Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo).- “Me parece absolutamente vergonzoso y de una grosería inaceptable poner todas esas fotografías con las caras de los muchachos como si fueran delincuentes. Los andan buscando hasta por debajo de los camiones. Cuando en realidad los mataron. ¡Lo más obvio es que van a aparecer en una fosa”, clamaba la escritora Margo Glantz.
Desde Xalapa, Veracruz, donde participaba del Hay Festival Literario concluido ayer en dicha ciudad, la autora del reciente Yo también me acuerdo (Sexto Piso), se lamentó por la “vergüenza espantosa” que representan “la desaparición forzada de personas que se multiplica en el país y el cinismo con que lo enfrentan”.
Muy afectada, la cuentista y novelista Ana García Bergua vaticinó ante SinEmbargo que “todo el país será una fosa común”.
Para el periodista Diego Enrique Osorno, lo que viene es el pedido de la renuncia inmediata del Gobernador de Guerrero, a quien considera el máximo responsable de los crímenes de estudiantes en Iguala.
El autor de Oaxaca sitiada, El Cártel de Sinaloa, Nosotros somos los culpables y País de muertos, entre otros, comentó en entrevista que estuvo muchas veces en la escuela de Ayotzinapa a la que pertenecían los estudiantes agredidos.
“He visto que son hijos de campesinos muy entregados al estudio, que leen por gusto como mínimo cuatro libros a la semana, que son estudiantes dedicados como los que quisiéramos tener en todo el país, muy involucrados con su sociedad, muy críticos, muy activos y de repente saber que algunos de ellos están enterrados en una fosa clandestina, como si fueran animales, es tremendo”, afirmó Osorno.
“Este país es muy decepcionante, es verdad que como dice Ana García Bergua se está convirtiendo en una fosa común, pero también es verdad que sobre esa fosa común se están construyendo reformas que otra vez como en la época de Carlos Salinas beneficiará a unos pocos”, dijo el profesional nacido en 1980.
“Creo que aunque el caso de los estudiantes de Iguala es un golpe muy fuerte al espíritu de México, tenemos que seguir el ejemplo que han dado en la escuela de Ayotzinapa durante tanto tiempo con el lema mismo de la escuela que dice: Aquí se aprende a no agacharse. Aunque nos quieran mandar a todos a la fosa común, tenemos que aprender a levantarnos”, remató.
Rosa Maldonado, del Colectivo por la Paz Región Xalapa, “una casi abogada y fundamentalmente ciudadana”, tal como se presentó a SinEmbargo, no se mostró sorprendida por los hechos de Iguala, “puesto que suceden aquí también, en el Estado de Veracruz, casi todos los días”.
“Es una política del Estado la represión y la desaparición forzada de personas para acallar movimientos sociales que luchan por la educación o el medioambiente. Se trata de una política que nos ha perjudicado mucho y que infunde el terror en la población”, afirmó la militante.
“Lo que ha pasado en Iguala es vista por los movimientos sociales en los diferentes Estados de la República como una consecuencia lógica de la política represiva de las autoridades. No nos sorprende, desafortunadamente. Acabo de recibir, aquí, en Xalapa, la llamada avisando la desaparición de una joven de 24 años. Sucede todo el tiempo”, afirmó.
Habla Benito Taibo: “Al final de El corazón de las tinieblas, Kurtz, el personaje de [Joseph] Conrad, enfebrecido, fuera de sí, describe con un par de palabras su reino sangriento, miserable, supurante, palúdico: ‘El horror...’ No menor, sin duda a lo sucedido en Iguala. Nombre que se suma a la lista de otros, ominosos, que permanecerán para siempre como heridas abiertas en nuestra historia”.
“Chinameca, Huitzilac, Parral, Xochicalco, Tlatelolco, San Fernando, Tlatlaya y otros muchos. El crimen de Iguala, la barbarie de Iguala, el horror de Iguala, es una nueva afrenta que nos corta las piernas y nos borra de golpe, cualquier mínimo atisbo de esperanza”, dijo.
¿QUÉ PAÍS ES ESTE?
“Imagínate esto: qué país es aquel en el cual unos estudiantes normalistas muy pobres, pertenecientes a una de las regiones más pobres y marginadas de México, son capturados, conducidos quién sabe adónde y luego asesinados y enterrados por la policía. Es grotesco y horripilante”, dice el veterano escritor y filósofo Hugo Hiriart.
“Lo que cuentan los medios periodísticos es que toda la policía de Guerrero está constituida por narcos y entonces creyeron que los que venían en el camión eran de un grupo contrario y esa es la explicación probable. Pero aun así, que es inmensamente grotesco, no es lo más grotesco”, expresa.
“Lo más grotesco es que no se va a saber nunca nada sobre los crímenes. Porque este es el país donde nada tiene consecuencias. México es una momia maquillada que se ríe con cinismo. Y es una cosa horrible, horrible”, concluyó Hiriart.
“El caso Iguala es una confirmación de que todos los triunfos y supuestos logros que tanto cacarea el gobierno federal, con reformas que nadie entiende, contrastan con una realidad que sigue sangrando”, afirma el escritor Jorge F.Hernández, autor entre otros de La emperatriz de Lavapies.
“Es oprobioso y es imperdonable. Primero, que no supiéramos durante una semana el paradero de 49 personas y peor aún que ahora vemos fotografías de los cadáveres en los medios. Por respeto a los familiares tendríamos que acompañarlos en el duelo y preocuparnos porque cada vez más el mapa de México, que parecía un cuerno de la abundancia es en realidad el diván de un psicoanalista”, dijo Hernández.
HAY CADÁVERES
“Bajo las matas / En los pajonales / Sobre los puentes / En los canales / Hay Cadáveres” inicia el poema “Cadáveres”, del argentino Néstor Perlongher, una cita casi obligada en esta circunstancia que no olvida el poeta mexicano Luis Felipe Fabre.
“Si leyéramos ese poema en el Zócalo o en cualquier otro lugar de México, sería más que pertinente. Perlongher lo escribió por los desaparecidos durante la dictadura en la Argentina, pero en el México de hoy también hay cadáveres sobre los puentes, en los canales”, afirma Fabre.
“Este tema no es sólo preocupación de los intelectuales, nos atañe a todos los mexicanos. Situaciones como estas nos degradan como país, creo que desde cualquier oficio o profesión tenemos que hacer algo al respecto”, clama el poeta mexicano.
El escritor y periodista Sergio González Rodríguez considera que los hechos de Iguala constituyen “lo más atroz” que puede suceder en un país.
Sin embargo, para el ganador del Premio Anagrama de Ensayo por Campo de guerra, “no se trata de algo novedoso. Tenemos muchos años alertando sobre la falta grave de respeto a los derechos humanos de los ciudadanos, la impunidad de los delitos y el incumplimiento de las autoridades en todo lo que hace a la seguridad pública”, explica.
“Actualmente vemos que cualquier manifestación en contra del mandato público puede representar la muerte, la tortura y la desaparición de las personas. Esto es tremendo porque se da justo en la coyuntura de Tlatlaya y que demuestra que el gobierno no está funcionado. Esto es inaceptable”, remata.
UNA HISTORIA DE TERROR
“Tengo mucho miedo, esta es una historia de terror, de mucho terror”, admite Francisco Pancho Hinojosa, el entrañable autor de La peor señora del mundo.
“Todavía no sabemos toda la verdad, por lo que hay un hilito de esperanza, pero el hecho de que la policía se valga de estudiantes para matar a estudiantes es una de las cosas más horribles por las que ha pasado México”, dice.
“Además, en uno de los aniversarios del 2 de octubre, tremendo y abominable. Hay que tenerle mucho miedo a lo que está pasando ahora. Esto ni siquiera es la Guerra del Narco de Felipe Calderón, lo que pasa ahora nos puede llevar a un hoyo muy profundo”, opina Hinojosa.
“Salir de este país y decir que eres de México se está convirtiendo en una vergüenza nacional. El país está en picada. ¿Cuántos ha matado ya el gobierno de Guerrero? Manifestar una protesta es arriesgarse a la fosa común”, admite la novelista y poeta Myriam Moscona.
Frente a los hechos de Iguala, la autora de Tela de Sevoya, Premio Villaurrutia 2013, afirma que mucha gente la verá como algo más de un estado de violencia generalizado.
“Tal vez queden inadvertidos (los crímenes) en este país del olvido. Recuerdo el verso de un poeta que decía: Tened miedo de mi ira”, advierte Moscona.
“Es totalmente monstruoso, no hay palabras para describir los hechos de la represión en Iguala y que obedecen claramente a una política de Estado. Pasa primero por Tlatlaya, sigue por Iguala y atraviesa toda la República”, afirma Rafael Barajas “El Fisgón”, en entrevista con SinEmbargo.
“Esto demuestra que el crimen organizado y el sistema comienzan a ser sinónimos”, concluye visiblemente afectado.
Frente a tantos gritos de dolor, el escritor de Culiacán Élmer Mendoza levanta aún más la voz para reclamar con fuerza una acción inmediata.
“A los responsables, encabezados por el presidente Enrique Peña Nieto, les digo que esto no puede ocurrir. Si aspiramos a ser un país civilizado, que tenga leyes respetables, no pueden pasar estas cosas”, dice el autor de la reciente El misterio de la orquídea calavera.
“No podemos permitir que asesinen a nuestros estudiantes, a nuestra juventud, porque estamos rompiendo cadenas y eso no es justo, no es normal y tampoco es humano. Tenemos que conseguir ser otro país, un país donde los sueños sean posibles”, concluyó Élmer.