La escritora Becky Rubinstein habló con SinEmbargo sobre su más reciente novela, en donde expone el poder que suelen tener en nuestras vidas, nuestros sueños y los destinos que nos trazamos.
Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo).– “Un sueño sin descifrar es como una carta sin abrir”, escribe Becky Rubinstein en Las cuatro Paolinas Polinsky (Ediciones del Lirio), una novela que se desarrolla en el bajío mexicano, en tiempos de Ramón López Velarde, a quien la autora considera uno de los más grandes poetas en lengua española, y en la que está latente el impacto del destino y los sueños sobre nuestras vidas.
En este libro, la autora narra las aventuras y la vida de cuatro generaciones de mujeres cuya existencia transcurre entre el Porfiriato y el México posrevolucionario, todas ellas con el nombre de Paolina Polinsky, a causa de un sueño de su antecesora, Clementina, quien sin saberlo marcará la vida de su linaje.
En la historia, Becky Rubinstein relata cómo Clementina Zamudio del Río y Canales, nacida en Jerez, Zacatecas, y casada con el respetable terrateniente de la Villa de Jerez, Ramiro Sepúlveda de Hoyos, un hombre inmerso en la elaboración de sus almanaques, con frecuencia soñaba cuatro yeguas distintas en color y personalidad, una imagen que es descifrada por una vecina quien le dirá que para encontrar paz tendrá que llamar a su hija Paolina Polinsky, un nombre que tendrá que preservarse por otras tres generaciones más.
“Si no revelamos nuestros sueños o alguien no nos lo revela es como si no abriéramos una carta porque seguramente hay un mensaje, que viene a nosotros, que nosotros tenemos que abrir para darnos cuenta. Muchas veces con suerte y muchas veces sin tanta suerte, pero podemos intentar comunicarnos con el inconsciente porque, por ejemplo, me dicen por qué pusiste Paolinas Polinsky, pues no sé, se me ocurrió, como que vienen ideas y rescatamos unas, y las otras no las rescatamos, entonces están en espera como el sueño y la escritura tienen algo similar”, compartió Rubinstein en entrevista con SinEmbargo.
En su novela, la autora recrea un México provincial que sobrevive en los relatos familiares y en los versos de Ramón López Velarde. En ese sentido, reconoce que es palpable la influencia a lo largo de todo el texto del poeta zacatecano.
“Es un pretexto digamos, me sirve para anclar las Polinsky, cuando nacen, o sea, cuando nace una, nace en cierta fecha importante para Jerez, o sea, que traté de anclar la historia, el argumento, a través de la vida y obra de López Velarde porque también es un juego, es una estructura necesaria”, comentó.
—Hay otra cuestión que es el pasaje zacatecano, usted lo describe de una manera muy puntual y no sólo el pasaje, su comida, la manera en la que se vive. ¿Cómo pudo adquirir esta descripción tan puntual? —se le cuestionó a la también poeta.
—Siempre que escribo novelas históricas, pues tengo un montonal de libros para poder buscar y se me ocurrió buscar en una enciclopedia hispanoamericana, entonces tienen mucho de España, entonces busqué y encontré eso, son regalos que me ha dado la vida, entonces no vivía ahí, pero tuve la suerte de que cuando fui a presentar dos libros por parte de Conaculta como traductora, entonces por casualidad encontré una presentación a una jerezana, le hablé ‘tengo ganas de ir’ y me dijo ‘no te preocupes, mañana pasamos por ti mi marido y yo’, entonces fue una visita a la casa museo de Velarde, era la casa que compró su padre yo creo o su abuelo, y entonces fue una maravilla porque pasé picándole al botón de cuarto en cuatro, de habitación en habitación, de atmosfera en atmosfera, y encontraba el poema ad hoc sobre los guantes negros o sobre el piano, como temático todo, maravilloso, entonces como que sí fue un viaje a la vida y obra de este hombre que hubiera dado más de no haber vuelto prematuramente. Tuve la oportunidad de visitar Jerez e incluso conocí al cronista de Jerez.
En su texto, escrito durante la pandemia por COVID 19, Rubinstein hace también referencias tanto del municipio español Jerez de La Frontera, como de El Quijote de la Mancha escrito por Miguel de Cervantes, obra que aparece de manera recurrente en sus creaciones literarias.
“Yo estudié letras españolas, Lengua y Literatura hispánica, Siglos de Oro y soy maestra de hebreo, me encanta leer, me encanta la Biblia y me encanta la cábala y todo lo esotérico, entonces, pues van saliendo cosas, mi afecto por Sor Juana, por El Quijote, quiero que la gente se acerque a El Quijote, a la Biblia, no para que se vuelva más o menos religioso, sino porque es la fuente de nuestra cultura cristiana, entonces para poder entender al otro porque también es mi idea, comprender al otro para que el otro nos entienda”, puntualizó.