La mente ágil es clave en el son veracruzano para lograr la improvisación y lograr la característica vitalidad y alegría que generalmente transmite esta música.
Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbargo).- Dicen que la música de un lugar habla de cómo son sus habitantes y Veracruz es un lugar con mucho sabor, colores y alegría; el son jarocho es festivo, cuenta con algunas piezas nostálgicas pero sin duda es virtuoso y en él se lucen los decidores al interpretar versos ágiles.
Los instrumentos que se usan en el son jarocho con las jaranas, el arpa, el violín el requinto y mosquito, por mencionar algunos, cuando estos se unen resultan canciones llenas de sentimiento y felicidad del son jarocho.
El son es la música veracruzana y es resultado de la mezcla entre la cultura española, africana, los indígenas y el mestizaje. El intercambio comercial que se daba en el pueblo influyó en otros aspectos como la gastronomía y en el intercambio musical, este se daba desde instrumentos hasta cadencias. A finales del siglo XVIII el son jarocho fue el resultado del encuentro de diversos sonidos y ritmos; los marineros y arrieros le dieron el sello local con las rimas.
Destaca que se requiere de una mente ágil ya que la improvisación es una de las características más conocidas. Para bailar este son, las mujeres suelen vestirse con un traje de organza y gaza que lleva una blusa blanca sin mangas amplias y una falda plisada, además de mandil, abanico y collares. Los hombres usan una guayabera y un paliacate al cuello, pantalón, sombrero y botines blancos.