El entusiasmo de Donald Trump por la línea editorial de Breitbart ha ido más allá: apenas el 17 de agosto anunció el fichaje de su director editorial Stephen K. Bannon como presidente ejecutivo de su campaña política. El pacto Trump-Bannon anuncia un cierre de campaña que ha hecho del refuerzo del discurso antiinmigrante una jugada clave a la que apostará el republicano de aquí al 8 de noviembre, cuando sucedan los comicios presidenciales.
Títular 1: “Extranjero ilegal acusado de asalto sexual por intentar violar a mujer discapacitada”.
Títular 2: “¿Esclavitud en Estados Unidos? Inmigrante mexicano forzó a ilegales a trabajar sin paga por 14 años”.
Títular 3: “Pederasta anteriormente deportado fue detenido por cruzar la frontera ilegalmente entre Estados Unidos y México”.
Ciudad de México, 11 de octubre (SinEmbargo/ VICE).- Estos son sólo algunos de los encabezados de Breitbart, un medio digital que ha disparado su número de lectores hasta llegar a los 31 millones durante la actual campaña presidencial en Estados Unidos. Mucho tiempo antes de que la candidatura presidencial del republicano Donald Trump fuera tomada en serio por otros medios, Breitbart ya tenía a Trump como su favorito, y el aprecio ha sido mutuo a tal grado que se han convertido en una alianza mediática.
Desde el 2012, Trump ha tuiteado su contenido 186 veces. Aunque parezca poco, eso significa que en casi dos centenas de veces el contenido pudo llegar a los casi 12 millones de seguidores que tiene el magnate en Twitter.
Pero el entusiasmo de Trump por la línea editorial de Breitbart ha ido más allá: apenas el 17 de agosto anunció el fichaje de su Director editorial Stephen K. Bannon como Presidente ejecutivo de su campaña política.
El pacto Trump-Bannon anuncia un cierre de campaña que ha hecho del refuerzo del discurso antiinmigrante una jugada clave a la que apostará Trump de aquí al 8 de noviembre, cuando sucedan los comicios presidenciales.
Esa alianza y su contenido puede ser peligrosa para el clima social en Estados Unidos, pues alentar a grupos racistas crea una plataforma popular para el odio hacia los latinos y otras minorías que iría más allá de las elecciones y, en el peor de los casos, llevaría a la violencia, según varios expertos consultados por VICE News.
Con Bannon a su lado, Trump tiene asegurada a la base conservadora que sigue su medio digital, pero aún así no ha quitado el dedo del renglón sobre sus promesas de deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos.
Un ejemplo de lo que Bannon puede hacer por Trump ocurrió horas después de la polémica visita del nominado republicano a México, la cual despertó la indignación de los mexicanos: el neoyorquino subió al escenario en Phoenix, Arizona, cuna del movimiento antiinmigrante estadounidense y en un acto de campaña en el que había más de 7.500 seguidores, algunos con cachuchas con el lema “Make America Great Again” [“Hagamos que EU sea grandioso otra vez”], presentó los diez puntos de su plan de inmigración.
El hombre de copete rubio y falso bronceado reiteró que construirán un “gran, alto, fuerte y hermoso muro” y “México pagará el 100 por ciento de la construcción. No lo saben aún, pero lo harán”.
A la par, atacó la propuesta migratoria de Hillary Clinton, su contendiente demócrata, de otorgar una amnistía migratoria que resultará, según el magnate, en “millones más de inmigrantes ilegales, miles de crímenes más violentos y horrorosos, y el total caos y la ausencia de la ley”.
Todo eso le mereció el aplauso virtual en Twitter de un ex Líder del Ku Klux Klan y otros grupos supremacistas a los que Trump con frecuencia ha difundido a través de las redes sociales.
Pero el broche de oro fue hacia el final de su discurso, cuando Trump aprovechó la atención mediática de las transmisiones en vivo para darle un espacio a las madres y padres de personas que fueron asesinadas por inmigrantes indocumentados.
Las llamadas “madres ángeles” —como él mismo las ha bautizado— subieron al escenario frente a una hilera de banderas estadounidenses flanqueando al candidato. Poco después todos corearon al unísono “¡U-S-A! ¡U-S-A!”. La atmósfera se tornó sombría cuando Trump invitó a una de las madres a hablar.
El hijo de Kathy Woods tenía 17 años cuando una pandilla de jóvenes de casi su misma edad lo mataron. Esto hace dos décadas, aunque no está claro por los reportes de la prensa el status migratorio de quienes lo asaltaron.
“Si el señor Trump hubiese estado en el poder entonces, nuestra frontera hubiera estado segura y nuestros niños no estarían muertos hoy”, dijo Woods.
En sus titulares, Breitbart reportó: “Donald Trump obligó a CNN a cubrir a las víctimas esta vez”. El reportaje señala que la última vez que las víctimas habían hablado en grupo fue durante la Convención Nacional Republicana a mediados de junio en Ohio. Y señala que en ese entonces la cadena televisiva retiró el protagonismo de la cobertura a los padres y pasó a los comentaristas, pero en esta ocasión no les quedó otra opción que transmitirlo, pues el candidato invitó a los padres a subir al escenario.
“Indiscutiblemente, estas víctimas son la razón por las que Trump existe como un fenómeno político”, escribió el reportero Joel B. Pollak.
Y hay mucho de cierto en esa afirmación: tomados de la mano, tanto Trump como el medio digital Breitbart han convertido a esas familias en el póster de su campaña desde el inicio, dándole constante cobertura a las víctimas. El mensaje es el mismo: la repetición de que los “extranjeros ilegales” tienen una tendencia a cometer más crímenes, porque quebraron la ley al atravesar la frontera.
Sin embargo, un estudio presentado el año pasado por el Consejo Americano de lnmigración indica que los inmigrantes, en general, tienen menor tendencia a cometer delitos que las personas nacidas en Estados Unidos.
El mensaje de Trump apela a un segmento del público norteamericano que tiene “actitudes racistas”, pero estaría avergonzado de confesarlas, explicó Jim Naureckas, editor y director de medios sociales para FAIR, una organización que vigila la imparcialidad y veracidad en los medios.
Trump ha logrado utilizar un truco retórico “convirtiendo el miedo racial en algo que tiene que ver con la ley y el orden”, agregó el periodista.
Esa narrativa resuena con la mitad de sus seguidores que piensan que los inmigrantes indocumentados son más propensos a cometer delitos graves que un estadounidense, según una encuesta realizada a mediados de agosto por el Centro de Investigaciones Pew. Otro 43 por ciento no está de acuerdo con esa afirmación y un siete por ciento optó por no responder esa pregunta.
En contraste, sólo un 13 por ciento de los simpatizantes de Clinton creen que los inmigrantes son más propensos a cometer delitos, mientras que un 84 por ciento piensa todo lo contrario. Sólo un tres por ciento no respondió la interrogante.
Utilizar el temor hacia un sector de la población que es usado como chivo expiatorio para hacer campaña no tiene nada de nuevo. Trump no es el primer político en tomar esas ideas prestadas para atraer votantes.
En el 2006, el congresista estadounidense Steve King, del Estado de Iowa, comenzó a circular información de que los inmigrantes indocumentados asesinaban a 25 estadounidenses al día.
Un análisis de esos datos reveló que King extrapoló incorrectamente datos del Gobierno federal sobre el número de inmigrantes encarcelados, según el Centro Legal para la Pobreza Sureña, una organización que investiga a los grupos de odio en el país.
Pero ese dato originado por King, según la organización, fue repetido numerosas veces por conductores de programas de radio conservadores, tratando de hacer que una mentira dicha mil veces se convirtiera en verdad. Esa dinámica se repite con Trump.
“La meta real de la extrema derecha es salir del margen al que ha estado confinada y que sus ideas lleguen a todo mundo, y en la campaña de Trump se les presenta una oportunidad”, dijo Naureckas de FAIR.
Breitbart completa la otra parte del binomio tras convertirse en la plataforma de la derecha alternativa —o “alt-right”— en la que Trump encuentra a fieles seguidores.
La “alt-right” no es un grupo homogéneo, pero está integrada por un universo de sitios digitales como el National Policy Institute encabezado por Richard Spencer, quien aboga por ideologías supremacistas y VDare.com, otro sitio que por años ha enarbolado mensajes antiinmigrantes.
Ambos sitios han cobrado notoriedad desde el boom de Breitbart, al punto de que la candidata demócrata Hillary Clinton hizo referencia a la derecha alternativa como una ideología racista emergente. En un discurso en Reno, Nevada, el pasado agosto, la exsecretaria de Estado dijo que Trump reforzaba estereotipos peligrosos popularizando a grupos de odio.
Breitbart se defendió inmediatamente repudiando esos comentarios. Anteriormente, en marzo, el medio publicó una guía que describe y define a esta ideología. En la descripción se distancian de otros conservadores y rechazan la etiqueta del racismo.
“Quienes están buscando nazis debajo de la cama, pueden quedarse tranquilos de que no existen. Por otra parte, simplemente no hay muchos de ellos y a nadie le caen bien y es muy poco probable que logren algo de importancia en la ‘alt-right'”, publicó Breitbart.
Pero esto no alcanzó para convencer a organizaciones como el Centro Legal para la Pobreza Sureña.
“Es un reempaquetado de la extrema derecha en la era digital”, opinó Mark Potok, uno de sus investigadores y más reconocidos expertos internacionalmente en grupos de odio. “Son racistas de traje y corbata”, agregó el experto que además es editor de la publicación Reporte de Inteligencia para esa organización.
Reviven teorías de conspiración
En los años 90, una teoría comenzó a circular entre grupos supremacistas: México tenía un plan secreto para reconquistar el suroeste de los Estados Unidos
La idea de esa conspiración nació tomando fuera de contexto el “Plan Espiritual de Aztlán”. Ese fue un pronunciamiento del movimiento estudiantil chicano que a fines de los 60 luchaba por los derechos civiles y la identidad de los méxico-americanos en Estados Unidos.
Glenn Spencer, el fundador de varios grupos antiinmigrantes en California, fue quien comenzó a difundir la idea de la reconquista, según fue documentado por el Centro Legal para la Pobreza Sureña.
Ahora, por más disparatado que suene, la teoría vuelve a cobrar nuevo vuelo. Y es gracias a Breitbart News.
En una entrevista de radio en abril, Lee Stranahan, un periodista de investigación de ese medio digital, explicó la teoría de Aztlán como parte de la motivación de una protesta en Costa Mesa, California, en contra de la visita de Trump.
“Es América versus Aztlán”, dijo Stranahan. El periodista elaboró un argumento, en el que decía que Aztlán era parte de un plan del establecimiento de la izquierda mexicana en Estados Unidos, que piensa que California y Arizona le fueron robados a México y deben ser recuperados.
La presencia de banderas de México durante los mítines republicanos y pancartas con el mensaje “¡Hagamos que América sea México otra vez!”, un juego de palabras al slogan de Trump, alimentó esa percepción.
Pero la explicación de Stranahan fue más allá: “Tienes hispanos mexicanos, un grupo que cree que Estados Unidos los oprime y se robó sus tierras, y tienes a los afroamericanos que creen que todo este país se construyó por su labor y quieren tener su propio país”, dijo.
Si bien Trump no ha hablado directamente de esta teoría de conspiración en su campaña, todo su discurso presenta trazos de ese concepto que apunta a que México está intentando invadir a Estados Unidos. Desde su caracterización de que los mexicanos que llegan por la frontera son la peor gente que tiene México, hasta la importancia de la construcción de un muro para frenar la llegada de esas personas.
Cada vez que los medios masivos reportan sobre alguna declaración de Trump —sea verdadera o no— el público en general que desconoce del tema está expuesto a ese mensaje, afirmó Angelo Carusone, vicepresidente ejecutivo del centro de información Media Matters.
“Si todos los días estás escuchando la última saga, la historia de lo que un inmigrante ha hecho, eso comienza a distorsionar tu perspectiva sobre esa comunidad”, agregó.
Pero el discurso va más allá de los hechos. Con su discurso también apela a un lado emocional y explosivo del debate migratorio, afirmó Carusone.
En 2015, el Centro Legal para la Pobreza Sureña detectó un incremento del 14 por ciento en la formación de grupos de odio en Estados Unidos. En el 2014, identificaron 784 y un año después el número ascendió a 892.
En agosto de 2015, Guillermo Rodríguez, un mexicano en situación de calle, fue golpeado severamente por dos hermanos. Poco después de la agresión, ambos dijeron a la policía: “Donald Trump tenía razón: todos estos ilegales tienen que ser deportados”.
Rodríguez en realidad contaba con documentos legales para estar en Estados Unidos y en una declaración preparada en la Corte dijo que, aunque hubiera sido indocumentado, tampoco merecía ser golpeado así.
VICE News solicitó numerosas veces entrevistas con Breitbart incluyendo a Alexander Marlow, editor en jefe del sitio. Una asistente de Bannon dijo que no se darían entrevistas.