigaciones de delitos en la plataforma web. Han emitido recomendaciones para evitar fraudes crediticios y en la captura de traficantes de pornografía infantil. Sin embargo, las expertas coinciden que en cuanto al esclarecimiento de amenazas y ataques contra periodistas, no ha mostrado la capacidad necesaria.
“La Policía Cibernética no ha tenido resultados sustanciales. En el caso de CIMAC, cuando denunciamos allanamiento a las oficinas (2011), entró al caso la Policía Cibernética; se detuvo a dos personas que supuestamente fueron las que entraron a nuestras instalaciones y les confiscaron dos celulares. Cuando les preguntamos por la información guardada en esos equipos, la respuesta fue que no tenían cómo desbloquear los teléfonos. Eso te demuestra mucha de la deficiencia que hay en la diligencia que gira en torno a estos casos”, detalló Yunuhen Rangel.
Por su parte, Márquez indicó: “No me parece que esté siendo efectiva, si fuera así, la pedofilia o pornografía en Internet no estaría al alza, es uno de los más grandes delitos que tenemos. No sé qué tan capacitadas estén las autoridades, pero el problema no es la creación de unidades ni la creación de leyes, el problema de México es que vivimos en una cultura de la impunidad, en un estado de derecho muy frágil en el que los ciudadanos nos sentimos profundamente vulnerados y traicionados, agregó.
PERIODISTAS, BLANCOS FÁCILES
Para la académica, el modelo vertical de los medios de comunicación pasó a ser horizontal con las redes sociales, ya que el espacio para informar es el mismo para las audiencias como para periodistas, lo que en términos positivos generaría un debate ciudadano robusto, en el que los medios deberían ser sólo referentes.
Destacó que hay diferencias entre los llamados trolls [persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea] y los mensajes que son amenazas directas para el periodista y para el medio de comunicación, “no debe quedar en impunidad sólo por tratarse de amenazas digitales o anónimas. Los medios de comunicación siempre han sido blanco, antes no era Internet, pero las amenazas eran con llamadas a periodistas o editores, poniendo bombas. Pero el hecho de que sea digital, no se hace menos criminal, lo hace más peligroso por la dificultad de identificar y rastrear al que perpetra el delito”.