“México es un campo de sangre... un sembrado de cadáveres", acusa el padre Pantoja

12/10/2014 - 12:04 am
El padre Pantoja asegura que se viola la dignidad, libertad y vida de los migrantes en México. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
El padre Pantoja asegura que se viola la dignidad, libertad y vida de los migrantes en México. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Cuando emigra el joven, emigra la esperanza.
Cuando emigra la mujer, emigra la vida.
Cuando emigra la familia, emigra el tejido social.
Cuando emigra el indígena, emigra la historia.
Cuando emigran los niños, emigran las raíces de la ternura humana.

Pedro Pantoja

Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).– La detención, la estancia en las estaciones migratorias y la deportación son acciones que acreditan un juicio en contra del Estado mexicano, por criminal, denunció el padre Pedro Pantoja, encargado de la Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila, quien también acusó que éstas son acciones criminales contra la vida, la dignidad y la libertad de la dolorosa y forzada migración centroamericana.

El religioso relató al menos tres testimonios de grupos de migrantes que han sufrido torturas, violaciones y tratos inhumanos en su estancia en el país, durante el foro sobre Personas Migrantes Centroamericanas en Prisión, organizado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.

“Tenemos que compartir la indignación y el coraje de que este México es, en este momento, un campo de sangre, un escenario de sangre, es un sembrado de cadáveres. Cuando se añaden también los escenarios de los desaparecidos […] pensamos que la justicia de México es un trapo sucio, verdaderamente ensangrentado”, dijo.

El padre, defensor de derechos humanos, también dijo que “vivimos y enfrentamos violentamente en México un Estado de derecho vulnerado, una violencia social y una permanente y agresiva política migratoria de seguridad territorial, restrictiva e inhumana protegiendo con desacatada impunidad a los actores criminales tanto de la delincuencia organizada como a los numerales funcionarios públicos cómplices de esta acción criminal”.

Aseguró que en la casa del Migrante de Saltillo han sido testigos de cuando la propia Policía Federal (PF) entrega a los migrantes a casas de seguridad.

Pantoja también expresó que “las víctimas migrantes claman a gritos al Dios de la ley y la justicia que los haga invisibles ante la persecución de estos funcionarios públicos, que como perros rabiosos los rastrean y los detienen en los vagones del tren, en los autobuses y terminales urbanas, restaurantes, fábricas, en los caminos y en los alrededores de la casa de migrantes”.

Contó una plática que tuvo con un agente de Migración, que le aseguró, en su afán por detener a todo migrante centroamericano:

“Yo soy capaz de descubrir en el autobús a cualquier migrante por el olor de su pudor y de su cuerpo, no es el olor de su mugre o de su suciedad, es el olor del que se siente víctima, el olor de sus nervios alterados por el miedo de sentirse atrapados y acorraladas por la autoridad. Es un olor de prisionero que lo delata inmediatamente”.

El padre también relató la historia de una familia de migrantes que fueron golpeados, torturados y, una de las víctimas, abusada sexualmente por al menos cinco policías. Todo frente a los ojos de cinco niños, hijos de los migrantes.

Otra historia era de un hombre al que también golpearon agentes de Migración, incluso le dieron choques eléctricos. Fue torturado a la vez que le preguntaban: “¿Dónde tienes la droga?”. El joven fue trasladado al Ministerio Público donde no se le pudo comprobar nada. “Me dejaron en libertad entregándome a mi nación”.

Pedro Pantoja dijo que México, en lugar de entender que la migración siempre es una riqueza humana para el país, que es un destino para ellos, “lo que está haciendo es una traición histórica porque estos hombres, mujeres, niñas y niños que son lo mejor de Centroamérica, México se convierte en un traidor histórico al negarles todo lo que es un trato humano”.

Retieró que la detención, estación migratoria y deportación, son una muerte moral para el migrante. “Se viola su dignidad, libertad y vida”.

“Sufrirá la tristeza y la impotencia porque que saliendo de su comunidad de origen para no morir de hambre, regresará avergonzado, muerto moralmente. Los devolveremos en cadáveres, ya no sólo no enviará lo poco que podía conseguir en las remesas para la familia, sino solamente el cuerpo para enterrarlo”.

Y sentenció: “México con la detención y la deportación pisotea todo lo grandioso e histórico de esta migración que en sus diferentes perfiles, e ignora los diferentes símbolos e imaginarios de lo que trae esta migración”.

El padre finalizó advirtiendo que “estos pueblos en movimiento aterrorizan al Estado mexicano porque desde la nada, los nadie, son pésimo modelo de la revolución silenciosa que con sus certezas nuevas de emancipares de la miseria construyen solidaridad, esperanzas nuevas, utopias de liberación”.

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