Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo).– El nivel de la deuda global, principalmente de los gobiernos, y una combinación de bajo crecimiento pueden ser los detonantes de la próxima crisis económica mundial, advierte un panel de expertos en el “16 Informe de Ginebra sobre la Economía Mundial”.
Destaca que a cinco años de la crisis económica mundial de 2009, detonada por los llamados fondos basura y la quiebra del sector hipotecario estadounidense, “la economía global aún no está en un proceso de recuperación. De hecho, según nuestra evaluación, la relación entre la deuda total mundial, sin contar la del sector financiero, sobre el Producto Interno Bruto (PIB) ha seguido aumentando”.
En 2001, el peso de la deuda mundial, tanto pública como privada representaba casi 120 por ciento del ingreso nacional mundial; después de la crisis de 2009 aumentó a 200 por ciento y para el año pasado ya representaba 215 por ciento.
“Una deuda global alta en aumento, un lento PIB nominal impulsados por una desaceleración del crecimiento real y una caída de la inflación están formando una combinación venenosa para la economía”, advierten los analistas participantes en el informe llamado “¿El desapalancamiento? ¿Qué desapalancamiento?”, publicado por el International Center for Monetary and Banking Studies (ICMB), de Ginebra y el Center for Economic Policy Research.
“Este informe es claro en su perspectiva: la ruta de la política a la dinámica de la deuda menos volátil es estrecho, y ya está claro que las economías desarrolladas, al menos, deben esperar un bajo crecimiento prolongado o una nueva crisis en el camino”, establece en sus conclusiones.
Los economistas que elaboraron el informe expresan su preocupación por el hecho de que la deuda sea mayor en los países desarrollados (272 por ciento) que en las economías emergentes (151 por ciento).
Japón encabeza la lista como el país más endeudado del mundo en relación con su PIB. Entre las primeras naciones más endeudadas del planeta, sólo Zimbabue, Jamaica, Eritrea y Granada pertenecen a los más pobres.
Estados Unidos, Grecia, Italia, Portugal e Islandia están entre los países desarrollados con deudas por encima del 100 por ciento de su PIB; es decir, de todo lo que produce la economía nacional en un año.
“El apalancamiento de las naciones debe ser puesto en la perspectiva de la economía global, el rendimiento y la composición de los préstamos (en términos de moneda, vencimiento, jurisdicción de la emisión, y obligatoriedad) también”, establece.
REPUNTE DE DEUDA EN MÉXICO
En el caso de México, la deuda neta del sector público ascendió a 6 billones 497 mil millones de pesos durante 2013, monto equivalente a 38.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según el informe de deuda pública al cuarto trimestre del año publicado por la Secretaría de Hacienda. Este monto fue casi dos puntos porcentuales mayor a la de 2012, cuando se contabilizaron pasivos por 5 billones 891 mil millones de pesos, que entonces representaban 36.4 por ciento del PIB.
Significa que tan sólo en 2013 el monto de las obligaciones financieras del sector público crecieron en 606 mil 175 millones de pesos; esto es, a una velocidad de mil 661 millones diarios.
La mayor concentración de estas obligaciones financieras se explicaron por la parte interna, pues de los 6.5 billones de pesos que tiene como deuda el sector público 4.8 billones se explicaron por deuda local. Lo anterior significó un monto equivalente a 28.6 por ciento del PIB.
La SHCP explicó que el nivel de la deuda del sector público en México, como porcentaje del PIB, se mantiene en niveles que se comparan favorablemente al ámbito internacional.
De acuerdo con los "Criterios Generales de Política Económica 2014", se prevé que el saldo histórico de requerimientos financieros del sector público ascienda a 40.5 por ciento del PIB.
También se prevé que para 2015 alcance un punto máximo de 41 por ciento del PIB y en los años subsecuentes ir descendiendo para alcanzar niveles de 38 por ciento en 2019.
CRECIMIENTO EN PICADA
El informe de Ginebra destaca que en 2007, el PIB global registraba un crecimiento de 4.4 por ciento, sin embargo, tras la crisis de 2009 y el endeudamiento que implicó, ha venido en declive hasta caer a 2.9 por ciento en 2013, lo que muestra la necesidad de una reducción en la capacidad de endeudamiento de los gobiernos.
“La post crisis que se produjo en los mercados desarrollados ha resultado ser una crisis de tipo 3 ya que se ha caracterizado por una pérdida persistente de la producción y, posiblemente, una desaceleración en la tasa de crecimiento global. Una mirada al perfil de PIB de los países desarrollados es indicativo de que lo que ocurrió después de 2007 fue una crisis de deuda en lugar de una recesión”, detalla.
Advierte que en el caso de los países desarrollados existe el conocimiento del alto endeudamiento que enfrentan y las consecuencias, sin embargo, prevalece un “optimismo excesivo” en el sentido de que el endeudamiento es alto, pero que existe capacidad de pago para enfrentarlo.
En el caso de Estados Unidos, los especialistas reconocen que hacia el tercer trimestre de 2009 inició una recuperación, el déficit fiscal se empezó a reducir en 2010 y el gasto en los hogares empezó a repuntar en 2011, no obstante, en 2013, registró una nueva caída en sus indicadores.
Mientras que en la zona euro, la recuperación se inició al mismo tiempo, pero los pasivos fueron aumentando, lo que derivó en que la región entrara en una segunda recesión en 2011, que dejó como resultado un deterioro en el patrimonio de las familias “como consecuencia de la prolongada debilidad de la economía real y la política fiscal conservadora. Si otra recesión mundial golpeara en los próximos años, los hogares de la zona euro se encuentran en un posición aún más vulnerable que en 2008”, advierte el análisis.
Según el estudio, si la zona euro hubiera estado preparada para enfrentar la crisis, hubiera adoptado medidas más oportunas, entre ellas, un ajuste “más rápido” del sector financiero.
“Es interesante observar que la falta de acción agresiva hacia los bancos no perdonó a la zona euro a partir de la oferta limitada de crédito provocada por la falta de capitalización del sector bancario resultado de debilidad en la economía real”.
En el caso de las economías emergentes, como México, destaca que en comparación con los países desarrollados, el impacto de la crisis ha sido menor, ya que la mayoría enfrentó en los 90 una crisis financiera que los obligó a tomar medidas para limitar sus niveles de deuda externa y a imponer una serie de acciones para controlar los flujos financieros.
“Estos países también acumularon grandes reservas de moneda extranjera, dando liquidez contra el riesgo de un choque en los mercados de divisas”, señala el documento.
La menor vulnerabilidad de las economías emergentes a la crisis financiera mundial (y su rápida recuperación posterior), considera el panel de expertos, ofrece una lección importante en términos de las ventajas de mantener un enfoque cautelar a los niveles de deuda.
A manera de conclusión, el panel de expertos que elaboró el informe advierte que “el legado de la crisis sigue siendo un problema importante para una serie de economías desarrolladas - especialmente en el euro- que siguen siendo extremadamente vulnerables”.
Hace especial énfasis en que ya “están visibles los primeros signos de la próxima crisis, en esta ocasión en algunos países emergentes, como China”.
Concluye que, los políticos no saben cómo enfrentar la combinación de alta deuda, débil crecimiento y la abundante liquidez global, principalmente por la incertidumbre que existe sobre si los países desarrollados podrán recuperarse por completo o no.
Desde 1999, los informes de Ginebra sobre la economía mundial han despertado la discusión sobre temas globales, en el caso de este último, ofrece no sólo el contexto de la dinámica de la deuda en la última década, sino también un análisis detallado de la naturaleza cambiante de la deuda en el tiempo y en todo el mundo.