No podemos beber dinero. La crisis del agua que estamos experimentando tiene repercusiones en los derechos humanos. La ONU estima que la falta de agua afecta a más de 3 mil millones de personas. En México tenemos una emergencia catastrófica, la gente literalmente se pelea para tener acceso al agua potable o causa bloqueos en carreteras como una forma de presionar al gobierno. Los más afectados son las personas de pocos recursos económicos, quienes a diferencia de las grandes fábricas no reciben concesiones federales que les den acceso especial a los acuíferos de la ciudad. Recursos naturales con los cuales, para empezar, en teoría no se debe lucrar.
La crisis del agua está aquí, y estudios medioambientales han señalado desde décadas que la ganadería industrial es uno de las principales actividades que tienen un mayor impacto terrible en el planeta, en la salud de los seres humanos y en la vida de los animales. La masificación de la crianza de animales para consumo nos está matando y el ritmo de crecimiento de la población hará cada vez más insostenible mantener una dieta a base de proteína animal. Con la crisis del agua también viene una crisis alimentaria, ya que para producir un kilo de carne, se necesitan entre 5 mil y 20 mil litros de agua de acuerdo al estudio hecho por The Institution of Mechanical Engineers del Reino Unido. La inviabilidad del sistema alimentario actual se ha señalado desde décadas atrás, sin embargo los gobiernos se han mantenido al margen favoreciendo el enriquecimiento de los empresarios ganaderos, quienes han puesto sus ojos en China.
China es un consumidor masivo de proteína animal debido a la occidentalización de su dieta. Se espera que incremente un 30 por ciento el consumo de carne a nivel mundial. La cantidad de animales que se necesitarán para estas cifras es inimaginable. Esto ha llamado la atención a los empresarios en todo el mundo pero todos debemos preguntarnos, ¿a costa de qué? De continuar contaminando y utilizando el agua potable, que hoy no llega a muchas personas. A costa de deforestar más espacios verdes, de lanzar aguas contaminadas a los mantos acuíferos, y del sufrimiento de millones de animales.
Vemos más mega granjas en nuestro país que han externado su visión de exportar carne de cerdo a China. Tenemos por ejemplo aquella en Yucatán que confina 48 mil cerdos que contaminan con sus heces y orina los mantos acuáticos. El agua se está yendo en cada bocado de carne y los vecinos de las granjas lo saben. No están nada felices y se han manifestado para detener este ecocidio. ¿Quiénes pierden? Sin duda los animales, quienes bajo este sistema se ven obligados a soportar una vida de sufrimiento y maltrato, y una muerte injusta y dolorosa. Pero también perdemos los seres humanos, quienes con estas acciones estamos destruyendo nuestro soporte de vida, agotando y contaminando el agua que, en la práctica, cada vez se vuelve más un privilegio que un derecho humano básico al que todos deberían de tener acceso.
Los gobiernos siguen ignorando las afectaciones que la ganadería industrial causa en el planeta, y siguen agregando más presión a los recursos naturales, empeñándose en mantener un sistema alimentario que no funciona para la supervivencia de nuestra especie.
Retomando a China, curiosamente ellos sí se están preparando para aminorar la dependencia de proteína animal de otros países, con un plan a cinco años para la creación de la “comida del futuro”, en el cual se plantean alternativas como carne cultivada y la recombinación de proteínas, entre otras cosas. ¿Qué es lo que el gobierno mexicano está esperando para tomar medidas similares? No parecen tener ningún plan para mitigar el impacto ambiental de la ganadería industrializada en nuestro país.
The Humane League México es una organización comprometida a eliminar el abuso de los animales explotados como alimento. Este abuso adquiere otras dimensiones con su impacto hacia el medio ambiente que cada vez se siente más en nuestra vida diaria. El camino para alcanzar esta meta es muy largo, pero todo suma. Te invito a difundir nuestras iniciativas para lograr cambios institucionales y a elegir una alimentación a base de plantas, que no solo es más compasiva sino más sostenible para el medio ambiente.