Ciudad de México, 29 de octubre (SinEmbargo).- Las semillas de chía, conocidas por su alto contenido en fibra y proteína, deben de consumirse con precaución debido a que por su absorción excesiva de agua, pueden adherirse al esófago y causar dificultad al tragar, advierte un nuevo estudio de Sistema de atención de salud de las Carolinas, en Estados Unidos.
Esta investigación se inició luego de que un hombre de 39 años llegara al hospital con disfagia, es decir, dificultad para tragar los alimentos, después de ingerir una cucharada de semillas de chía secas y posteriormente tomar un vaso de agua. Al instante empezó a notar que no podía tragar su propia saliva y los medicamentos que usualmente usaba para aliviar la molestia no le funcionaron.
Ya en el nosocomio los médicos analizaron al sujeto y observaron un tapón del hidrogel, por lo que determinaron que estos granos pueden absorber hasta 27 veces su tamaño en agua, «por esta razón, pacientes con un historial de disfagia o estenosis esofágicas (estrachamiento de este órgano), deben de ser advertidos que las semillas de chía sólo se deben consumir cuando han tenido la capacidad de expandirse por completo en un líquido antes de la ingestión. Si el esófago se ve impactado con la chía, removerla será complicado por las herramientas tradicionales utilizadas para la extracción endoscópica», escribió Rebecca E. Rawl, doctora del Carolinas HealthCare System, en una nota de prensa.
La doctora explicó que para poder remover el bloqueo ninguna de las herramientas habituales logró el cometido, debido a que tenía una consistencia similar a la masa Play-Doh (dura pero a la vez suave) por lo que tuvieron que usar un endoscopio pequeño generalmente utilizado para bebés con el que rompió pequeños trozos de chía hasta que tuviera un tamaño suficiente para poder empujarlo.
El caso llamó la atención pues el hombre ya tenía antecedentes de asma, alergias temporales y disfagia, pero generalmente con carne o pollo, y en cuestiones de vegetales y semillas, específicamente con chía, es el primer caso que la doctora Rawl ha escuchado, «la popularidad de las semillas de chía está en aumento por lo que creo que esto se volverá más frecuente», dijo la experta.
«Los pacientes nunca deben de consumir semillas secas de chía», se lee en el comunicado de la institución médica, «pueden absorber muchas veces su tamaño en agua, expandirse y quedarse atorados en el esófago del paciente, especialmente si tiene una historia de problemas para tragar».
Pero no todo está perdido, pues de acuerdo con estos expertos, cuando se usa de manera adecuada, la chía es segura, es decir, cuando se mezcla con suficiente líquido que le permita expandirse por completo antes de su consumo.
Asimismo, llamaron a los pacientes con dificultades para tragar, especialmente si no pueden hacerlo con su propia saliva, a realizarse una evaluación médica, pues esto puede ser síntoma de obstrucción completa del esófago y se requiere extracción endoscópica.
La chía o salvia hispánica es una semilla proveniente de una planta herbácea originaria de México y Guatemala, utilizada como ornamento pues la semilla al germinar parece pasto, pero de cinco años para acá ha incrementado su popularidad como un alimento saludable, debido a su alto contenido en proteína, ácido graso omega-3 y fibra.
Con un tamaño de 2 por 1.5 milímetros, se le han atribuido beneficios a la salud cardiovascular, facilitar la pérdida de peso y mejorar los niveles de glucosa en la sangre. Ya se sabía que al entrar en contacto con el líquido, la semilla inmediatamente forma una cápsula de hidrogel que una vez en el estómago contribuye a sentirse saciado.