En México no existen leyes que protejan a los peces utilizados para consumo, la Ley Federal de Sanidad Animal ni siquiera los reconoce como animales, así lo revela una investigación de la organización Igualdad Animal.
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Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo).– Una investigación realizada por Igualdad Animal muestra cómo los peces criados en granjas mexicanas se asfixian, sufren canibalismo y están plenamente conscientes durante todo el proceso de matanza, una práctica habitual en el país debido a la falta de leyes que protejan a estos animales.
De acuerdo con el análisis de la doctora Lynne Sneddon, quien forma parte de la investigación, conductualmente hablando, los peces pueden hacer lo mismo que los mamíferos: formar relaciones, recordar sus propias acciones (habilidades cognitivas), tomar decisiones (evaluar riesgos y beneficios), tienen sentimientos (experimentan estados afectivos positivos y negativos) y tienen algún nivel de conciencia.
No obstante, estos animales no tienen ningún tipo de protección legal, pues la Ley Federal de Sanidad Animal en México ni siquiera los reconoce como animales y las normas que establecen los métodos de transporte, aturdimiento y matanza no los incluyen.
“Si bien tenemos muchos estudios donde se habla de que los peces pueden sentir dolor, en México no existen leyes que los protejan, la Ley Federal de Sanidad Animal ni siquiera los reconoce como animales”, dijo a SinEmbargo Dulce Ramírez, vicepresidente para Latinoamericana de Igualdad Animal, al hablar sobre la primera investigación que documenta la organización sobre la acuacultura en México.
La Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) y el Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), organismos encargados de vigilar a la industria pesquera, reconocen la falta de leyes y protocolos para el manejo de los peces de consumo.
“La Conapesca afirma que no existe ningún tipo de manual o método establecido o regulado en México y que los animales son matados mediante asfixia, lo que nos pone en un rezago de protección animal en comparación con otros países donde los peces están incluidos en las regulaciones”, explicó Dulce Ramírez.
La Norma Oficial Mexicana “NOM-033-SAG/ZOO-2014: Métodos para dar muerte a los animales domésticos y silvestres”, que establece los métodos para dar muerte a los animales garantizando buenos niveles de bienestar y con el propósito de disminuir al máximo el dolor, sufrimiento, ansiedad y estrés, no contempla a los peces, por ello el departamento legislativo de Igualdad Animal trabaja en lograr que todos los animales criados para consumo tengan protección legal y la crueldad cometida contra ellos sea castigada.
“Ha habido buena respuesta, tenemos estados como Jalisco o Puebla donde hay iniciativas donde protegen a los animales de granjas, pero estas iniciativas siguen excluyendo a los peces, por eso esta investigación resulta importante. Lo cierto es que los peces requieren otro tipo de legislación, sería una norma oficial mexicana que contemple la matanza de los peces porque la NOM 033 excluye a los animales acuáticos”, detalló la vicepresidente para Latinoamericana de Igualdad Animal.
LA CRUELDAD DE LA INDUSTRIA
Anteriormente el equipo de Igualdad Animal había denunciado públicamente las prácticas de la industria pesquera que provocan sufrimiento a los animales acuáticos en países como Italia con la pesca de arrastre, la venta de peces vivos en India y la matanza sin aturdimiento en Reino Unido y Estados Unidos; pero esta vez la organización obtuvo evidencia sobre las condiciones de vida de los peces en México.
Entre agosto y octubre de 2021 la organización documentó diversas granjas en las principales entidades productoras del país: Jalisco, Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Entre los principales hallazgos encontraron problemas de sanidad y bienestar, como mala calidad del agua, manejo brusco, hacinamiento y falta de oxígeno durante la movilización, lo cual les provoca estrés, muerte y lesiones. Además es una práctica común que se deje morir a los peces fuera del agua o se maten y evisceren (extraer las vísceras) sin previo aturdimiento.
“Desde Igualdad Animal sabíamos que hablar de peces sería todo un reto, tenemos que empezar a construir el debate para visibilizar lo que está pasando con estos animales que son ignorados por la legislación y por la sociedad porque no los consideramos cercanos a nosotros. Por primera vez estamos mostrando el proceso de producción masiva de una especia de peces, la que conocemos como mojarras, que es la que más se consume en México”, detalló Dulce Ramírez.
La investigación reveló que las crías de peces son manejadas con violencia, mueren al ser aplastadas por el peso de otros y, al igual que las hembras, son desechadas al no ser consideradas económicamente rentables.
También destaca que muchos peces caen fuera del contenedor y algunos son abandonados al morir en el piso, como se muestra en la siguiente imagen.
Durante los distintos procesos de manejo usados en las granjas, los peces son aplastados entre ellos. Igualdad Animal documentó que hasta 400 kilogramos de peces fueron metidos en un mismo contenedor aplastándose unos contra otros, lo que aumenta la tasa de mortalidad y lesiones.
En cuanto al canibalismo que sufren los peces en las granjas mexicanas, los operadores revelaron al equipo de Igualdad Animal que estos animales tenían meses sin ser alimentados, por lo que empezaron a comerse entre ellos. Además, los peces que tienen alguna lesión son arrojados a la basura o usados como alimento para otros animales.
La investigación arrojó que se subestima la importancia del tiempo que los peces están fuera del agua: a los más grandes, de 2 a 4 años, los dejan sobre el piso para que mueran por asfixia. Otro problema que detectaron es que el cambio de un tanque a otro tarda entre seis a ocho horas durante las cuales mantienen a los peces con poco oxígeno, expuestos al sol directo y con tan poca agua que apenas podían cambiar de posición o desplazarse.
Otras de las prácticas que documentó la organización es que los peces son matados sin ser previamente aturdidos y les extraen las vísceras mientras se encuentran conscientes.
Después de este proceso de maltrato, algunos peces muestran señales de vida como abrir la boca, expandir las branquias y retorcerse. Su sufrimiento se prolonga aún más al ser separados en las tarjas en las que se llevarán a los mercados, algunos aún están vivos y quedan nuevamente debajo de otros peces, asfixiándose.
“Pudimos presenciar cómo a un pez lo dejaron agonizar hasta por 40 minutos”, recodó Dulce Ramírez, de Igualdad Animal, y destacó que los trabajadores no tienen la capacitación.
Sobre las empresas revisadas, mencionó que la organización levantó denuncias en temas de medioambiente ante Conapesca y Semarnat que en su momento van a informar y también a evidenciar a esta industria pesquera que se concentra en los estados de Jalisco, Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
IMPORTANTE, PARA LOS LECTORES
Desde hace mucho tiempo, SinEmbargo consultó a activistas de la defensa de los animales sobre las imágenes de maltrato. Todas las organizaciones civiles animalistas coinciden en que, aunque son imágenes brutales (cerdos y vacas en los rastros, animales desnutridos o maltratados, aves que son sacrificadas) es la única manera de crear conciencia.
Las mismas organizaciones animalistas publican estas imágenes. El sufrimiento de los animales es real, es brutal y doloroso. SinEmbargo tiene un compromiso diario, permanente, de luchar contra el maltrato animal. Por eso la publicación de estos temas. Por eso, SinEmbargo tiene en sus espacios de opinión el más amplio número de colaboradores animalistas, sobre cualquier medio mexicano. Es un tema que nos preocupa y nos ocupa.
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