Si los 27 mil millones de dólares que los estadunidenses ocupan en el consumo “crónico” de heroína se ocupara en otras cosas, por ejemplo, en la agricultura mundial, se estaría a un paso de revertir el hambre en el mundo.
¿Marihuana? La primera economía del mundo fuma tanta hierba que su equivalente en dinero bastaría para construir tres aeropuertos como los presumidos en proyecto por el gobierno de Enrique Peña Nieto. Y México, no sobra recordar, es el primer exportador de cannabis a su vecino del norte.
Los estadunidenses gastan de sus bolsillos seis veces y media lo que todo el gobierno mexicano ocupará este año en la Cruzada contra el Hambre con la intención de disminuir las brechas de desigualdad y las condiciones de pobreza de más de 52 millones y de miseria de 10 millones de mexicanos.
Asomarse a la economía de las drogas permite ver la desigualdad mundial desde otra perspectiva, una que muestra el antivalor agregado del sufrimiento de quienes se internan en ellas para no volver, algo frecuente cuando se le abren las venas a la heroína.
Ahí está la historia de un muchacho del Distrito Federal llamado El Pepino, quien sufre de la adormidera sin jamás haberse inyectado una dosis.
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Ciudad de México, 18 de septiembre (SinEmbargo).– El Chinos se asegura que la puerta quede bien cerrada y enciende el televisor. Sintoniza el Canal 5, se asegura que aparezcan las caricaturas, sube el volumen del aparato y se desparrama sobre el colchón.
El hombre calienta una solución de agua y polvo pardo. Se sujeta el brazo con una agujeta anudada a manera de cuerda para horca justo arriba del codo y golpea con la mano libre la cara interna del codo atrapado.
Antes entregó un cuaderno y crayolas a su pequeño hijo, a quien todavía la vida no apoda El Pepino. Por esos días, el niño, de unos seis o siete años, ya había estado en prisión por primera vez.
En la cárcel, su madre le regaló globos metálicos rellenos de hule espuma. Lo abrazó y se despidieron. La miró desaparecer tras el portón metálico. Así entendió la vida en la cárcel durante las siguientes ocasiones en que la mujer, empeñada en robar cosas sin valor, regresaba al reclusorio hasta completar nueve estancias.
Al tercer ingreso de la mujer, El Pepino se quedó atrás de la aduana. El niño debía mostrar una credencial escolar, pero desde entonces ya no estudiaba. En adelante hablaron a través de un teléfono celular que ella ocultaba en su celda.
Después de que también cesaron los telefonazos, la mujer quedó en el abandono y la infancia del Pepino continuó con su padre, El Chinos, un ladrón de poca monta por los rumbos del Monumento a la Revolución.
El hombre hacía lo que entendía por paternidad. Llenaba las manos del niño con morralla para las maquinitas y le compraba queso Oaxaca, cuyo recuerdo hace sonreír al muchacho de pelo tan erizado que ocasionaría un conflicto de identidad a un puercoespín.
El recuerdo del Pepino sigue: su mano es tomada por El Chinos al subir a un microbús que se detiene frente a un hotel con olor a insecticida en que viven.
Suben a la habitación.
El Chinos se deja caer en la cama y resopla con el mismo alivio de un montañista cuando llega al refugio de media montaña en medio de una tormenta de nieve. Esculca un cajón, toma el cuaderno y los lápices de cera. Tiembla. Entrega los materiales de dibujo su hijo y enciende la televisión, el Canal 5. Aparecen los dibujos animados y El Chinos de desploma en la cama.
Busca una vena más o menos recuperada, alguna que muestre el redondel con menor amenaza de volverse un volcancito de pus.
Hunde la hipodérmica.
–No me veas, no me veas –urge al niño antes de ser una hoja que se desprende del árbol y zigzaguea en el viento hacia el suelo.
EL MAR DE LA PLATA
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], el mundo “sólo” requiere de 30 mil millones de dólares al año para “erradicar la amenaza del hambre”.
Con ese dinero, según el organismo internacional, se podría relanzar la agricultura y evitar riesgos futuros de conflictos generados por la carestía de alimentos.
En febrero de 2014, la Oficina de la Casa Blanca sobre Políticas de Control de Drogas publicó el informe Los que Estados Unidos gasta en drogas ilegales: 2000-2010, una investigación estadística basada en consumo conocido y sus tendencias, las incautaciones hechas sobre diferentes drogas y el valor callejero de las sustancias prohibidas.
La investigación arrojó que los estadunidenses consumieron en 2010 una cantidad de heroína que, convertida en dinero, oscila entre 15 mil y 45 mil millones de dólares con una estimación media de 27 mil millones de dólares. En otras palabras: casi la cantidad requerida por la FAO a los líderes del mundo para revertir las condiciones que tienen en el hambre a unas mil millones de personas.
El consumo de la heroína, establece el documento, se mantuvo estable hasta fines de la década pasada, cuando comenzó a observarse un incremento. La mayoría de la adormidera consumida en Estados Unidos se origina en los cultivos de amapola de México y Colombia.
Los demás números del reporte muestran la imagen del uso de drogas en Estados Unidos. Los consumidores de la aún primera economía del mundo gastan unos 109 mil millones de dólares anuales en cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana.
El reporte no ofrece datos de sustancias de prescripción médica ni otras sustancias naturales o sintéticas también utilizadas con propósitos recreativos o de necesidad asociada a la adicción. Las cifras se calculan en función de los usuarios que, desde el criterio de las autoridades sanitarias, tienen problemas de continencia pues consumen la droga al menos durante cuatro días al mes.
Resulta difícil decir a que equivalen 100 mil millones de dólares. Se puede decir que no existe ninguna fortuna familiar o personal en el mundo que se acerque a esa cantidad.
O que, durante 2014, la Cruzada Nacional contra el Hambre, programa social insignia de la actual administración federal mexicana, ejercerá un presupuesto de 15 mil 300 millones de dólares a través de un fondo recurrente de 70 programas federales. Su propósito es impulsar acciones encaminadas a superar la pobreza extrema alimentaria en el país. [Nótese que la FAO sólo sugiere el doble de este gasto para atender el mismo tema, pero en todo el mundo].
Es decir, los estadunidenses gastan de sus bolsillos seis veces y media lo que todo el gobierno mexicano ocupará en su intención de disminuir las brechas de desigualdad y las condiciones de pobreza de más de 52 millones de mexicanos y de miseria de 10 millones de hambrientos de los veintitantos a los que alcanzará el programa este año.
El Producto Interno Bruto de Afganistán, primer productor mundial de heroína con la elaboración de nueve de cada 10 kilos de heroína que se consume en el mundo, fue de 20 mil millones de dólares, según datos del Fondo Monetario Internacional. El número es claramente inferior al desembolso realizado por los estadounidenses en esa droga.
La totalidad de la economía boliviana, uno de los tres productores de cocaína, fue de 29 mil 802 millones de dólares en 2013, cifra ligeramente superior al monto gastado por los usuarios de ese alcaloide en Estados Unidos.
El gasto de los estadunidenses en metanfetaminas es de 13 mil millones de dólares, dinero mayor al PIB por separado de Albania, Kosovo, Macedonia o Montenegro, en el sureste europeo, una de las principales zonas de producción de drogas sintéticas. Esta misma cantidad de dinero supera las economías individuales de los 54 países más pobres del mundo, incluidos los que concentran las mayores tasas de hambre en África y América Latina, como Sierra Leona y Haití.
Para ponerlo en el contexto mexicano nuevamente, los estadunidenses fuman tanta marihuana que con la plata que se propaga por sus pulmones y se diluye en la atmósfera se podrían construir tres aeropuertos como el proyectado por el gobierno mexicano y presumido como obra cumbre de la administración de Enrique Peña Nieto.
Mientras un consumidor empedernido de cocaína en Estados Unidos gasta 1 mil 737 dólares mensuales en el alcaloide, un trabajador asalariado con el mínimo en Bolivia, país de posible procedencia de la sustancia que utiliza aquél, gana 206 dólares al mes, casi ocho veces y media menos.
Por su parte, el documento La Economía del Narcotráfico, elaborado con otra metodología por la Organización de Estados Americanos y presentado a fines de 2013, ofrece un buen punto de vista: los mayoristas y los narcotraficantes que llevan las drogas por los países de tránsito representan entre el 20 por ciento y el 25 por ciento de los ingresos, mientras que poco menos del 1 por ciento del total de ventas al por menor llega a los cultivadores en la región andina.
Michoacán es uno de los principales estados mexicanos productores y exportadores de marihuana a Estados Unidos. Este 2014 ejerce un presupuesto público de 4 mil 433 millones de dólares [incluidos todos los gastos relacionados con justicia, derechos humanos, legislación, educación, etcétera].
En Estados Unidos, quienes fuman marihuana no sólo de Michoacán, sino de cualquier otro sitio, gastan casi 10 veces más que la entidad mexicana en llamas por la violencia generada por los narcotraficantes que luchan por el monopolio de enviar no sólo marihuana, sino también heroína y metanfetaminas al norte. Su empoderamiento, nacido exclusivamente de la siembra de cannabis a fines de los cincuenta, los ha llevado a la propagación de las industrias del secuestro, la extorsión, el tráfico de personas y el control de actividades económicas más legales, como el aguacate, cuyo principal comprador es, otra vez, Estados Unidos. http://www.sinembargo.mx/11-10-2013/780868.
Y es que, a final de cuentas, el costo de las drogas no termina con su compra. La Casa Blanca considera que, sólo en 2007, la sociedad estadunidense perdió 193 mil millones de dólares en productividad, gastos médicos y de procuración de justicia asociados al uso de drogas. Con datos del Fondo Monetario Internacional se puede decir que sólo 56 de los 182 países enlistados poseen un Producto Interno Bruto superior a ese océano de dólares.
EL CHINOS Y EL PEPINO II
El cerebro del Chinos y de cualquiera es un laboratorio químico que transforma la heroína en morfina. La sustancia busca, como los amantes jóvenes hacen, una parte primitiva del cerebro conocida como área tegmentaria ventral, la parte del tallo cerebral situada arriba del cerebelo.
Esta zona tiene receptores naturales y recibe inicialmente el estímulo que identifica plenamente como placentero e interactúa con la morfina como en una cita a ciegas: sin saber qué o quién es, el cerebro termina el encuentro convencido de que ha probado lo mejor en su vida.
Este poderoso estímulo se trasmite al núcleo acumbens, por debajo de los lóbulos frontales, sensación que viaja principal, pero no exclusivamente, gracias al neurotransmisor dopamina, la misma que produce el placer asociado al sabor dulce o al orgasmo, pero considerablemente más intenso y prolongado.
Mucho mejor.
El Chinos entrecierra los ojos. Tal vez babea sobre la almohada. A los pies de la cama, El Pepino sigue una épica de robots extraterrestres.
Junto con la desaparición de los dolores de cualquier tipo, la vía del placer lleva el estímulo a la corteza del cerebro de El Chinos, en el lóbulo frontal, donde el efecto termina poco tiempo después.
Con ciertas dificultades, volverá la normalidad.
Con estímulos repetidos, la vía del placer, también conocida como la vía de la dopamina, se afina: el núcleo accumbens rápidamente acusa el efecto y lo trasmite a la corteza prefrontal.
Y, en la azotea, todo es algarabío.
Pero, como en La Fiesta, de Joan Manuel Serrat, el efecto placentero pronto se extingue dejando al cerebro ávido de más. “¿Has traído a este reventón sólo un seis de cerveza?”, parece preguntarse la masa gris del Chinos.
Si antes la vida no tenía sentido, ahora sí lo tiene: más heroína convertida en morfina en su muy interior laboratorio.
La morfina determina casi la totalidad de su conducta. Ahora es un adicto. Lo que empezó como diversión, se ha convertido en la más vital de sus causas para el resto de sus días.
Las células cerebrales están hechas para mandar y tratan de readquirir el control de lo que sucede. Reactivan a una enzima que se resiste a los efectos de la morfina. La misma dosis ya no produce el mismo efecto. Ya no es igual. La frecuencia de las dosis aumenta. El precio también. El pánico es solamente interrumpido por los cada vez más breves periodos de éxtasis.
Las dosis crecientes, las concentraciones variables en el polvo que les venden como morfina, pronto llevan al adicto a dosis que afectan los centros que controlan la respiración.
El 60 por ciento de los adictos llevados a las salas de urgencias mueren en paro respiratorio. En 10 minutos, el cerebro que había vivido para mantener viva la fiesta en la vía del placer, está muerto.
Será seguido poco después por el resto del cuerpo.
LOS PERSEGUIDOS
En términos geopolíticos, la heroína adquiere importancia más allá del daño a la salud pública que ocasiona. Según las agencias estadounidenses y europeas, esta droga financia el terrorismo.
Capturado Joaquín El Chapo Guzmán, la lista de los fugitivos internacionales más buscados por la principal agencia antidrogas estadounidense, la DEA, colocó en la cima de sus objetivos al también mexicano y sinaloense Rafael Caro Quintero, recientemente liberado por el sistema judicial mexicano.
El resto de la breve lista la componen el jefe del menguado Cártel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes, y los colombianos María Teresa Osorio de Serna e Iván Darío Ramírez.
La quinta persona indiciada y única no latinoamericana es Haji Ehai Ibrahim, un pakistaní de 1.82 metros señalado de ser el barón mundial de la heroína y de estar involucrado con el terrorismo islamista.
Antes de otra cosa se debe decir que en la serie de la DEA se extraña a los jefes de las mafias italianas, incluidos los capos de la ‘Ndrangheta, la organización delictiva con más dinero en el mundo, según algunos análisis europeos [como La quinta mafia, Marta Chiavari, Ed. Ponte Alle Grazie, 2011].
Quedan ausentes las tríadas chinas, agrupaciones clandestinas con gran influencia en el creciente mercado mundial de las metanfetaminas junto con las decenas de organizaciones del sureste asiático. No hay ningún nombramiento de jefe alguno de la Yacuza, la comunidad japonesa del hampa con más miembros en el mundo.
Tampoco aparece ningún varón de las Hermandades Rusas, proclamadas como el conjunto criminal más poderoso del planeta, relacionado no sólo con tráfico de drogas, sino también de armas de todos los tamaños y esclavismo sexual por toda Europa.
En la galería de los hombres [y una mujer] que viven en la peculiar distinción de ser los principales vendedores de drogas en el mundo, sólo hay cuatro latinoamericanos y un pakistaní con negocios en Afganistán, el primer productor mundial de goma de opio y de heroína en el mundo.
La vocación de Afganistán por la siembra de amapola tiene su raíz en la Guerra Fría, cuando el gobierno de Estados Unidos promovió de manera soterrada esa industria como medio de financiamiento de la insurgencia afgana contra la ocupación soviética de la década de los 80.
Washington instruyó militarmente al principal grupo en resistencia, los mismos mujaidines que, años después, fundaron el Talibán, movimiento fundamentalista acusado por Estados Unidos de promover el terrorismo mundial y de financiarlo en parte con la heroína que se usa en Europa, parte de Asia y, en menor medida, Estados Unidos.
En mayo de 2014, el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos publicó el informe Afganistán: Tráfico de Drogas y la Transición de 2014, elaborado por especialistas en crimen internacional y asuntos del medio este.
El documento sostiene que Afganistán permanece como la primera fuente mundial de goma de opio, opio y heroína con el acaparamiento del 95 por ciento del mercado mundial. La nación asiática es también el primer productor mundial de marihuana.
“Elementos de insurgencia [opositores al actual régimen instaurado por Occidente], particularmente el Talibán, están involucrados de diversas maneras en el tráfico de drogas y la protección de campos, rutas y laboratorios para el financiamiento de sus operaciones. De acuerdo con el Departamento de la Defensa de Estados Unidos, esa relación se extiende y expande”, se lee en el texto.
El documento cita a una oficina de Naciones Unidas que monitorea las sanciones al Talibán y que presume un ingreso de entre 100 millones y 155 millones de dólares anuales por su participación en el tráfico de drogas, más de la cuarta parte del total de los fondos talibanes.
Pero la cifra empequeñece ante el gasto de la presente política prohibicionista: 7 mil millones de dólares autorizados por el Congreso estadounidense en medidas antinarcóticos desde la ocupación de Afganistán, en 2002.
Naciones Unidas estimó que en Afganistán se dedicaron 209 mil hectáreas en 2013 para la producción de goma de opio, la mayor superficie desde que se realiza el cálculo, localizada en su mayor parte en su frontera con Pakistán, otro país denunciado de simpatizar con el extremismo islámico y refugio del abatido líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Esta organización, insiste Occidente, también se nutre del opio asiático.
La producción afgana alcanzó en 2013 unas 5 mil 500 toneladas métricas, alrededor del 4 por ciento del Producto Interno Bruto del país. Pero el desembolso de los estadounidenses en heroína es cercano a la totalidad de la economía de esta nación de Asia, 32 mil 271 millones de dólares en el mismo año de referencia.
¿A dónde va el polvo blanco de Afganistán? Aproximadamente el 35 por ciento de la heroína afgana entra a Irán para consumo local o continúa su camino hacia el oeste a través de la ruta de los Balcanes. El 40 por ciento cruza la frontera con Pakistán con destino a Europa, África, los países del Golfo Pérsico, China y América del Norte, principalmente Canadá. El 25 por ciento restante se mueve por Asia Central hacia Tayikistán y luego a Rusia, de donde parte al mercado europeo.
Rusia padece una crisis de adicción a los productos de opio y sus organizaciones criminales están involucradas en buena parte del negocio trasnacional de la heroína afgana, apreciada en Reino Unido, España y Estados Unidos. ¿Se puede decir entonces que los heroinómanos de esos países financiaron parcialmente los atentados terroristas de la década pasada en Londres, Madrid y Nueva York?
Cuándo un usuario de los progresistas países escandinavos se suministra una dosis, ¿coopera financieramente con las políticas restrictivas para la inserción educativas de las mujeres en Medio Oriente impulsados por los “terroristas”?
Y es que es mucho dinero, un mar de dinero.
El Grupo de Acción Financiera es un cuerpo intergubernamental independiente dirigido a la implementación de estrategias contra el lavado de capitales.
En su informe Flujos Financieros Ligados a la Producción de Opiatos en Afganistán, dado a conocer en junio de 2014, sostiene que el valor mundial del opio y sus productos ascendió en 2011 a 68 mil millones de dólares.
También en 2011, a la vez que el gobierno de Estados Unidos consideraba como el mayor contrabandista del mundo al mexicano Joaquín Guzmán Loera, la revista Forbes calculó su fortuna en 1 mil millones de dólares, una “bicoca” ante el tamaño del mercado global de la heroína.
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El mayor comprador de bienes mexicanos en el mundo es Estados Unidos. Setenta y ocho centavos de cada dólar que ingresa a México por ventas en el extranjero proviene de su vecino del norte.
Entidades públicas comerciales de uno y otro país destacan los lazos de ambas naciones que ejemplifican con el volumen de petróleo vendido por México o con que el monto de los vehículos automotores aztecas ya supera a los fabricados en Japón.
En esos informes no se presume que México es el principal productor de heroína en el continente americano y es el primer abastecedor de la sustancia a Estados Unidos, producida en buena cantidad en la Sierra Madre Occidental de Sinaloa, Durango y Chihuahua, ahí donde nació el narcotráfico mexicano.
De acuerdo con el último reporte Evaluación Nacional de las Amenazas de las Drogas, publicado por la DEA en noviembre de 2013, la disponibilidad de heroína en Estados Unidos ha mantenido una constante alza asociada al “incremento de la producción mexicana” y a la expansión de los cárteles mexicanos en el este y medio oeste de la Unión Americana, zonas antes abastecidas con heroína blanca de producción asiática y colombiana.
Un tercer factor es el creciente tránsito de heroína colombiana por territorio azteca en dirección al norte. Informes de Interpol apuntan a que el fortalecimiento de la sociedad México-colombiana y la evidencia en calle prueban que especialistas químicos de origen colombiano trabajan para narcotraficantes mexicanos en la producción de heroína blanca, más preciada que el tradicional compuesto café obtenido de las refinerías mexicanas desde principios del siglo pasado.
Si bien las autoridades mexicanas utilizan la información sobre aseguramientos de drogas como propaganda que prueba su supuesta eficacia en el tema, los gobiernos de Estados Unidos y los análisis de la ONU consideran que si las incautaciones se incrementan se debe al aumento de la disponibilidad de la sustancia.
Los montos de la heroína confiscada por las autoridades estadounidenses en su frontera suroeste con México se ha “incrementado significativamente” entre 2008 y 2012, en coincidencia con el aumento de la violencia en México asociada al crimen organizado.
Con datos del Sistema Nacional de Aseguramientos de Estados Unidos se tiene que el volumen descubierto en ese límite territorial pasó de 558 kilos de heroína en 2008 a 1 mil 855 kilos en 2012, un alza de 232 por ciento.
En el mismo periodo, las muertes por sobredosis de heroína aumentaron 45 por ciento. La Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito estima que, en 2012, unas 12 mil hectáreas de suelo mexicano fueron ocupadas para la siembra de adormidera cuando apenas una década atrás la superficie cultivada habría sido de 4 mil 400 hectáreas.
Para ampliar más sobre la penetración de los cárteles mexicanos: VER TAMBIÉN "LA INVASIÓN MEXICANA A ESTADOS UNIDOS" Y "PANDILLAS, LA TÁCTICA DEL NARCO EN EU"
EL CHINOS Y EL PEPINO III
En el hotel barato del Distrito Federal, El Chinos entrega papel y colores a su hijo para que dibuje.
Sentado en una banca de cemento, el chavo recuerda la escena:
“Yo volteaba y lo veía inyectarse”, cuenta en la correccional para adolescentes de San Fernando, en el Distrito Federal. “Ahora sé que es heroína. Me decía: ‘ve la tele’, ‘dibuja lo que se te venga la mente’. ‘No me veas, ve la tele’. Se inyectaba. Sí: viajado. Yo veía las caricaturas. En ese tiempo estaba, ¿cómo se llama? ¿Transformers?”.
Al poco tiempo, su padre también desapareció por el portón de otra cárcel del Distrito Federal. Aún purga condena por homicidio.
–¿A quién mató tu papá? – pregunto al muchacho.
–A uno de sus tíos, porque a su hermana, la mamá de mi papá, la manoseaba y todo eso desde que era niños. Mi jefe siempre se dio cuenta y se hizo lacra y lo detonó a pura puñalada. Le metió 20 o 21 –dice y se sorbe los mocos. Está acatarrado.
El Pepino purga luego de que lo detuvieron con 66.6 gramos de cocaína que vendía y usaba en los alrededores de Tepito.
Al Pepino, a diferencia de su papá, no le gusta hundirse con suavidad en un colchón salitroso. El Pepino es un chavo que adora salir disparado hacia arriba en una camioneta Hummer, amarilla yema de huevo de preferencia y un corrido del Chapo Guzmán a todo volumen en el estéreo.
Coca. Imagínese una línea perfecta y recta de cocaína del grosor estándar de una dosis con todo el polvo sudamericano inhalado por los estadunidenses en 2012. La raya partiría de Nueva York y cruzaría el Océano Atlántico en vuelo de pájaro para llegar a Londres, de donde volvería hasta la Gran Manzana para completar un trazo de 11 mil 600 kilómetros.
La anterior distancia se estima a partir de la partición de un gramo de coca en ocho porciones, cada una de un centímetro de longitud, y a partir del dato estimado por el gobierno de Estados Unidos de que en este país se consumieron unas 145 toneladas del alcaloide.
Si el desembolso realizado por los estadunidenses para esnifar toda esa coca, unos 28 mil millones de dólares, se convirtiera en un camino de billetes de un dólar, uno tras otro, daría 110 veces la vuelta a la Tierra sobre la línea del Ecuador y atravesaría África Ecuatorial, la región más hambrienta del mundo. *
Nota: La descripción farmacológica de la heroína en el cerebro fue realizada por el médico internista Alland Padgett Benard.
LA HISTORIA DEL PEPINO CONTADA POR ÉL MISMO