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Los repartidores de apps se unen para enfrentar la violencias de las calles, el acoso, accidentes...

11/08/2019 - 5:00 pm

En espera de alguna solución institucional efectiva, el colectivo no se ha quedado de brazos cruzados; después de consultarse con grupos de repartidores de Barcelona y aprender sobre sus modalidades de protesta, los mexicanos han adaptado ciertas acciones al contexto local. Desde hace dos meses publican en la página de Facebook del colectivo la Bitácora de Guerra: un registro de los accidentes en donde quedan involucrados repartidores. También cuentan con una base de datos sencilla que reúne información útil en caso de accidente: nombre del repartidor, teléfono, tipo de sangre, alergias o padecimientos específicos, nombre y teléfono de un contacto de emergencia. Por confidencialidad y seguridad, los datos son manejados sólo por un integrante del colectivo.

Por Caterina Morbiato

Ciudad de México, 11 de agosto (Pie de Página).– La llaman guerra: hablan de caídos, de lucha por la supervivencia, de duelos. Tres años después de que las aplicaciones digitales llegaran a monopolizar el negocio de las entregas a domicilio, un grupo de repartidores y repartidoras ha dado un nombre a lo que viven a diario en las calles de la Ciudad de México. Se trata del colectivo “Ni Un Repartidor Menos”, un esfuerzo de organización que surge hace menos de un año a raíz del fallecimiento de José Manuel Matías Flores, el repartidor de 22 años que fue atropellado por un tráiler a la altura de San Antonio y Periférico, en el centro de la ciudad.

En el momento del accidente, José Manuel estaba entregando un pedido de UberEATS: tenía solo tres días de haberse dado de alta en esta aplicación. Su muerte despertó la rabia de muchos repartidores y a los pocos días se organizó una rodada para conmemorar al joven y exigir más seguridad vial.

“La violencia vial que se vive en la Ciudad de México es gravísima. Y la estamos normalizando. A veces a los policías se les hacen tan cómico que un automovilista te aviente el carro, que se ríen en tu cara —cuenta Saúl Gómez, fundador e integrante de Ni Un Repartidor Menos. Ésta es una guerra vial y desgraciadamente lleva bajas, lleva familias que se deshacen. Lo que más nos duele es que no haya una previsión por parte del Gobierno”.

Saúl Gómez pide que se lleve a cabo un diálogo con las empresas de repartidores para que exista un seguro como el que recientemente aprobaron legisladores para las trabajadoras del hogar. Foto Duilio Rodríguez, Pie de Página

En espera de alguna solución institucional efectiva, el colectivo no se ha quedado de brazos cruzados; después de consultarse con grupos de repartidores de Barcelona y aprender sobre sus modalidades de protesta, los mexicanos han adaptado ciertas acciones al contexto local. Desde hace dos meses publican en la página de Facebook del colectivo la Bitácora de Guerra: un registro de los accidentes en donde quedan involucrados repartidores. También cuentan con una base de datos sencilla que reúne información útil en caso de accidente: nombre del repartidor, teléfono, tipo de sangre, alergias o padecimientos específicos, nombre y teléfono de un contacto de emergencia. Por confidencialidad y seguridad, los datos son manejados sólo por un integrante del colectivo.

“A través de los chats, anunciamos que estaremos haciendo el ‘Rayado de Mochila’ en algún punto de la ciudad. Nos encontramos con otros repartidores y repartidoras, confirmamos que estén activos en la aplicación y marcamos sus mochilas con el hashtag de “Ni Un Repartidor Menos” y con el número de registro. Por ahora tenemos 1200 pre-registros y 150 registros confirmados”, detalla Saúl.

“En un accidente te puedes quedar inconsciente y nadie sabe nada de ti. Yo, por ejemplo, soy alérgica al paracetamol: ¡imagínate lo que me podría pasar! —agrega alarmada Stephanie Rojas, repartidora de UberEATS de 35 años—. En ciertos casos las autoridades se pueden tardar hasta 72 horas antes de contactar a las familias. Por eso hicimos la base de datos”.

“Hay quienes dicen que rayamos muy feo las mochilas. Jajaja, pues a lo mejor tengo fea letra —bromea—, ¡pero esa fea letra alguna día te puede salvar a vida!”.

Stephanie Rojas es una de las promotoras para que los repartidores escriban en las mochilas datos importantes, tales como tipo de sangre, alergías a medicamentos y teléfonos en caso de accidente. Foto Duilio Rodríguez, Pie de Página

Con la reciente incorporación al colectivo de Stephanie, se hizo evidente que esta guerra tiene matices: no bastaba con tomar el pulso de los accidentes viales, en este tipo de trabajo el peligro toma formas distintas. Por experiencia personal y de otras colegas, Stephanie se dio cuenta que muchas repartidoras se enfrentaban con varios tipos de acosos y que estos se callaban sistemáticamente. Por su iniciativa nació la Bitácora de Acoso: la documentación de los distintos tipos de acosos que las repartidoras o los repartidores viven en un día laboral. El registro, si las personas que hacen la denuncia lo requieren, puede ser llevado de manera anónima.

UN MAPA DE ASALTOS

Antonio Moreno tiene 24 años y, como Stephanie, tiene pocos meses de ser parte de “Ni Un Repartidor Menos”. Cada día, salvo los sábados, cuando cursa su carrera en Derecho, sale de su casa en San Juan Ixhuatepec, más al norte de la Ciudad de México, y se encamina hacia las calles de Lindavista, de la Roma o la Nápoles. Usa una mochilota negra extensible que mandó a hacer para que los productos cupieran con más comodidad.

A Antonio le encanta hacer memes. Un día creó uno de un gatito con casco de ciclista y mueca de asfixia que decía: “cuando te vas ratoneando y el camión te avienta la humadera por el escape”. En los chats de repartidores el éxito fue fulminante. Antonio entonces decidió abrir la página de Facebook “Malditos ciclistas/deliverys”: una pequeña mina de memes que se disfruta sólo si se conoce un poco este mundo. Con el tiempo, pensó que su página podía ser útil para compartir también otro tipo de información y empezó a subir los testimonios de repartidores que habían sido asaltados.

Antonio vive en San Juan Ixhuatepec y asegura que llega a recorrer más de 40 kiometros diarios entre las horas de entrega y el traslado a su casa. Foto Duilio Rodríguez, Pie de Página

“Ninguna aplicación le da importancia a nuestra seguridad —subraya Antonio—. Quizás el mejor soporte sea el de UberEATS porque cuando le dices que no quieres arriesgarte a entrar a la tal zona, evalúan tu situación y pueden cancelar el pedido. Con Rappi no: su soporte ahora está en Colombia. ¿Desde ahí cómo pueden saber qué zonas son peligrosas y cuales no?”.

En un chat, alguien sugirió que se hiciera un mapa de los focos rojos. Antonio se puso a aprender como hacer uno, hasta que fue dando forma al “Directorio de fraudes e intentos de asaltos para repartidores”: un listado con las descripciones y las direcciones de asaltos, robos y fraudes. El mapa se enlaza a Google Maps y los repartidores pueden checar si se están dirigiendo hacia un potencial peligro. Desde su lanzamiento, esta herramienta en continua actualización ha circulado en los grupos de repartidores y repartidoras; acumula unas 24 mil visualizaciones.

EL ENCUENTRO CON LA EMPRESA

El 19 de julio, Rappi se acercó a “Ni Un Repartidor Menos” a través de su página de Facebook. La empresa expresó interés de reunirse con una delegación de repartidores para platicar acerca de los temas más sensibles que el colectivo ha logrado visibilizar. El encuentro se concretó la mañana del pasado 24 de julio; debido al temor de las represalias que Rappi ha aplicado en el pasado —como las desconexiones de varias cuentas de repartidores durante el caso de las “deudas fantasmas” del año pasado, varios repartidores prefirieron no asistir. Finalmente, sólo dos integrantes del colectivo accedieron a reunirse con los dos ejecutivos del área de operaciones de la empresa.

El lugar escogido para la plática no ha sido casual. Los repartidores propusieron que fuera en el cruce de las avenidas Río San Joaquin y Lago Hielmar, donde Ximena Callejas, joven de 20 años que trabajaba como repartidora de Rappi, fue atropellada por un tráiler de la empresa Modelo el pasado 4 de mayo. Ahí, sus compañeros y compañeras colgaron una bici blanca en su memoria.

Según Saúl Gómez, quien participó en la reunión, los representantes de la empresa se mostraron atentos a las problemáticas de los repartidores. A partir de agosto, la empresa debe gestionar un nuevo seguro que cubra a los repartidores durante todo el tiempo que estén conectados a la aplicación y no sólo en caso de estar realizando la entrega de un pedido.

Ante los casos de acoso reportados en la Bitácora, los ejecutivos de Rappi plantearon la posibilidad de activar una línea de emergencia que funcione a través de la misma aplicación. También expresaron el interés de incorporar el mapa de fraude y asaltos al mapa de la aplicación para que los repartidores sepan si la entrega coincide con una zona peligrosa.

Los repartidores aprovecharon el encuentro para proponer que, en horario nocturno y en áreas de alto riesgo, los repartidores puedan cancelar el pedido sin tener que ser penalizados con dos horas de desconexión de la app.

Pie de Página solicitó entrevista a Rappi sin haber obtenido respuesta al momento de la publicación de este reportaje. En caso de aplicar algunos de las mejoras que se mencionaron durante la junta, la guerra de los repartidores y repartidoras podría encontrar un alivio. Por ahora parece que ganaron una batalla. Falta que la empresa cumpla.

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