Hubo poco menos de 5 mil nuevas hospitalizaciones durante la semana pasada, de las que 928 fueron en unidades de terapia intensiva, y la tasa de positivos a COVID-19 subió al 11 por ciento.
PARÍS (AP) — Cuatro ciudades francesas se han unido a París y Marsella en el estado de máxima alerta por la propagación del nuevo coronavirus, y parece probable que la lista crezca pronto a medida que las infecciones se disparan.
Bajo alerta máxima, los bares cierran y se ordenan otras medidas severas.
Lyon, Grenoble y Saint-Etienne en el sureste, y Lille en el norte, pasaron a estado de máxima alerta el sábado, cuando las autoridades de sanidad informaron de casi 26 mil 900 nuevas infecciones en las últimas 24 horas. Hubo poco menos de 5 mil nuevas hospitalizaciones durante la semana pasada, de las que 928 fueron en unidades de terapia intensiva, y la tasa de positivos a COVID-19 subió al 11 por ciento. Se han contado casi 32 mil 690 muertes por coronavirus en Francia, pero el número real es probablemente mayor debido a las muertes en casa y a los informes incompletos de los hospitales y de las residencias para adultos mayores.
Mientras Francia se preparaba para un aumento en las estadísticas, una consulta de la Orden Nacional de Enfermeros publicada el domingo indicaba que un número significativo ya se sentía cansado y harto por la pandemia, y 37 por ciento de los participantes dijeron que pensaban en cambiar de trabajo.
Cerca de 59 mil 400 enfermeros respondieron al sondeo interno realizado del 2 al 7 de octubre sobre el impacto de la crisis sanitaria en sus condiciones de trabajo, de los 350 mil afiliados que están afiliados a la Orden de Enfermeros. Un portavoz de la orden, Adrien de Casabianca, describió el sondeo como una “consulta”, sin la metodología típica de una encuesta.
Las cifras describen un panorama sombrío para la profesión e indican que las instalaciones médicas francesas tal vez no están a la altura de las necesidades actuales, a pesar de las lecciones que deberían haberse aprendido de la crisis causada por el virus a principios de año.
De los enfermeros en instalaciones públicas, el 43 por ciento considera que “no estamos mejor preparados colectivamente para responder a una nueva ola de infecciones”, según el sondeo. La cifra se eleva al 46 por ciento para los enfermeros del ámbito privado. Y alrededor de dos tercios de los encuestados dicen que sus condiciones de trabajo se han deteriorado desde el comienzo de la crisis.
El agotamiento se avecina, según la consulta, ya que 57 por ciento de los entrevistados dicen estar profesionalmente agotados desde el comienzo de la pandemia, mientras que casi la mitad dice que hay un fuerte riesgo de que el cansancio afecte la calidad de la atención que reciben los pacientes.
Para el 37 por ciento de los enfermeros que respondieron, “la crisis... les hace querer cambiar de trabajo”, y el 43 por ciento “no saben si seguirán siendo enfermeros dentro de cinco años”.
La Orden Nacional de Enfermeros señaló también que 34 mil puestos de enfermería en Francia están vacantes actualmente.
“Hoy día, los enfermeros deben hacer frente a un aumento de los casos de COVID-19 y se sienten desarmados para hacerlo”, señalo el presidente de la Orden Nacional de Enfermeros, Patrick Chamboredon, en un comunicado que acompañaba la consulta.
Dado que los enfermeros son indispensables para el funcionamiento del sistema de salud, “no podemos aceptar eso”, agregó.