Por Júlia Talarn Rabascall
Santiago de Chile, 11 sep (EFE).- Cuarenta y dos años después del golpe liderado por Augusto Pinochet, que dio paso a una dictadura militar que causó miles de muertes y desapariciones, Chile sigue reclamando hoy justicia y verdad.
Cientos de personas desfilaron esta noche por las calles céntricas de Santiago, en la conmemoración de los 42 años del golpe militar que encabezó el dictador Augusto Pinochet que derrocó al Presidente Salvador Allende y que dio paso a una de las más grandes represiones en la región.
Diversas organizaciones de derechos humanos, familiares de víctimas de la dictadura (1973-1990) y la Unión Clasista de Trabajadores, entre otros, se manifestaron por la Alameda, la principal arteria de la capital chilena y siguieron rumbo hasta el Estadio Víctor Jara, donde llevaron a cabo en acto en memoria de los caídos.
El estadio Víctor Jara -antes de 2004 se llama estadio Chile- es un complejo deportivo chileno inaugurado en 1949 y situado a unas diez manzanas del Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo.
Recibió su nombre actual como homenaje al cantautor Víctor Jara, quien fue torturado y asesinado pocos días después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
Chile rindió hoy un homenaje a Salvador Allende en un acto ecuménico que encabezó la Presidenta Michelle Bachelet en la sede del Gobierno, el mismo lugar en el que Salvador Allende se quitó la vida y donde cayeron las bombas que incendiaron el señorial palacio de La Moneda. Al acto asistieron alrededor de 3 mil personas.
“Aún faltan seres queridos cuyo paradero debemos saber. Aún falta verdad por conocer y justicia por aplicar. Debemos derribar los muros del silencio que nos impiden avanzar”, aseveró la mandataria durante una ceremonia en la que se homenajeó al fallecido presidente Salvador Allende.
Según Bachelet, a pesar de todo el dolor sufrido, “Chile es mucho más fuerte que ayer”, pues ha aprendido que “el diálogo vale más que el enfrentamiento y el encuentro más que la distancia.”
“Todos nuestros actos deben fortalecer la convivencia democrática, porque sin ella no será posible enfrentar las grandes tareas que tenemos por delante”, unas palabras que más allá del contexto del golpe de Estado cobran un sentido especial por el crispado clima político que existe en el país.
Entre los invitados a la ceremonia estaba Isabel Allende, presidenta del Partido Socialista e hija del fallecido presidente, antiguos colaboradores de su Gobierno (1970-1973), los ex presidentes Ricardo Lagos y Eduardo Frei y parlamentarios, así como otros miembros de la familia Allende.
Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia fue cuando Bachelet, acompañada por Isabel Allende y otros miembros de su familia depositaron una ofrenda floral en el Salón Blanco del palacio presidencial, que recrea el lugar en el que Allende se suicidó.
La ceremonia, que empezó con una plegaria ecuménica, finalizó con un homenaje a los 38 funcionarios, colaboradores y escoltas de Salvador Allende que murieron defendiendo el Palacio de La Moneda y la democracia el 11 de septiembre de 1973.
El ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, que también asistió al acto, dijo a Efe que estas ceremonias son muy importantes para “poder mirar al futuro sin olvidar el pasado”.
Asimismo, hizo un llamado a la convivencia democrática, subrayando que “siempre es necesario reforzar la democracia” y recalcó la necesidad de “buscar los consensos y diálogos” necesarios para mantenerla.
La nieta de Allende, Marcia Tambutti, directora de “Allende, mi abuelo Allende”, el galardonado documental que se adentra en la realidad familiar más íntima del líder socialista, dijo a Efe que este aniversario del golpe fue “más duro que los anteriores”, pues el documental la acercó mucho más a la figura de su abuelo.
Afuera del Palacio de la Moneda, Agrupaciones de Familiares de las Víctimas, junto con otras organizaciones de derechos humanos, se congregaron frente a la estatua de Salvador Allende y la puerta por la que el mandatario acostumbraba entrar y salir de la sede presidencial, para rendir homenaje a las víctimas caídas durante el golpe.
Miguel Farías, uno de los supervivientes de la seguridad personal de Salvador Allende, quien el día del golpe tuvo que defender la residencia del presidente, dijo a Efe que lo ocurrido en esa fecha fue una “traición” y “el inicio de un retroceso que aún no se ha detenido”.
“Muchos de los supervivientes que luchamos hasta el final nos sentimos hoy menospreciados. Ninguno de los gobiernos nos ha tenido en cuenta y hoy estamos enfermos, viejos y solos”, denunció.
El dirigente de la coordinadora de expresos políticos Enérico García Concha denunció que los distintos gobiernos no han sabido “cerrar definitivamente los procesos”, por lo que la lucha por los derechos humanos sigue siendo “totalmente necesaria”.
“Vamos a seguir luchando tanto tiempo como sea necesario porque en Chile aún falta que se haga justicia y salga definitivamente toda la verdad”, sentenció. EFE